domingo, 15 de octubre de 2023

YA CASI NO SE VEN ESTOS PERSONAJES EN LA CIUDAD.

                               


                           Foto retocada en el laboratorio de Ramón Alfredo Corniel

                                                      Por Oscar  Carrasquel

Ya casi no se observan estos llamados personajes que nos acompañan sin proponérselo,  inconscientemente. La verdad es que uno escribe y aprende inspirado en ellos. Una ciudad cobra vida también con sus personajes populares que trajinan pertinazmente día a día por sus calles, con sus diversas actitudes, y poco a poco van ganando fama sin necesidad de ocultar sus realidades.

Entre ellos esta dulce mujer, de cuerpo enflaquecido, trigueña. Esta no es una mujer incómoda ni de esas personas malhumoradas como aparenta, que encuentras en la calle, al contrario, cada vez que nos tropezamos con ella se nos acerca, saluda muy amable y con respeto a gente, su cuerpo es curvado, tongoneando al caminar, ríe con una carcajada para hacerse notar. Con esa actitud suele ser sincera con ella misma pues nunca oculta su afición por el Dios Baco. Parece que eso le alegra el mutismo del alma.

No la había vuelto a ver desde que la vi detenida en la esquina del Samán. Es de imaginar que es nativa de Villa de Cura, de un hogar pobre de esos que rodean el vallecito de Las Tablitas o venida de campos vecinos. En base a todas esas cosas yo rechazo la opinión de sus detractores por inusitadas que son.

La vida es un arte, es poesía, cada uno escribe su propia historia, generalmente anda envuelta en un traje de liencillo de color y calzada de zapatos de diversos tipos, la moda que le impuso la vida. Nos mira con sus grandes ojos negruzcos, ingenuos, como si quisiera solicitarnos algo; pero ésta no es su conducta, sigue su camino como un globo solitario dejando una estela de humo de cigarrillo entre la dispersión  de la gente que se congrega en la parada de buses y por los parajes de la plaza Bolívar, también le gusta  instalarse en los actos públicos.

Me he dado cuenta que a la Negra, como le gusta que le llamen, le da rabia que no le contestes los buenos días o buenas tardes, se pone perturbada, ríe a carcajada y se burla de ti, pero sin una retahíla de palabras fuertes.

No sé cómo es su identidad ni donde vive, sin embargo, creo de inmediato que la imagen que mostramos, archivo perteneciente a Ramón Alfredo Corniel, merece guardarla en la biblioteca o subirla a la galería imaginaria de personajes populares de nuestra querida Villa.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, Tricentenaria

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