viernes, 2 de diciembre de 2022

LOS AGUINALDEROS DE ANTAÑO CUANDO POCO SONABA LA GAITA ZULIANA.

 

Los Turupiales  en sus comienzos. Foto colección Ramón Alfredo Corniel

 por Oscar Carrasquel

Traigo a la crónica  a mi amigo el poeta Alexis Herrera productor independiente su espacio radiofónico  de gran sinfonía, de lunes a jueves, “Parrandeando con Radio Artesana”. Ojalá su música parrandera y su  poesía siga extendiéndose en el paisaje de los valles aragüeños, ahora que llega el espíritu de la Navidad.

El espíritu de la Navidad nunca se pierde pero la verdad es que la vida de antaño era muy distinta a la moderna. La música de aguinalderos, a mi entender, era más pura, traduce y representa de  manera más genuina el alma popular   La cercanía de la Navidad me hace recordar los preparativos que hacían los conjuntos de parrandas en La Villa de San Luis a mediados del siglo pasado. Poco se oía la garbosa gaita zuliana.

Llegaba el principal día. Desde las primeras horas de la mañana del 24 de diciembre comenzaban a aparecer por la plaza Miranda los alegres aguinalderos. Primero, para pedir el permiso y dar las gracias ante los representantes de la Comandancia de Policía como era de ley, difundiendo sus coplas de aguinaldos, para luego comenzar  su recorrido de calle en calle, de casa en casa, cantando su serenata navideña en los nacimientos del Mesías y en cada portón. Mientras retumbaban los cohetes y sonaban  las campanas de la Iglesia Matriz. También se oyeron a través de la radiodifusión por “Radiodifusora La Villa” y Radio Girardot de Maracay.

Hubiera deseado nombrar a todas las familias de todas las condiciones sociales que acostumbraban todos los años a preparar su nacimiento en La Villa. Entre los nacimientos  que le cantaban estaba el de la familia Matos, personas de exquisita educación residenciadas en la calle Miranda. Yo era visitante de esa casa, hacía mandados. Las Catequistas preparaban el nacimiento de la Santa Iglesia San Luís.

Los cantantes, son los propios músicos que embellecen el ambiente con sus tonadas y versaciones. Uno de los fieles exponentes que yo conocí en Villa de Cura es el folclorista Héctor Lombano, el popular Casunga, creador del conjunto de parranda “La  Flor de la Represa”. Eran tiempos que decir “aguinalderos” era pronunciar los nombres de los villacuranos Guillermo Alahé “Moronta” y don Emilio Pérez que después fundaron un conjunto más moderno. Del estado Carabobo venía a tocar en la plaza Miranda y en algunos sectores de la población “La Verde Clarita”, símbolo de la comunidad del Central Tacarigua. No hay un número determinado de participantes. Los vetustos instrumentos típicamente utilizados son el cuatro, el furruco, tambora, charrasca, las maracas y el chineco metálico hecho con tapas de refresco. Llevaban los aguinalderos de la época como emblema el estandarte que los identificaba,  un farol y una estrella de papel transparente iluminado con velas; además cada integrante con sombrero de cogollo bien arregladitos y una pañoleta alrededor de la pechera. Es posible que en nuestros campos se conserve aun la moda..

Recuerdo que en esos tiempos la recompensa o aguinaldo que recibían los aguinalderos eran monedas de 0,25, de 0,50 y lochas que le echaban en las casas por la abertura que tiene la guitarra y  el cuatro. Lo cual invertían en la botellita de caña para afinar la garganta.

Cualquiera persona que tuviera vena musical podía crear su propio agrupación, le buscaba un nombre y  hacia su aporte  a la cultura popular. Los hombres imitaban el canto de los pájaros, porque de allá de los campos, provenía la mayoría de sus integrantes. 70 años después tenemos en La Villa conjuntos afamados en el centro y resto del país como  “Las Carruzas de la Gaita”, “Los Turupiales de Aragua” , “Los Jomarcas” , “Alcides y su Parranda”, entre otros más, muy difícil nombrarlos a todos..

 

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, 12-2022

 

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