Por Oscar ar Carrasquel
Este hombre
el cual responde al nombre de Henry Ybarra, de los Ybarra de San Juan de los Morros, baja
todos los días de la semana, desde el
sector La Planta, uno de esos barrios de criolla y bella toponimia, que se
ubica en la carreta San Juan-La Villa.
De todo el
pan dulce, uno de los que llama más la atención de niños y adultos es el
sabroso golfeado. No hay una cosa mas dulce que merendar con este pan acompañado de una taza de café con leche. Henry ideo construir un horno de barro en la parte de atrás de su vivienda. De allí sale el típico golfeado, caliente, rociado con melado de papelón, anís, canela
y queso llanero rayado por encima.
Según la historia
de la
gastronomía criolla, el golfeado es originario, desde época ancestral, de
una hacienda del Estado Miranda, en jurisdicción de Petare. Fue.Inventado por una matrona que no supimos el nombre. Luego se corrió su
popularidad en todo el país.
En los días
que corren, la verdad es que uno no puede quitarse de los oídos la clara y
potente voz de Henry Ybarra.. Es
una fija entre 3 y 4 de la tarde, desplazándose con su pregón, comenzando desde
la parada de El Bucaro, siguiendo por la calle Comercio, pasa por el frente de la farmacia nueva, hasta llegar a la popular esquina
de Régulo.
Muchos dicen que no hay que viajar a Cagua para saborear un rico golfeado de
panadería. Es muy coloquial su inconfundible cantadito en lontananza con el que
ofrece su producto
¡LLEVOOOOOOO
GOLFEADOS CASEROS CALIENTICOS !
Pasa su gruesa figura pateando la calle cargando a cuestas una cesta llena del aromático golfeado, lo va entregando mano
a mano, pero también en las puertas de las casas y apartamentos, se extiende atrapado entre el murmullo de comerciantes
informales en la Avenida Bolívar.
Tal vez este no sea verdadero oficio, pero le sirve para paliar la falta de empleo como tantos trabajadores de la calle.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, Tricentenaria
Foto colección Ramón Alfredo Corniel
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