domingo, 15 de enero de 2023

LA MAESTRA CIRA ESÁA DE RAMIREZ

                                                     

 cira.jpg

       Doña Cira Esaa de Ramirez.

                                                                              Por Oscar Carrasquel

Cuando yo estaba de edad escolar a mediados del siglo xx , nombrar en Villa de Cura a la maestra Cira Esàa o la Nena Esàa, como cariñosamente fue conocida entre sus allegados, no tenía nada de particular; cualesquiera de las dos designaciones era válida para distinguir a una dama que acometió con ganas sus estudios, convertida con el paso de los años en una educadora a tiempo completo, metida dentro de aquella generación de maestras que podemos catalogar como abridoras de caminos. Muy difícil nombrarlas a todas. Maestras de escuela de las de antes, a las que nunca se le oyó decir: ¡No tengo tiempo!, además de vocación y preparación se requería de mucha táctica y psicología. Cira desarrolló toda su carrera docente en Villa de Cura ciudad que ha sido su hogar siempre.

A cuántas de estas antiguas maestras no conoció el pueblo de La Villa, por verlas pasar apuraditas, subiendo y bajando aceras, para dirigirse a sus escuelas -las mañanas y luego volver en la tarde- con una carpeta y un legajo de cuadernos debajo del brazo para sumirse a su labor en un aula escolar. Qué nobles fueron por ejemplo mis maestras de cuarto y quinto grado en la “Arístides Rojas”, Melicia Nieves de Tejada y Martha Ceballos de Martínez.

La Nena Cira Ercilia Esàa Martínez, vino al mundo en Villa de Cura, cuando la población era una villa agrícola y pastoril, hija de don Lope Esàa, el pulpero de la  esquina "La Sapera", ubicada en la calle Sucre cruce con doctor Urdaneta. Don Lope fue un hombre trabajador muy serio y reservado en el hablar. Su madre fue doña Carmen Teresa Martínez Peña, una costurera de diario trajinar al frente de una máquina de coser, apegada al arte de la cocina y todo lo que requiere llevar un hogar.


La maestra Cira es la mayor de dos hijos habidos en el matrimonio, el otro es Lope José, quien siguió la carrera militar, ahora luce el grado coronel de las FAVB en situación de retiro. Católicos por devoción cristiana, devotos de La Virgen del Carmen y andando siempre de la mano de Dios. Es justo reconocer que sus padres nunca escatimaron esfuerzos para encaminar a sus dos hijos por la senda de los estudios. No dejo de decir que siempre obtuve el trato amable de Don Lope, doña Carmen y sus dos hijos, ya que fueron vecinos en mi niñez de un solar por el medio en la calle doctor Urdaneta con Sucre de Villa de Cura. 
Los pasos de Cira Esáa por las primeras letras del alfabeto fueron en la escuela para hembras Teresa Carreño de Villa de Cura, jamás olvida sus pasos por esos salones, siempre fue una muchacha hacendosa, lista, seria, estricta. Desde niña le atrajo los deseos de ser maestra, parece que ya le corría por la venas esa señal, así lo escuchaba yo en mi infancia a viejas familias de la cuadra en comentarios ingenuos. Es precisamente la estatura que logró después de largos años de consagración a los estudios.

En aquella época había en Villa de Cura ejerciendo dos maestros graduados de normalista, una fue la señorita Rosa Amelia Flores Chapellin y el otro, el bachiller Manuel Ramón Ceballos. Cira Esàa y el apureño Emilio Santodomingo López, ambos graduados el mismo año fueron los que siguieron la huella y otros que llegaron después.

Sabido es que Cira culminó con buenas notas sus estudios en La Escuela Normal Gran Colombia de la ciudad de Caracas, Distrito Federal, graduada en la promoción de 1949. Seguramente escucharía de labios de sus profesores que el pergamino que acababa de recibir era solo el primer escalón; que esta carrera es un camino para ser recorrido toda la vida; y que en adelante era necesario laborar, utilizando no solo las manos, también el cuerpo, el alma, la mente siempre abierta y mantenerse en permanente creatividad. 

Veinte años de edad contaba cuando tras haberse graduado de normalista regresa a Villa de Cura, ejerció primero como docente en la escuela Teresa Carreño, luego fue nombrada maestra en la Escuela Estadal Graduada Leopoldo Tosta, que funcionaba en un caserón que aún conserva intacta su fachada, ubicado frente a la Casa del Santo Sepulcro por la calle Bolívar y después mudada a su nueva sede de El Deleite en 1959, en la cual marchó un tiempo como Subdirectora, fue ascendida después a Directora de dicho plantel. En 1991 el ME la nombra como maestra del Centro de Educación de Adultos en el Grupo Escolar Arístides Rojas. Luego de jubilada tras numerosos años de servicio labora en el colegio privado Simón Bolívar, para cerrar la puerta como profesora activa.

Debe recordarse que para beneficio de los maestros no graduados entre el año 48 y 50, un equipo a cuyo frente estaba el doctor Luis Beltrán Prieto Figueroa que se desempeñó como Ministro de Educación, comenzó a diseñar los cursos de primer nivel para la capacitación profesional, creando el “Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio”, logrando con este programa que todos los educadores que ya se encontraban ejerciendo por vocación en las escuelas públicas o privadas alcanzaran el nivel correspondiente. El Ministerio de Educación les extendía meritoriamente su titulo de Maestros de Educación Primaria.

No había tenido tiempo de enamorarse la maestra hasta que conoció y entabló amoríos en La Villa con Cirilo Ramírez Vera, un caballero oriundo de la población de Zea del estado Mérida, quien habiendo pasado una cantidad de años acá se hizo villacurano asimilado, no pasó tiempo para que contrajeran matrimonio. La vida de su marido fue interrumpida de pronto por la “parca”, sin que nada la pudiera detener. Cuando quedó viuda, habita unida con el resto de la familia la casa paterna de la calle Sucre. De la unión conyugal nació Orlando Ramírez Esáa, profesional egresado de la Universidad de Carabobo que casó con Tatiana Makagonox de Ramírez. Tres nietos de sonriente rostro le han proveído hasta hoy el joven matrimonio.

Por su nivel de preparación académica, sumado a su capacidad para promover, animar y organizar su propio gremio,  La maestra Cira aparece con el apoyo de sus colegas como una de las impulsoras de la seccional Zamora de la Federación Venezolana de Maestros (FVM). Una vez retirada del Magisterio por haber culminado 30 años de servicio, le corresponde dar su aporte conjuntamente con las educadoras: Lourdes Cáceres de González, Liga Montenegro de García, Priscila Bolívar de Izzo, Josefina Rojas Lovera, Marth de Martínez, Emilio Santodomingo López y otros más, para crear en Villa de Cura la Asociación de Maestros Jubilados y Pensionados de Zamora (AMEJUP), la cual lleva por nombre “Lourdes Cáceres de González”, institución que tiene su sede actualmente en una céntrica calle de la Villa de San Luis; primero fue un proyecto compartido, después un sueño que no acaba nunca, y a la larga se hizo realidad; el caso es que hoy sus oscuros cuartos guardan el espíritu de lucha de dirigentes y agremiados. Al momento de redactar esta nota la profesora Carmen Alicia Vargas de Torres preside la Junta Directiva de la Asociación; la profesora Milagro Almenar de Pérez, como Secretaria de cultura y la profesora Abilia Torres, Secretaria de Actas.

La maestra Cira siempre ha sido una mujer muy modesta, estimada y respetada por sus colegas y la gente que conoce su agudeza personal y pedagógica, siempre disciplinada, buena hablante y lectora apasionada de todo texto que le llega en sus manos, es poseedora de una biblioteca con un buen inventario de libros. Atenta y cordial para quien le solicite un consejo o una opinión. Sus lecciones siguen siendo imperiosas en estos momentos de crisis del que no escapa la educación en nuestro país.

De la misma manera encontramos a la maestra Cira como pieza entusiasta en la vida del Club de Leones de Villa de Cura, formando parte en ocasiones de su Junta Directiva. Durante su larga trayectoria ha sido acreedora de placas, medallas, pergaminos y diplomas que se aposentan colgados en las paredes. Entre los premios que pude pesquisar y seleccionar a mi gusto figuran los siguientes: Orden 27 de Junio, otorgada por el presidente de la República; Orden Hilda López de Graffe; Orden Luis Beltrán Prieto Figueroa; Orden Josefina Rojas Lovera y Orden Ciudad de Villa de Cura, entre otros.

11118254_594001897407487_6184366514884634110_n.jpg
La Maestra Cira recibiendo la condecoración "Hilda López de Graffe"

Cabe reseñar y de verdad satisface que, cuando se discute algún punto álgido de mucha importancia dentro del seno de educadores afines, como FUDEJUPVEN; Asociación de Educadores Jubilados y Pensionados del Estado Aragua (ADEJUP-ARAGUA) y AMEJUP-ZAMORA, enseguida el nombre de la maestra Cira Esàa de Ramirez se menciona entre el grupo de NOTABLES y asesora.

El trabajo doméstico siempre exige dedicación y tiempo. Se sabe que aprovechó para aprender de la madre los secretos de la cocina. La maestra nunca tuvo reparo para entregarse después de retirada al arte de la repostería, a la producción de tortas para celebraciones, y la hechura de dulcería criolla para la venta por encargo, en temporada de Navidad, el día del niño o de la madre. No tuvo ninguna dificultad de aprender la receta para elaborar los conocidos roscones únicos de su prima Irma González de Botello.

Termino, pues, este breve pero grato recorrido por la vida de esta generosa amiga de lejanos tiempos. Que gracias a su ineludible fe en Dios y la Virgen María que nunca la abandonan y a su fortaleza física y espiritual se encuentra todavía en permanente movimiento, a pesar de encontrase ya curtida por los años. Creo sin embargo, que aún resta más por escribirse sobre su larga pasantía por la vida.



Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, 15 de enero 2018

Agradezco la colaboración a:
Profesor Oldman Botello
Profesora María Teresa Fuenmayor
Profesora Milagro Almenar de Pèrez


No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿QUÉ SE COMPRABA?

  Foto colección Ramón Alfredo Corniel   ¿QUÉ SE COMPRABA?           Oscar Carrasquel   Utilidades y Vacaciones Estas dos palabrot...