martes, 13 de septiembre de 2022

CONOZCA SOBRE LAS ANTIGUAS ESTACIONES DE SERVICIO EN VILLA DE CURA

 

 Estación de Servicio "Arauca" o Bomba de Cadenas. Foto tomada de la colección de Ramón Alfredo Corniel

 

Por Oscar Carrasquel

 

En la década de los años cuarenta del siglo pasado aún no había llegado a Villa de Cura una sola máquina automática dispensadora de combustible para coches, había, por cierto, pocos vehículos en circulación en el poblado, y escasos los que circulaban por sus inmediaciones. Cuando eso La Villa no era ciudad todavía, sino un triangulo pequeño, su espacio urbano que llegaba apenas hasta la Alameda Crespo. El combustible se podía suministrar en recipientes y la unidad de medida de medida era el galón.

El flujo del combustible para facilitar el llenado del tanque de un auto no era a través de una boquilla metálica como ahora;  sino que descendía el líquido por gravedad a través de una manguera, desde un tanque o depósito de láminas colocado en la parte superior de la estación suministradora del servicio.

Posteriormente, debido a que la gasolina es un elemento de alto poder de combustión comenzaron a operar con el equipo accionado por manilla, y luego pasado algún tiempo  se añadieron las viejas bombas eléctricas que proveían  gasolina de un solo tipo provistas de contadores giratorios, facilitados por las compañías operadoras Shell, Esso y Phillips. 

La primera gasolinera que se conoció en Villa de Cura, según la versión que oímos de boca de nuestro amigo  don Félix Hernández Castillo fue propiedad de don Rafael Romero, establecida a la salida de Villa de Cura, cerca de El Pozote, sector La Esperanza, primero fue Phillips y después terminó siendo de la Shell.

En la época había una bomba  Esso al final de calle Bolívar, Este, sobre la acera izquierda, donde se hace la curva hacia Puente Hierro, cuyo concesionario fue el comerciante calaboceño don Juan Pablo Álvarez Rodríguez. Además era distribuidora de grasas y aceites para motores. Otra de las antiguas bombas de combustibles instaladas en estos predios villacuranos en la década del 40, fue una estación de gasolina con surtidor Shell que se localizaba en un terreno baldío lleno de arboles de cujíes en el sector Las Brisas, prácticamente en lo que llamaba la Sabana. 

Pasado cierto tiempo se construyó en ese sitio el año 50 cuando el gobierno de Pérez Jiménez, la edificación  que hoy ocupa la Unidad Educativa Arístides Rojas. El concesionario de esta gasolinera fue un señor llamado Miguel Zafranè, criado en el seno de una familia teatral, titiriteros. Hay información según la cual después que fue clausurada esta bomba, la estructura ruinosa fue albergue de don Alfredo Rodríguez y de sus hijos Miguel Luciano y “tatico” Rodríguez, jugadores estrellas del célebre equipo Ayacucho Star BBC.

Otra Bomba de gasolina, quizá la más afamada, fue la NEW YORK de la firma comercial Martín Hernández R., funcionó primeramente en la calle Real, cruce con calle Carabaño, diagonal al Boly-Bar, cerca de la casa del Santo Sepulcro;  la parte de atrás del tinglado hacia la calle Comercio fue acondicionado para garaje; fue atendido por el señor Adrian Aponte.

Posteriormente fue mudada la bomba NEW YORK para un local en la calle Bolívar  al lado de la  ferretería “La Casa de los Calderos” de  don Rafael María Díaz. Además de surtidora de gasolina tenía  un local adjunto para exhibición y venta de vehículos último modelo marca Ford. No había nada de extraño que si usted era candidato para comprar un auto nuevo, primero, antes de firmar la compra-venta, se lo entregaba la concesionaria para que lo probara dos o tres días por si algo no le gustaba.

Sigue la bomba NEW YORK su itinerario por la calle Real y fue a funcionar en una casa grande propiedad de don Francico Pancho Paradisi, situada  frente al pilón de don Napoleón Pérez, como venta de repuestos para toda marca de vehículos, lavado, cambio de aceite y taller para reparación de vehículos, el encargado del negocio fue don Salvador Hernández. Después fue regentada por el señor Evelio Aponte. Hoy día ese espacio es comercio de chinos.

La más grande de las Bombas gasolineras siguió siendo la NEW YORK, distribuidora del aceite marca Amalie, la cual finalmente fue instalada, ya con doble surtidor, en la vía principal frente a la plaza Bolívar en  el centro de Villa de Cura, lo que se conoció hasta los años sesenta como “Edificio Martin Hernández”; el inmueble  todavía cubre una manzana completa, cruza la calle Bolívar y Villegas y calle del Comercio, bajando por el callejón Mateo Vargas del barrio Las Tablitas. Las dos Bombas Shell estaban instaladas en todo el sitio que hoy ocupa un laboratorio clínico.

Don Martin Hernández R. fue uno de los hombres que más se preocupó en Villa de Cura por el comercio mayorista.  La gasolina en Venezuela siempre fue barata, en los años 50 un litro de nafta (gasolina corriente) no rebasaba los 10 céntimos o dos centavitos. Se podía acceder a un litro de aceite automotor en tres reales o un bolívar con 50 céntimos.

En tiempos ancestrales en época del General J. V. Gómez, la crónica oral asegura que había instalada una bomba de gasolina en la entrada del pueblo, lo que es hoy Avenida Paradisi, en el cruce con la calle Sucre, frente a La Aduana. Sobre esta bomba de gasolina no tenemos mayores detalles.

La Bomba Palumbo cuyos concesionarios fueron los hermanos Carlos y Julio Palumbo, fue al mismo tiempo expendio de repuestos y accesorios para vehículos automotores, al igual que el Bar Palumbo tuvo rostro por la calle Real, cruce con  calle Dr Urdaneta, tenía salida por la calle Blanca o Miranda, en donde los últimos años funcionó el garaje, lavado y engrase o galpón de don José Pineda. Provista de dos máquinas  Shell en toda la acera.

Don Antonio Quevedo, natural de la ciudad de Turmero, hoy municipio Mariño fue propietario de una venta de repuestos y accesorios y Bomba de gasolina frente a la plaza Bolívar, llamada Bomba La Alameda; se ubicaba en la inserción de la avenida Paradisi con la avenida que conduce a La Romana. Al lado funcionó un servicio para arreglo de pinchazos de neumáticos en vehículos pequeños, autobuses y camiones ganaderos, atendido por un gordito musculoso llamado Fidel Martínez,  mejor conocido como  “cuatro filos”, el cual perecía que tenía músculos de plomo, el hombre era capaz de alzar él solo un caucho de gandola para montarlo sobre una cremallera.

La consentida fue la Estación de Servicio "Arauca" que aparece en la foto, conocida también como "Bomba de Cadenas", apureños sus representantel, estuvo ubicada desde el año 1946 hasta hace poco, en la carretera nacional cruce con la calle Bolívar y Villegas, al frente de la cerca de Alfajol del Grupo Escolar Nacional  Arístides Rojas. La bomba era atendida por los hermanos Ángel Cadenas y Jesús Cadenas, además de sus hijos.  Anexo tenía un taller  mecánico atendido por el señor Antonio Díaz; igualmente servicio de lavado y engrase con una amplio puerta de entrada.. Murieron aquí los hermanos Cadenas, esos hombres de valientes ejecutorias y humildad. Sus restos recibieron sepultura en Villa de Cura.

Qué placentero es recordar aquel tiempo cuando todas las estaciones de servicio estaban aptas para prestar un eficiente servicio, y mucho mejor recordarlo entre el aroma de un cafecito colado en la grata compañía de dos personajes ampliamente conocidos en La Villa de San Luis,  don Félix Lisandro  Hernández y don Roger Barreto. … De pronto debimos recordar  que . Las  “Estaciones de Servicio” con rasgos de modernismo (de tres islas e igual número de surtidores), prácticamente  están cerradas, alguna queda dedicada  al expendio de gasolina y diésel pero en dolares. 

Atencion. .Este antiguo aviso fue rescatado de las ruinas de una surtidora Esso por el padre de Humberto Rodríguez Alayón, quien conserva la pieza en un anticuario en su casa de habitación.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, agosto 2019

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