martes, 16 de enero de 2024

SOLO DOS MUJERES ALCANZARON EL TÍTULO DE "OFICIAL UNO" EN EL RAMO DE LA ALPARGATERÍA

 

 

                                              Genoveva Ortega de Ybarra. Foto archivo familiar


Por Oscar Carrasquel

 

Fueron contadas las damas que consiguieron esa jerarquía en Villa de Cura. La dos primeras y únicas mujeres que conocimos alcanzando esa jerarquía de Maestra de Alpargatería, a quienes también se le nombra como “Oficial Uno”, se llamaron doña Genoveva Ortega de Ybarra y doña Lucrecia Cusati que se convirtieron en historia.  En el ramo de la manufactura de alpargatas había que tener mucho guáramo. Existieron solo dos a lo largo y ancho de nuestro pueblo cargadas de conocimiento y de emplazamiento para alcanzar esa especialidad,  el cual era desempeñado exclusivamente por hombres. "Oficiales Uno" fueron el viejo roble Jesús Maury, Rafael Correa y Julián Rojas, entre otros. Perdón por otros que no nombro.

En una casa solariega ubicada en  el  la calle Páez, sureste, como quien va para el sector Las Tablitas, tuvimos el honor de  conocer a doña Genoveva Ortega de Ybarra. En ese tiempo la pequeña economía de La Villa, en buena parte, dependía  del comercio mayor y al detal de la criolla alpargata. El solar siempre estaba con el inconfundible olor a suela curtida. Tuvo  alpargatería en su propia casa debajo de unas matas trabajando todos los días de la semana junto con otros artesanos de aquí de La Villa y los que llegaron provenientes del estado Lara. Menos el lunes el día de parada. 

Doña Genoveva Ortega (1911 La Victoria/1977 Villa de Cura) desde el preciso momento que llegó de la ciudad de La Victoria, su lugar de nacimiento, se dedicó en cuerpo y alma a un oficio útil de la preferencia masculina, a la alpargatería. Llegó a ser en esencia, desde aprendiz hasta desempeñarse como “Oficial Uno” del ramo de la alpargatería; una dama que sabía todos los secretos para darle forma a este calzado tradicional de Villa de Cura. Eran pocas las mujeres que realizaban este trabajo. Una dama bien seria, sencilla en el trato, solidaria,  con una voz de mando inconfundible. Los días de parada se ponía a hacer dulces para la venta. Con este trabajo echó a sus hijas adelante. Ellas son las conocidas maestras Gladys Ybarra de Varganciano y la profesora Belén Ybarra.

Doña Lucrecia Cusati. Foto álbum familiar

La otra matrona de espíritu batallador que tuvo su propio taller de fabricar alpargatas  en el solar  de su casa ubicada en el barrio las Tablitas, al sur de la ciudad, fue doña Lucrecia Cusati. En su taller solo mandaba una voz femenina. Doña Lucrecia era oriunda de Villa de Cura donde vio la primera luz del mundo 18 de octubre de 1926, en el seno de un hogar humilde constituido por don Marcos Reyes y doña Filomena Cusati. 

Entre sus numerosas dotes para ser calificada como “Oficial Uno” estaba lo siguientes:   sabía seleccionar y curar la suela, trazaba, cortaba, cosía, ablandaba el cuero con una maceta, pasaba el rulo, marcaba medida, hasta el proceso final del calzado que era la comercialización.  Sus conocimientos perduran como un legado en el barrio Las Tablitas, pues fue  madre formadora de mujeres y hombres de bien enseñaba a los más jóvenes de los artesanos, su siembra fue generoso y fructífera. Muchos artesanos de la  alpargata  pasaron por sus manos. Su casa que fue como una  escuela de emprendedores y la vez una pequeña empresa familiar.

Cuando hablamos de la alpargata villacurana  no nos estamos refiriendo a  un calzado de cualquier variante, como ahora que las hacen de lona y suela espuma, sino que estamos hablando de la antigua alpargata de capellada negra, de talonera y trenzas laterales, con plantilla de suela y de marca registrada, hecha por artesanos villacuranos totalmente a mano.

Hay que agregar que en la década de los años 50s y 60s, trabajaron en su taller muchos hombres de aquí y otros venidos de localidades distintas que trabajaron  el ramo. Le dio oportunidad de trabajo a coseduras en telares y urdidoras que se despeñaban desde su propio hogar. La señora Lucrecia Cusati duró muchos años cumpliendo la misma rutina, falleció en Villa de Cura el 26 de agosto de 2007.

Los  avances de la mecanización y el modernismo poco a poco nos fueron alejando de este calzado, el cual a mediados del siglo pasado suplía el mercado local y el de los pueblos del llano apureño y guariqueño. La demanda de hace más de sesenta años años atrás ya no existe. Aparte que la industrialización se ocupó de inundar el mercado de calzados patentados.

Doña Genoveva Ortega de Ybarra y doña Lucrecia Cusati fueron mujeres  atiborradas de la historia menuda que sabe a terruño. todo ello producto de su vocación, su cultura socio económica, formadoras cada una de una gran familia donde además hay expresión musical y talento de cantantes, todo ello ganado con espontaneada y trabajo.

Oscar Carrasquel La Villa de San Luís, tricentenaria

Fotos archivo Ramón Alfredo Corniel y Raimond Pérez   

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