viernes, 15 de julio de 2022

¿QUE SIGNIFICADO TENÍA LA FRASE "LUNES DE ZAPATERO"?

                                Don Fulgencio Silva. Modelo de los zapateros en Villa de Cura. Foto álbum


Por Oscar Carrasquel


El  lunes, era un día sagrado para los alpargateros , abandonaban  la faena por  ser un día de asueto semanal, seguido del domingo que como es harto sabido es día de descanso obligatorio. De ahí la  viejísima y conocida frase que reza “Lunes de Zapatero” que muchos convirtieron en refrán.  Un día de descanso adicional  para todo aquel que fabricaba o arreglaba zapatos, pero igualmente válido para los artesanos que elaboraban alpargatas.

Antiquísima es la conocida frase “Lunes de Zapatero”. Es bueno recordar que las fábricas de alpargatas aquí en Villa de Cura,  de la cuales existían más de una docena, acataban y respetaban la vieja tradición y  concedían parada  a sus operarios el lunes de cada semana. Así como también los  restauradores independientes de calzado que trabajaban en la calle o  en un zaguán..

Surgido de la fábrica de zapatos de un inmigrante proveniente de Italia que se llamó  Don Giuseppe Socco,  de aquella vieja Villa de Cura de los años 50 que ya se nos escapó, viene don Fulgencio Silva.  “Don Fulge” (como le decimos cariñosamente). De ser fabricante de calzado ahora cambió de aire, pasó  a sustituir suelas, tapitas, coser y aplicar betún  para resucitar calzados usados en  un local de la calle Comercio. Ahora en su nueva dirección en la urbanización Funda Villa donde los clientes le siguieron..  

Fulgencio un poco nostálgico nos ofrece su versión en relación con el significado de la reconocida frase “Lunes de Zapatero”. Afirma que estos artesanos   se ocupaban los  domingos del saneamiento del área de taller, remojaban y preparaban la suela, aprovechaban para encerar el pabilo y afilar los aparejos de corte y cosida; esto les daba derecho a librar el día lunes. 

Eso se perdió –me dice este catire- desde los años 80, la industrialización y proliferación de tiendas de modas y líneas de calzados acabó con la vieja tradición de “Lunes de Zapatero”..

No era nada raro que  zapateros y alpargateros utilizaran la prolongación  del descanso semanal para la sana diversión, como ir a bañar sus cuerpos a las corrientes de los riachuelos,  y bien temprano el lunes se mudaban para “La quebrada de Píritu”, un paraje silvestre que queda en la vía San Juan de los Morros, donde  pasaban todo el santo día. Se llevaban en una cesta la provisión esencial para un hervido, pero  muchas  veces el mismo riachuelo y San Rafael (el Santo pescador) les proveía de coporos, corronchos y palambras para el fogón.

De repente cargaban con dos desplumados gallos de raza recolectados por “Maestro Zurdo” Rojas, de aquellos que quedaban fuera de combate (el domingo) en la gallera de Don Pio Silvestre Zapata en la calle Guárico; con estos espueléricos preparaban un sancocho y al atardecer  se retiraban, no sin antes dejar todo limpio.

Ya no están en la vida,  se marcharon casi todos  con sus sonrisas a flor de labios aquellos reconocidos alpargateros de La Villa que, conocieron el arte de divertirse con poco dinero,  supieron albergar y trasmitir amor y solidaridad. Se fajaban  duro el resto de la semana pero también vivieron los momentos exquisitos que les brindaba el  famoso “Lunes de Zapatero”.
Qué bueno que estuvieran para que nos pudieran deslizar tantos episodios, anécdotas y peripecias aquellos que se ya se elevaron al cielo pero dejaron  huellas que no las borra el tiempo que fluye; entre  aquella cuerdita de siempre recordamos a Antonio Martínez Santaella,  Alberto Pérez “El gato”;  Melquiades López “Casaguito”;  Marcelino Blanco “El mono•;  Dimas Zambrano “El Chivo”;  Emiliano Rojas “Maestro zurdo”; Rosendo Martínez  “Roso el cochino”; Julio Criollo “El negro criollo”;  Pablo Rondón; Eduardo Rodríguez “Conejo”, Luis Rojas, “Cabeza fresca” y Justo Ilarraza “Carehacha”, y otros que no tenemos en la memoria. Vivían aún en La Villa, con sus pisadas, cargados de años, mis buenos amigos Ernesto Rojas y Julián Rojas.   

Buena parte de la humanidad se interesa por saber sobre aquellas cosas que han pasado  en el tiempo y que no se borran de la memoria.  La juventud de ahora  se preocupa en saber el porqué de la criollísima frase: citada, aunque la modernidad nos haya erosionado la vida.

Esa costumbre de no laborar los lunes ya se ha perdido con el tiempo. Uno a veces cierra los ojos y se pone a pensar en aquella romería de familias enteras que tenían la costumbre de salir sin peligro alguno,  en autobús o vehículos particulares, desde La Villa para el río Guárico, a pescar y a darse unas cuantas zambullidas en aquellas pozas, desde que despuntaba la mañana hasta que oscurecía  el sol de la tarde.
                                            

                                                                                                                               Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, julio 2022



 

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