miércoles, 29 de junio de 2022

DOÑA MARÍA TERESA CASTILLO DE HERNÁNDEZ EN LA HISTORIA DEL CORREO DE VILLA DE CURA

 

                           María Teresa Castillo de Hernández. Foto archivo don Félix Hernández

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Por Oscar Carrasquel


Porque Dios me dio amigos buenos como don Félix  Hernández Castillo con quién compartimos y aprendimos muchas cosas  de la vida cotidiana de nuestro pueblo, en la búsqueda de los infinitos años de la juventud, es por .lo  que venimos hoy a referirnos  ligeramente sobre la presencia de una mujer sencilla y amable  del siglo pasado quellevó por nombre doña María Teresa  Castillo de Hernández, una dama perteneciente a la vida social villacurana de la cuarta  década del siglo xx.

Existían en La Villa en aquella época las escuelas Unitarias de Rafael Delgado Oliveros, la de don Manuel Hernández con sus oportunas enseñanzas, y otra de  doña "Pepita Peraza". En estas escuelas se aprendía las primeras lecciones leyendo en el recordado  "Libro de Mantilla", y en la época que a los discípulos desatentos al maestro le podía dar pellizcos, como adirma el maestro Gallegos en su novela, "las letras entran con sangre".

Vale decir que en 1928 fue fundada la legendaria escuela para hembras "Teresa Carreño". En noviembre de 1926 abrió sus puertas la Escuela Federal Arístides Rojas para varones. Por este motivo se fue reduciendo la presencia de las escuelas Unitarias, pero siguieron apareciendo. En años siguientes abrieron aquellas fundadas por misia Angelina de Roldán, doña Antonia Rodríguez de Bolívar y las hermanas Poleo. Hablamos que las posadas más antiguas que habían en La Villa fueron  la de las hermanas Rachardell y la pensión  de doña Juanita Echangarai, conocida también como "Juanita las tres lunares", que estuvo en la calle Páez cruce con doctor Rangel.

A estás pensiones llegaban los que venían del llano guariqueño y apureño .  Además de posadas eran rancherías de palma  en cuyo solar pernoctaban en la noche las  carretas de  mulas, caballos y arreos de asnos. Todo eso que me contaba mi amigo Felix Hernández se me quedó grabado en la mente.
En  esa etapa casi rural   de aquella Villa de San Luis de mediados del siglo pasado la Oficina de Correos estaba ubicado en una casona tipo colonial muy llamativa de grandes espacios en la calle Comercio frente a la plaza Francisco de Miranda, a la vez era casa de habitación de la familia Hernández Castillo. Al frente había un aviso visible dónde se leía *Correos de Venezuela". En el mismo terreno está  construido  lo que es hoy el  Centro  Comercial Plaza.

Doña María Teresa era asidua participando en los retiros espirituales y  misas en la Iglesia católica. Recordamos que en los años de las décadas del 40 y 50  el cura párroco que se conocía para la Eucaristía y presidia las procesiones del Santo Sepulcro en Semana Santa era el doctor Lucio César Castellanos.

Doña María Teresa de Hernández, como queda dicho, desempeñaba la difícil tarea de ser la encargada de la Oficina de Correo de Villa de Cura. Fue una persona apta y  preparada movida por el cumplimiento de sus obligaciones y deberes, nativa de la población de Tocuyito estado Cojedes, desde muy joven se radicó en Villa de Cura, practicaba la confección de ropa para sus hijos; contrajo nupcias
con el villacurano don Manuel Hernández Utrera, de cuyo matrimonio nacieron Manuel Enrique, Ana Teresa, Estela María, Juan Bautista,  Félix Lisandro, Carmen Teresa y Ana María (Mery). 

El apellido Hernández era uno de los  más abundantes relacionados con la educación y el comercio agrícola y pecuario en este ámbito aragüeño. Después de casada doña María Teresa de Hernández permaneció largos años de servicio al frente de la Oficina de Correos de La Villa brindando atención a la población que no era tan grande,  podríamos decir que su mayor mérito fue la constancia y su espíritu de servicio.

Los carteros encargados del reparto de correspondencias en la década del 40 cuyo trabajo realizaban a pie fueron los jóvenes Remigio Marchena, Rómulo Bermúdez que llegó del llano y La Villa le dio cabida,  Teodoso Ríos y José Ramón Coronado. El trabajo de los repartidores de cartas era reforzado con la figura del Posta, el cual  era desempeñado por un joven llamado José Leocadio Villalobos que se caracterizaba por tener a su cargo llevar  y recoger las valijas  en las oficinas de los pueblos circunvecinos. Esta destacada figura del Posta no se trasladaba a caballo como antes, sino  en los viejos autobuses de la Línea Demócrata como medio para realizar su trabajo. Cómo hemos escrito en columnas anteriores la Oficina de Correo servía para hacer transferencias de dinero ante la ausencia de entidades bancarias en la población.
A finales de la década del 40 asume la jornada  como regidor en el Correo, por designación del Instituto Postal Telegráfico (IPOSTEL), el barinés de Sabaneta don Salustiano Yusti Prieto (1898 Sabaneta-1987 Villa de Cura).
Este  oficio de abnegación como fue la rectoría del correo  llenó algunos espacios importantes de la vida de doña María Teresa Castillo de Hernández. Lo que buscamos con estos escritos es que la nueva generación sepa de la evolución de la ciudad y por dónde hemos pasado en este largo discurrir del tiempo vivido. Hoy aquellas postales que recibíamos actualmente de todas partes del mundo llegan por Internet, el progreso y  los avances en comunicación terminó con el correo tradicional.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis Junio 2022 

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