domingo, 19 de noviembre de 2023

GRANDES INCENDIOS OCURRIDOS EN LA VILLA DE SAN LUIS DEL SIGLO XX

 


             En cuyo sitio funcionó Bodega Caracas, Bodega 5 de julio y Pescadería Cagua

 

                                                             Por Oscar Carrasquel

 

La Villa a mitad sel siglo xx cuando era pueblo y ocurría un incendio de cierta magnitud; se escuchaba el toque en arrebato de las campanas colocadas en la torre de la Iglesia Parroquial, solicitando auxilio de los vecinos  y anunciando la emergencia al cuartel de policía que quedaba al frente de la plaza, a cualquier hora del día o de la noche. Las campanas eran como una de esas alarmas incendiarias.

En nuestro pueblo sucedieron  algunos episodios lamentables que también forman parte  de la memoria histórica  de la ciudad recién confirmada Tricentenaria. 

Don Víctor Hernández Ramos, escribió una nota insertada en el quincenario “El Villacurano”, periódico que redactaba junto con otros colaboradores, donde señala que entre los años 1929/1930 se registraron dos grandes incendios en el comercio villacurano. Tragedias que mucho perjudicó a la pequeña economía local de aquella época.

El primer incendio aconteció en 1929 en  el interior del almacén mayorista de don Manuel López, ubicado en la calle  calle Comercio, llamada también calle Zulia.  Refiere la aludida reseña´periodística que, “Las latas de manteca sonaban en el aire como cañonazos”.

El otro fuego  acaeció el año 1930 en la calle Real (Bolívar)  en una tienda muy popular conocida como “Casa Benarroch”. propiedad de los Hermanos Benarroch de descendencia española. La gente trató inútilmente de sofocarlo. Ardieron completamente sus inventarios con pérdidas materiales cuantiosas.

A finales de la década del 40, en toda la esquina donde desemboca la calle Bolívar y Villegas  con la calle  Comercio, existió una bodega con el nombre de  “Bodega Caracas”,  su propietario el señor Pablo José Caracas. A las 9 de la mañana de un domingo,, se oyó el sonar de las campanas de la Iglesia alertando sobre lo sucedido. A Párroco le llegó un vecino sobre una bicicleta con la novedad, que se había desatado un incendio de grandes simetrías por los lados de La Alameda Crespo. Inmediatamente subió el mismo sacerdote  hacia el campanario, a repicar las campanas pidiendo ayuda.

Tanto la casa de habitación de don José Caracas,  como la Bodega fueron consumidas totalmente por el fuego. Se tuvo por entendido que fue causado por un corto circuito. Las llamas sobrepasaban el techo. Afortunadamente  no se extendió a las casas aledañas, tampoco causó pérdida ni lesiones humanas. .El comerciante era dueño de otras propiedades en la calle Páez. La bodega fue refundada en los años siguientes por el comerciante apureño don  Rafael Ortega, con el nombre de “Bodega 5 de julio”.

Como en esos tiempos no había cuartel de bomberos cerca, sino  a muchos kilómetros de distancia, la ciudadanía y agentes de la policía, con perolas y recipientes  corrieron para ayudar a sofocar las llamas, pero el intento  fue infructuoso. Las perdida materiales fueron totales. Lo fuerte de la candela arropó una carreta con una mudanza que se hallaba estacionada en esa esquina. 

Mucho antes, en el año 1909, según nos relata el profesor Oldman Botello, temprana la tarde se incendió el negocio de ferretería de don Alberto Montenegro. Las llamas fueron sofocadas por los vecinos y agentes de policía con  agua del río Curita, cargada en carretas tiradas por mulas.

En el año 1959 explotó una gandola cargada de combustible propiedad de un señor muy trabajador de nombre Luis González. Con esa unidad viajaba por toda Venezuela. la cual se encontraba estacionada en un solar anexo a su vivienda en la calle Sucre, desembocando en la Bolívar y Villegas, lo que se conoce como “El Cofre de Oro”. La intervención del cuerpo de bomberos de Cagua, evitó que el fuego cubriera otras unidades que se encontraban en el lugar del suceso, el comerciante perdió un capital. Había dos  cuadras de curiosos algunos trataron de ayudar.

En la Peregrinación de febrero allá por el año 1960, un domingo cuando empezaba la misa de 9 am, con una gran afluencia de peregrinos, se desató fuego en el interior de la Iglesia Matriz San Luis Rey; dicen que fue por  el encendido de unas velas. Se quemaron  documentos, libros de nacimiento, bautizo y confirmación. Por la gracia de Dios no hubo personas lesionadas, pero si se vieron correr feligreses por las calles adyacentes. La respetada matrona Rosa Romero, según confiesa su nieto René González (el de Javori) : “Aún acuerdo que mi abuela salió a toda carrera de la Iglesia y llegó a la casa con una sola zapatilla en la mano, sin velo y con el pelo chamusqueado”.

Uno de los grandes incendios ocurridos en la población, que recordamos, tuvo lugar en la panadería de unos portugueses, ubicada en la calle Miranda, en el cruce con la calle Carabaño, centro de Villa de Cura; las bandejas de aluminio junto con el pan volaban como barajitas con el viento. Ese establecimiento fue reinagurado. La voz del pueblo le borró su verdadero nombre, por lo que hoy automáticamente  lo sigue llamando:   “La Panadería que se quemó”.

Un suceso que dejó huellas lamentables fue el incendio en una empresa denominada Plagatox, en la zona industrial, en la vía que conduce a Los Tanques, Un diciembre cuando sus trabajadores se preparaban para salir de vacaciones y celebrar la alegría de la Navidad. Se produjo un incendio en el área de maquinarias y depósito de productos químicos, con el lamentable resultado de dos personas fallecidas, y otros obreros con quemaduras.

 Reflexión:

Antes, se cocinaba con leña y eran muy frecuentes los conatos de incendio de pequeña magnitud. A veces era un colchón y una cama. Los hechos narrados  de añoranzas que provocaron daños y dolor, los conocimos  en  los años de la niñez y mocedad, otros en  la calle o tal vez en la penumbra de un bar,  a todos nos anima el propósito  de tener recuerdos de la ciudad  y sus vicisitudes. 

                              Oscar Carrasquel La Villa de San Luis, 11-2023

 

 

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