Foto tomada del archivo de Ramón Alfredo Corniel
Por Oscar Carrasquel
A lo largo de su historia reciente Villa de Cura tiene una larga y
sostenida tradición gastronómica en la elaboración de comidas y dulcería
criolla; esto desde tiempos remotos por gente que ha nacido en este suelo y
también representado por otros que han llegado de otros lugares. Este hecho nos
animó a escribir hace poco, una columna titulada "Vengan que tenemos Dulces" y
sobre aquellas mujeres especialistas en la preparación de alimentos de nuestra
cultura culinaria.
De la generación reciente nos vamos a referir a la matrona Berta de
Arias quien recientemente dejó una estela de dolor en el conglomerado
villacurano dónde gozaba del aprecio y cariño desde hace muchísimo tiempo, por
el lamentado anuncio de su partida física. Ella cubrió a la histórica calle Páez del
olor a dulces que proveía desde la puerta de su casa en las diversas
celebraciones. Podríamos decir que es un recuerdo y una leyenda. Berta Isabel Rodríguez
nació en jurisdicción del Municipio Zamora el 8 de agosto de 1930 en un
asentamiento campesino denominado “El Perú” ubicado en la carretera que conduce
a la ciudad vecina de San Juan de los Morros, cerca del sector El Carmen.
Hija de doña Cleotilde Nieves. Su padre un labriego que se llamó Alberto
Rodríguez. Queda huérfana de madre a los 8 meses de nacida quedando al cuido y
protección de su familia materna, sus dos tíos llamados Juan Nieves y doña
Amalia Reyes la trasladan a Villa de Cura, ciudad donde vivió el resto de su
vida. Siendo una niña de 7 años, más o menos, fue escrita a cursar la educación
primaria en la escuela para hembras "Teresa Carreño" de Villa de
Cura.
Terminado su paso por la educación elemental, cuando un 6to grado era como un bachiller de la República. En
aquella época que no había bastantes maestros graduados de normalista, comenzó
a trabajar como maestra preceptora de la formidable Escuela Rural No 224 al
final de la calle Páez, la fundada y regentada en el siglo pasado por la
destacada educadora Josefina Rojas Lovera.
En cuanto a la realización de oficios asociados con la cocina y
preparación de tortas y la dulcería criolla tradicional, le vino al comienzo
por la vinculación a estas artes en el seno de sus familiares. Allí le enseñaron a
trabajar desde temprano como se acostumbraba antes. Después se hizo diestra en
la Escuela de Artes y Oficios ubicada en la calle Bolívar hoy instituto Leoncio
Martínez, donde realizó cursos de costura, floristería, repostería, bordado, panadería,
piñatería y la elaboración de dulcería y comida criolla y foránea.
La señorita Berta Rodríguez tomó estado con el ciudadano Cristóbal
Arias, el matrimonio procreó un total de 10 hijos, 2 hembras y 8 varones. Acababa de cumplir sus 92 años de recorrido y de lucha incansable con el rostro ya reseco por el paso del tiempo. La familia se
multiplicó en 17 nietos, 27 bisnietos y 3 tataranietos. Según nos pudimos
informar estuvo vinculada a una sociedad de artesanos y dulceros del municipio
Zamora conjuntamente con Aleida de Macero, Beatriz Blanco, Arturo Gómez y Belén de Albano.
Berta de Arias fue una mujer muy conocida por sus pasteles y dulces
criollos, los hacía de higo, lechosa, toronja, hacía majarete, especialista en
el carato o chicha criolla, en la hechura de las tradicionales hallacas y
bollos para la temporada decembrina. Y por encargo preparaba pasapalos y otras
delicias para eventos especiales.
El catolicismo fue su religión predominante durante toda su vida. La
señora Berta fue conocida como catequista y por practicar un trabajo filantrópico
en la Iglesia San Luis Rey y la Casa Parroquial al lado de la señora Mariana Ramírez
de Storaci, cumpliendo una promesa de suministrar alimento todos los años
durante las festividades religiosas de la Peregrinación, en reverencia a la
advocación de la madre María la Virgen de Lourdes, aliviando la necesidades a
los peregrinos que bajaban de la Sierra del Sur de Carabobo y Aragua. Y también
de personas menesterosas.
Entre los reconocimientos recibidos figura la "Orden San Luís Rey" y la "Orden Ciudad de Villa" de Cura en su Tricentenario, además de medallas y diplomas por instituciones públicas y privadas..
Su resumen curricular en cuanto a la práctica de la gastronomía fue
bastante amplio, todo el mundo en Villa de Cura la conoció y la trató. Su
nombre es muy familiar en la colectividad villacurana donde gozó del aprecio de
todos. Bien vale decirle una oración por su eterno descanso hoy 9 de octubre 2022.... Si bien ella
estuvo siempre cerca de Dios, seguro que hoy
estará mejor en su presencia. Que
en paz descanse su alma.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, 09-10-2022
Agradecido por la nota de la familia Corniel-Varganciano
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