jueves, 11 de abril de 2024

JUANA CASTILLO DE OLIVEROS UN MUNDO DE PIÑATAS Y ARREGLOS FLORALES :

 


Doña Juana Castillo de Oliveros.



                                                            Por Oscar Carrasquel


Bueno es recordar el tiempo ido y rememorar aquella Villa de Cura que era un pueblo más pequeño, pero sobretodo recordar a aquellas personas que hasta el final le dieron nombramiento a la tierra que los vio nacer. Hay muchas cosas que contar sobre la historia de la artesanía en Villa de Cura, basta  tender la mirada por la periferia de la ciudad para darse cuenta de la infinidad de personas que desempeñaron su arte, realizaron alguna actividad en beneficio del interés colectivo y aprovecharon su trabajo para ganar algún dinerito, que les servía para  el sustento, y ayudaron  a levantar a  una familia.
Quien tenga interés y la delicadeza de buscar esos momentos vividos, puede preguntar en  la calle Guárico, como quien sube para el sector La Represa, sobre el historial y característica humana de doña Juana Castillo de Oliveros. Ya ella no está, falleció en 2012 cuando contaba  98 años de edad. En esta casa están sus reminiscencias, viven sus descendientes...Un día decidimos acercarnos  para conocer y divulgar algunas de sus vivencias. Había nacido Juana Castillo en Villa de Cura en 1914.


Cómo olvidar que doña Juanita, como era conocida en el sector, fue una referencia de mujer trabajadora, de esas mujeres de temple, llena de fe y esperanza. La gente que deseaba conocer y adquirir su artesanía le bastaba con transitar la calle Guárico (hoy Rafael Bolívar Coronado), en una casa de tejas en todo el frente a la Escuela Simón Rodríguez, seguro la persona se iba a topar con una de las artesanas  hacedora de piñatas que profundizó más en el arte. En la sala-recibo y una habitación siempre había un pequeño inventario de piñatas.
Su labor consistía en elaborar piñatas para cumpleaños y fiestas infantiles, las hacía con la  versión fidedigna de Dumbo, Pluto, Mickey, y otras estampas (imitación de personajes del legendario dibujante Walt Disney), también figuras de muñecos, camiones, aeroplanos y helicópteros que parecían de verdad; así como imitación de latas y envases de refrescos, cerveza y otras características. Confeccionaba arreglos florales y  buqué de novias, fabricaba papagayos, barriletes y cometas; aprendió a confeccionar trajes y máscaras de disfraces para comparsas de carnaval con sus atractivos colores y diseños. 
Sus arreglos florales recorrieron fiestas patronales de pueblos y ferias en ciudades , sirvieron para decorar salones de reuniones, bodas, bautizos, cumpleaños, así como la confección de detalles para celebraciones del "día de la madre" y "día del padre". Eso sin contar que tuvo la dicha  de colocar para la venta sus diseños de piñatas y arreglos  en tiendas y comercios de Villa de Cura, pero también las fabricaba por encargo en el tamaño y  diseño que escogiera el cliente,  para ello tenía un muestrario siempre abierto en el extremo de un mesón para comodidad de la escogencia, algunos clientes  confiaban en su capacidad creadora, relegaban el diseño a su libre elección.
Doña Juanita fue una mujer emprendedora, productiva, trabajaba en su propia casa. En una pieza acondicionada tenía su taller, debajo de un tinglado de planchones de zinc. En esos menesteres anduvo desde muy joven  cuando el papel moneda tenía gran fortaleza y poder adquisitivo. Esta dulce mujer se caracterizaba y esforzaba en atender bien a su clientela, muy a pesar de que los costos subían cada cierto tiempo.  
Muy importante fue el comportamiento solidario de doña Juanita Castillo de Oliveros en el sector en donde luchó toda su existencia, pero quizá lo más importante fue su amor por la familia, el  cariño y respeto que recibió siempre por parte de la colectividad villacurana. Madrina de muchos niños de la barriada y de otros sectores en La Villa. Personas que la conocieron muy bien testimonian su recíproca estima.  Se supo ganar la estimación de todos los villacuranos y  forasteros, por tanto aporte, esfuerzo y dedicación al trabajo que puso en práctica hasta que Dios puso límite a su existencia.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, Tricentenaria
fotos del álbum familiar
Ilustración: Ramón Alfredo Corniel

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