Por Oscar Carrasquel
Un hablar claro y parsimonioso en tono doctoral adornaba la personalidad de Manuel Ramón Ceballos, sembrado en la memoria del pueblo villacurano sencillamente con el cariñoso apelativo de “El Bachiller Ceballos”. Así se le conocería por el resto de su vida. De contextura delgado, regular estatura, pelo rapado. serio, tranquilo de espíritu, callado; aunque siempre andaba de pasos apresurados para llegar temprano a su trabajo. Sabía combinar muy bien la música y la amistad con el humor. Era poseedor de una memoria enorme y de una elegante y fina caligrafía.
Leímos algunas líneas de amables evocaciones escritas por don Pedro Ezequiel González en las páginas de la Revista Expresión donde nos cuenta muchas figuras de su anecdotario, y vivencias imborrables sobre el discurrir de la vida de este talentoso coterráneo vinculado a la educación pública y a la administración de litigios judiciales, cuando estuvo nombrado como Secretario del Juzgado del Distrito Zamora del estado Aragua. De manera que lo de "Bachiller" no fue de balde.
Había nacido Manuel Ramón Ceballos en Villa de Cura el 3 de junio de 1915. Criado en un hogar picoteado por la pobreza, la de antes, muy distinta a la moderna. Sus primeras letras las aprende en la Escuela Unitaria Numero 35 del Estado Aragua, regentada por las hermanas Briceño; aquellas antiguas escuelitas para ricos y pobres donde se aprendía desde edad temprana a ser buenos ciudadanos, completando su sexto grado de primaria elemental en la escuela Federal “Arístides Rojas”. Posteriormente le toca viajar a Caracas a seguir estudios superiores donde se gradúa como Maestro Normalista en el Instituto Manuel Antonio Caro...
Es bueno recordar que para el año 1950, entre toda la legión de educadores de antonomasia en Villa Cura existían solo tres maestros graduados de Normalista nacidos aquí en esta tierra bendita. La población según Censo Nacional de 1950 se calculaba en veinte mil almas. Ellos fueron Manuel Ramón Ceballos, el primero, graduado en la Escuela Normal “Miguel Antonio Caro” de la capital de la República en 1934. Le siguieron la señorita Rosa Amelia Flores Chapellín, quien realizó sus estudios en el Colegio Santa María de los Dos Caminos Caracas graduada en 1946, y la maestra Cira Esáa Ramírez, graduada en la Escuela Normal Gran Colombia de Caracas en 1949. Sin menoscabo de los otros educadores que posteriormente lograron su meta al graduarse profesionalmente en el Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio..
Manuel Ramón Ceballos fue formador de una familia respetada y querida cifrada en la virtud, con su labor educativa supo contribuir a la formación de nuevas generaciones de villacuranos. Vivió junto con su familia, cuando lo conocimos, en una casa de zaguán de las antiguas, enladrillada, situada por la calle Rivas Castillo. Vecino y muy amigo de las familias Jaén Díaz y Cordero Adames.
Este educador y funcionario del poder judicial fue un hombre de talento y de exquisita educación, lector empedernido. En los años 50 en adelante el Bachiller Ceballos era una atracción como orador en los incontables actos públicos que se desarrollaron para conmemorar las fechas Patrias. Eventos que organizaba el Concejo Municipal del Distrito Zamora con regularidad en el recinto de la cámara y en la plaza Bolívar de Villa de Cura.
Su carrera como docente no fue muy extensa. Una vez graduado de bachiller recibió nombramiento como maestro de aula de primaria elemental en la escuela “Arístides Rojas”. Primero ejerció en la “Escuela Estadal Número 36”, ubicada en casa alquilada en la Parroquia Las Mercedes. Y por último formó parte del personal docente en la escuela “Felipe Guevara Rojas” en la ciudad de Maracay.
Hubo una vez que le llegaron ganas de alejarse de la rutina y quiso cambiar de oficio. Retirado del magisterio por su propia decisión fue llamado en 1948 durante el gobierno democrático de don Rómulo Gallegos, por orden del presidente del Ayuntamiento a ocupar la Secretaría del Concejo Municipal del antiguamente llamado Distrito Zamora, con su capital Villa de Cura. No me fue fácil obtener el nombre del presidente de la Cámara Municipal de entonces, un testimonio de calle me indica que lo presidía el médico internista José María Carabaño Tosta.
Manuel Ramón Ceballos contrajo nupcias con doña Carmen Micaela Martínez Guirados, conocida llanamente como “La Morocha”, de cuya unión nació una hija de nombre Carmen Josefina Ceballos Martínez de Morales, casada con el larense Roberto Morales. La familia se extendió en dos nietos Manuel Morales Ceballos y Hernán Guillermo Morales Ceballos.
Estuvo casi toda su vida ligado de las intriguitas en un tribunal, lo conocía como si fuera su propia casa. En 1949 entró a la Judicatura como secretario del Juzgado del Distrito Zamora adscrito a la Circunscripción Judicial del Esta Aragua. Cuando eso su titular era el señor Francisco Coelles Briceño, de grata memoria. Además fueron continuadores como titulares de este Juzgado, juristas muy buenos como don Candelario Matos, don Víctor Ángel Hernández, don Víctor Manuel Rojas, don Aníbal Martínez, abogado Héctor Palacio Bolívar, abogado Castor Martin León Adames y doctor Pedro Cárdenas Zamudio.
Uno de sus grandes amigos y subalternos fue don Ramón María Acosta quien se desempeñó una cantidad de años como Alguacil del Tribunal. El sempiterno secretario del Juzgado se expresaba muy bien de la importante misión y eficiencia de Ramón María Acosta.
Poseedor de una biblioteca rica en volúmenes donde se empapaba de las cuestiones del Derecho y sus diferentes normas y características. Admirador de las artes, la cultura y el deporte. Desde muy joven fue un amante de la música clásica renacentista. Al frente de un cuarto exhibía un armario siempre repleto de discos en acetato de los mejores compositores y orquestas de la antigüedad, del clasismo más prolífico como Ludwing Beethoven. Friedrich Haendel, Antonio Vivaldi, Sebastián Bach, Amadeus Mozart, Frederic Chopín… Animaba siempre una especie de peña musical para oír música clásica; entre los tertuliantes y escuchas de estos sensibles conciertos, se reunían el propio Bachiller Ceballos, Pompeyo Rodríguez Alayón, el poeta Jesús Esáa, Froilán Aguirre, Ignacio Acosta Gadea, Víctor Cabrera, Emilio Guevara, Enrique Barreto y su hermano Raúl Barreto, y otros que los acompañaron.
Fue jubilado en 1982 por haber completado 32 años de servicio trabajando dentro de la judicatura, naturalmente para el Ministerio de Justicia. Sus amigos cercanos bromistas lo definen como un hombre muy metódico sin ser un santico, amante de la belleza femenina y admirador de las cualidades del Dios Baco el de la mitología romana.
Su fallecimiento sumó suficientes motivos de tristeza entre sus cuantiosos amigos, y abrazos de solidaridad a sus familiares que enfrentaron la gran prueba. Su enfermedad hizo que muriera justamente en el sector de Funda Villa al noroeste de la ciudad. Se despidió de la vida el Bachiller Ceballos en Villa de Cura un día de San Valentín el 14 de febrero de 1997.
El Bachiller Ceballos con sus actos fue uno de esos villacuranos que nunca se va, que jamás se hunde en el olvido. Nos queda el recuerdo de este ciudadano de tantas virtudes que por designios de Dios le tocó adelantar el viaje primero; trabajador incansable, tribuno de mente brillante, honesto y eficiente servidor público sin mácula, al modelo de antes, cuando serlo constituía una lección para tantas generaciones de villacuranos.
Descanse en paz Bachiller Ceballos.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, enero de 2021
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