Por Oscar Carrasquel
La huella de las fiestas de antaño
no ha sido borrada totalmente de la memoria. Vengo a recordar la historia de un personaje simple y sencillo que quedó en el pasado. Aunque
venía todos los años merodeando con un espectáculo cargado de ingenuidad, nadie lo llamaba
por su nombre propio, "Pajarero", fue el título conque era conocido..
El hombre aparecía por la Plaza Miranda de paltó y sombrero, se desplazaba junto con un periquito rehén de una pequeña jaula. El lorito según él, era adivinador. Altamente reconocido en la Caracas vieja y hacía escala en diversos centros poblados de la provincia en donde se celebraran fiestas populares.
La pequeña jaula en su parte inferior estaba provista de un portacartas corredizo donde cargaba una fila de sobrecitos, cada uno con un mensaje distinto. Por lógica, uno en los primeros días de la existencia jugaba con la imaginación. Cancelaba medio real (0,25) y luego el perico con una señal del pajarero, golpeando dos dedos de la mano derecha, cumplía su misión.
El Pajarero seguía su rumbo entre el gentío de la plaza y el Altozano de la Iglesia Matriz,.. Buscando gente que confiara en su destreza. Y se escuchaba el gorjeo de loro y la perorata del hombre con la jaula abrazada ¡El periquito mágico!.., ¡Prueba hoy tu suerte!... ¡El periquito mágico!, por tan solo medio.
Hará de este sencillo historial 70 años, más o menos. Usted amigo lector dirá que no conoció al Pajarero y tiene sobrada razón, no perteneció a aquella generación. A otros los cubrirá la nostalgia.
Después de pasado tanto tiempo, desempolvando viejas añoranzas, supimos que don Juan Díaz (en la foto) era oriundo de Barbacoas, Estado Aragua, Se quedó a vivir en Villa de Cura en donde fue enterrado.
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