Nuestro pueblo también tiene su historia menuda, entre ellos
sus sitios o parajes populares. Desde que llegó la modernización y se construyó
la moderna Avenida Paradisi despareció un sitio muy emblemático en dicha vía
que, la sociocultura de Villa de Cura en la década del 50 bautizó con el nombre
de PUENTE LA LOCA. De manera que tiene más de medio siglo de historia.
Se trata de un pequeño cuadrante que según la nomenclatura
de la ciudad se encierra en el cruce con la calle que da paso al estadio Ramón
María Acosta y al hospital. Todavía la gente que tiene que aportar una
dirección de un negocio de ferretería y de un edificio de apartamentos que
funciona al lado norte de la Paradisi, te indican: “al lado del puente La Loca”.
Resulta que en plena avenida debajo de la pasarela, entre
las paredes de cemento, se apostaba una
mujer de vida enigmática en medio de la más absoluta pobreza. Se cree que
estuvo radicada en cualquiera de los cinco barrios de La Villa y quiso
refugiarse en el silencio de aquel paraje. Otros afirman que había sido dada de alta de un psiquiátrico. Tenía
una apariencia callada, despeinada, descalza y con una vestimenta relativamente
limpia. A la humilde mujer los habitantes comenzaron a apodarla “La Loca”. El nombre y el apellido verdadero
nunca lo revelaron.
La “loca” hacía milagros para conseguir la comida, en el
mismo perímetro, cocinaba, lavaba la ropa y sus utensilios de cocina y hacía su
necesidad elemental auxiliada por una quebrada cantarina de aguas residuales que
traspasaban por debajo del puente. En los mediodías calurosos flotaba en su
verde orilla como si estuviese en la playa. El tiempo pasaba y la “loca”
permanecía aquí sin meterse con ninguno.
En las tardes y noches caminaba por los alrededores y se
sentaba en los estribos del puente, aprendiendo a descifrar las noches de luna
y de tempestades, viendo quizá las curvas del camino de su juventud, el paso de los automóviles y saludaba a todo
el que pasaba por el frente.
Según la memoria de algunas personas consultadas, días atrás,
por boca de unos contertulios me enteré que
murió por uno de esos accidentes de carretera. Después, la gente supersticiosa
pasaba a pie por allí con cautela, sobre todo en altas horas de la noche.
Dice la mitología
criolla de la época que una señora
vestida de blanco salía ahí en ese sitio favorecida por la semi oscuridad de
cualquiera noche, seducía a los hombres jóvenes y viejos. Lo cierto es que se
trata de un lugar de mucho tránsito donde se siente el suspirar del viento, muy
nombrado pues los autobuses tienen marcado en su ruta el “Puente La Loca”, el
paso donde quedaron marcadas sus huellas en la puerta de entrada de aquella Villa
de Cura del pasado reciente, capital del municipio Zamora estado Aragua.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, julio 2022
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