domingo, 9 de julio de 2023

LA TRASHUMANTE PEÑA LITERARIA DE J. M. MORGADO.

 

                                                     Foto del libro "Memoria de Aragua" autor Pedro Ruíz

                            LA TRASHUMANTE PEÑA LITERARIA DE J. M. MORGADO.

                                                         Por Oscar Carrasquel

 

Amigos que nos leen, esto no es una biografía, ni ensayo literario, trátase de una especie de descripción del ayer, de contacto directo, de letras de intimidad guardadas en el corazón.

¿Cómo es en realidad una Peña?

En nuestro país dícese de la Peña, que es un  “Puente de saber, cultura y cordialidad”. Así puntualiza  el reconocido Círculo de Escritores de Venezuela (CEV), para hacer una definición de las diversas Peñas  que envuelven a los seres en cualquier actividad humana.

Villa de Cura fue hace años atrás un  pueblo   de solo  cinco barriadas urbanas, pero tenía la firmeza  de convertirse en ciudad. Tuvo en un tiempo una diversidad de Peñas que tenían sus espacios en muchos lugares distinguidos y emblemáticos,  para facilitar el entretenimiento espiritual, antes que cayéramos en la soledad de estas calles.

¿Que decir de José Manuel Morgado que no hayamos dicho?. Genuino para todo lo bueno, irrefrenable cosechando amistades, preocupado por la cultura. Fue muy solicitado tipógrafo en su tiempo.  Había nacido el 8 de agosto de 1924 en una humilde vivienda  de la calle Páez, este, en la subida del  Calvario que se llegaba por un estrecho puentecito.. La cosa comienza cuando José tenía 15 años de edad y entró de aprendiz en la Tipografía Miranda propiedad de su tío Inocencio Adames Barrios  donde se graduó de tipógrafo de chibalete para crear letras impresas, allí también se inició en el mundo del periodismo y la poesía. A todas éstas, con el apoyo de su pariente  funda su propia imprenta...Un rinconcito bohemio, que a la vez era un remanso de calor popular que conocimos y frecuentamos desde los años 50, en adelante, La "Tipografía J M". fue como un refugio de escritores, juglares, poetas y músicos locales y los que visitaban la población para conocerla, sobre todo para la discusión literaria. Como es de recordar  su grupo familiar residía en la misma área.. 

Pasaron los años y hemos podido leer  varias de sus obras publicadas, entre las cuales cabe destacar “Antología Poética”, un cuaderno de sus mejores poemas; “Sangre Mi Madre Roja”, “Jazmín y Cariaquito”, "Prosa y Poesía" y una cantidad de opúsculos sobre prosa y poesía. J M, primero vivió su poesía, la narraba, y luego la proyectaba  en libros, periódicos y revistas.

De la "Tipografía JM" salían por encargo talonarios, tarjetas de bautizo, tarjetas de presentación, invitaciones para entierros, etc. La primera sede en La Villa hallábase ubicada en la calle Comercio, enfrente tenía al bar del  italiano Juan Trotta. Posteriormente instaló su taller en la calle Bolívar y Villegas, aledaña a la alpargatería de don Leandro Nieves; y por último, mudado a la calle Páez, frente a los Almacenes Cristo Rey.  Además la "Tipografía J. M". también tuvo respiro en un rústico local de la laboriosa población de El Sombrero, municipio Julián Mellado, estado Guárico, para suplir las necesidades de esa parte del llano. Se ganó el cariño y el buen trato que le daban en aquella comunidad guariqueña. Ya era muy popular en el barrio Colombia.

A la "Peña Morgado" llegamos muy jóvenes, la vi nacer en 1970, la vi crecer y la hicimos nuestra.. A ella nos integramos junto con muchos de sus amigos y allegados. Lo cierto es que  para donde se mudaba  la "Tipografía JM", detrás de su caminar iba el  guilindajo de guitarras, poesías, canciones, y la amena tertulia sobre diferentes tópicos.

Un gran afecto lo unió con la poeta y escritora Rosana Hernández Pasquier, Vinicio Jaén, José Argenis Díaz, Antonio Moreno,  Víctor Parra Rivero, las poetas Ingrid Chicote y Ana Belén Aular; su primo y compadre Inocencio Adames Aponte “Chencho”, el editor José Seijas, Manuel Botello, Elio Martínez, Edgar Macero, entre otros más. Las reuniones eran frecuentes. 

Provenientes de la capital Maracay, recuerdo  a José Aloise Abreu,  Julio Morillo (humorista-caricaturista), el poeta Pedro Ruiz, Omaira Ochoa, Luis Alberto “El Toro” Contreras, José Rosario Delgado, Olga María Agrinzones, profesor  Oldman Botello, periodistas todos o columnistas de las páginas del diario  El Siglo de Maracay. Algunas veces  el poeta y periodista Pedro Ruiz venía acompañado del afamado  concertista de guitarra  Efraín Silva,  a ofrecer sus interpretaciones a la Peña. Recuerdo que en este mismo círculo figuraron el Bardo  Aly Pérez y  el artista plástico Carlos Martínez, Cejota.  

La   "Tipografía "JM" y su prima hermana  “La Peña Morgado” algo tenían de la escala de Jacob como si fueran una sola escalera. De aquí de esta Tipografía  salieron frescas las ediciones del periódico humorístico  “El Cotejo Mocho”. Esta publicación tuvo una vida de más de 30 años, y últimamente, el poeta hacía un gran esfuerzo para que saliera  de manera ocasional. Circuló como el único periódico humorístico de toda la región aragüeña, no supimos de uno similar. Pero hay otra cosa, editó los quincenarios "El Unitario" y  "El Villano". 
 
Por esta misma época  apareció un  merengue titulado  " Cotejo Mocho" , con letra del poeta JM, la música y el arreglo es del director de orquestas Germán Cordero Padrón. El canto era ofrecido como serenata cuando el periódico o su editor cumplían años de vida. También  se oía la interpretación en las retretas en la plaza Miranda y en paseos musicales cuando venía la gran fiesta de San Luís Rey de Francia en el mes de agosto.

A esta cita bohemia  de cordialidad no faltaba la guitarra del maestro Carlos Parra Díaz, el requinto y la bandolina de don Esteban Nieves;acompañando a la voz del cantante de todos los géneros musicales  Adrián Nieves; igual  las canciones  de don Pedro Ezequiel González. Asidua era la "Peña Tanguera" representada por   Antonio Martínez Santaella, el Che Julio Martínez y Juan Bautista Alayón.   El profesor Germán Cordero arribaba con su   trompeta. Justo es mencionar a don Dámaso Toledo  con su guitarra en la mano. LLegaba Gustavo Niazoa “chingolo” que tocaba muy bien el Cuatro. Braulio Pérez Balza, que tenía preferencia por canciones del Indio Araucano, y también  Evelio Román “Gentile” uno de los mejores requintistas. Tampoco faltaba el bardo Vinicio Jaén recitando sus poemas alejandrinos. A veces el grupo crecía se desbordaba  como el caudal del Caño Igüéz de Portuguesa durante el invierno. 

Cualquier persona de cualquier edad, sin importar su posición en la colectividad, podía entrar en la manga de la  nombrada Peña. Aquí en estas reuniones llegaba gente de toda clase social o tendencia ideológica, entraba gratis. Era como “La Viña del Señor” donde  cabía todo cristiano. Creaciones poéticas de JM y de diversidad de poetas y escritores se escuchaban   en la voz  estruendosa de Teobaldo Parra Coronado. Allí se grababa en un aparato reproductor de los de antes, y los casetes iban a parar dentro de un cajoncito de madera a reposar en un estante biblioteca. 

Me vi beneficiado, a través  él aprendí sobre muchos valores, detalles primordiales de nuestro noble terruño, pude darme cuenta de personajes como "Negro Lindo" , el carretero, y del "Campesino Rafal". Hizo de reportero de la comunidad empeñado en librar campañas sociales en su periódico. No dejaba de estar clavado en su máquina tipográfica Chandler, pero siempre encontraba tiempo para compartir el espíritu alegre con sus contertulios. Su conversación era fresca, fluida, franca. Le dedicó incontables crónicas y libros a su tierra nativa con inmaculado sentimiento. Su amor por Villa de Cura era manifiesta, conocía los detalles más increíbles de la ciudad, más que todo maravillado con su paisaje y sitios históricos. 

El humorismo merece un párrafo porque las tenidas  tenían  presentaciones teatrales con los actores Teobaldo, Vinicio Jaén y el poeta Morgado, metidos en sketches  del poeta Aquiles Nazoa  y sainet  de diversos humoristas y dramaturgos venezolanos, entre ellos Rafael Guinand, Antonio Saavedra y otros autores. Además nos entreteníamos con sus chistes y abundante anecdotario.
 
Esta flamante "Peña  Morgado" no poseía permanencia fija, su base o sede de operación era la Tipografía, pero fueron muchas las ocasiones que  se convertía en trashumante andando fuera del pueblo.  De repente un domingo se trasladaba para El Pao. Se reunía  en el corredor de una bodega en el caserío Espinital en Los Bagres, allí se cantaba  con arpa y maracas. Con el sol bajero se mudaba para  el “Rancho” de José Seijas en El Cortijo.También eran esperados los fines de semana  bajo la matica  de Semeruco  donde mi esposa Isabelita exponía sus canciones. De repente invadía   el rancho de tablas y de empalizada, el patio de jugar bolas de Héctor Lombano “Casunga”. Se reunió en varias ocasiones en el bar La Garita con la amable atención de don Carlos Almenar y  Francisco Zapata, debajo de un frondoso samán donde se oían trinos de todas clases.
  
A veces se desplazaba por una vereda a la casa  de nuestro amigo Wladimir Morgado, en la urbanización El Toquito.  Finalmente paraba en la vivienda alquilada que habitaba José Manuel en la Parroquia Las Mercedes, al lado el picacho de “Los Chivos”, sombreada por un  cotoperiz, cuyo ramaje o mitad del árbol respiraba sobre una pared  para la calle Montenegro. Todas las interpretaciones  de los presentes eran repetidas por el trino de una paraulata "rabo blanco" llanera,  a la cual se le abría la jaula pero no intentaba abandonar su cautiverio. Como señalamos al principio, todas las canciones, poesía, relatos, cuentos y comentarios, quedaron grabados  en casetes de la época. Durante los viajes que realizamos  por carreteras del Sur de Aragua y el estado Guárico,  disfrutamos las grabaciones por medio del reproductor del auto. A mitad de trayecto la caravana se detenía para calibrar como iba el tiempo y paladear un "traguito cultural" servido en un coroto de totuma. 

Parecían caballos sin brida  por la llanura. Forzosamente la Peña Morgado y la Tipografía "JM"  era una sola agrupación. La Peña literaria continúa intacta, aparecen varios nombres escribiendo en las redes sociales, es como un faro luminoso dando lo mejor de su pureza, abriendo camino al andar. 

Recuerdo que un día el poeta se me acercó y me dijo: "Me voy a  vivir a Funda Villa , desde allá  del ceeroo de Los Chivos puedo ver la ciudad, tocar su cumbre y oír el canto de la paraulata llanera". El Poeta José Manuel se nos  marchó de este mundo una mañana radiante  el 4 de junio de 2016; livianito, íngrimo. Llevaba su agenda  de versos apretada en el pecho con las dos manos. A uno lo inunda la nostalgia cuando  llega el  8 de agosto y  desde luego  recuerda su cumpleaños, con lágrimas de dolor pero también con resignación.  Descansa en paz querido amigo del alma.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís,  2022

 

 

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