Por Oscar Carrasquel
Una línea de buses que pasó a llamarse “Circunvalación La Villa” fue la que inició el transporte urbano de pasajeros en aquella Villa de Cura pueblerina, fundada a principios de la década del 60 por el señor Arturo Rodriguez, venido desde la costa oriental del país, constaba de tres unidades de vieja carrocería Blue Bird de la marca Ford y Chevrolet, modelos 1946-48; cacharros pero bien acondicionados y confortables, motores que funcionaban con gasolina al precio de dos centavos (0.10) el litro (así era antes).
Una historia que comienza en un terreno ubicado en la calle Miranda, al lado de la entrada de la primogénita emisora “Riodifusora La Villa”, enfrente del galpón de Pineda. Además de garaje funcionaba un taller metal mecánica para reparación y ensamble de jaulas ganaderas.
Arturo Rodriguez, además creó y fue fabricante de una linea de mini lavadora artesanal, manual, que obtuvo aprobación de invención, estas populares lavadoras llevaban la marca "Lava Sola". Había que aprenderse el método de cómo funcionaba.
El pasaje urbano costaba un real (o.50), ninguna de las unidades tenían ayudante, ni la figura que hoy se
conoce como “colector”. Había un autobús que colocaba
música ranchera en un reproductor de cinta. De hecho fue de gran connotación porque en la época,
la Villa era un conglomerado pequeño de cuatro barrios y había que recorrerlo caminando o en
bicicletas.
Montaba en las paradas a toda aquella gente respetuosa de antes, que le cedían el asiento a una persona mayor, a una embarazada, o dama parada en el callejón; trasportaba empleados, maestras, trabajadores, amas de
casas y de servicio.
Las unidades salían bien temprano del garaje de la calle Miranda, todos los días de la semana, recorrían el centro, La Represa, Las Mercedes y los Colorados. Era común ser abordado por un pequeño grupo de escolares traviesos, revoltosos... Ustedes amables lectores, saben que en esa relación chófer-pasajero, nunca faltan las anécdotas graciosas.
Resulta
que uno de los choferes, tras nacer con una condición física especial fue mejor conocido como el “quebradito”, por su tamaño tenía que echar mano a un taburete y un cojín para alcanzar
el volante del autobús. Alguien empezaba a proferir frases como esta: "¿Nadie sabe dónde está el chófer, será que este autobús anda a control remoto?"; y el
"quebradito" desde su puesto no tardaba en responder con una voz altisonante " Aquí estoy cdtm", sin pelos en la lengua, seguía de largo, sacaba la mano repartiendo saludos a los transeúntes. Me cuentan que aprovechaba las horas que no estaba trabajando para tomarse las cervecitas con sus amigos en el bar "La Garita".
La linea empleó expertos conductores de experiencia, entre los cuales, podemos mencionar los nombres de Francisco Torres, Arturo Rodriguez, Ramón Palencia, Elio Díaz, Concepción González, además del citado “Quebradito” (ignoro su nombre y apellido). Este era de los choferes que permitía viajar gratis a las personas mayores con incapacidad.
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