Estación de Servicio "Arauca" o Bomba de Cadenas. Foto tomada de la colección de Ramón Alfredo Corniel
Por
Oscar Carrasquel
En la década de los años cuarenta del siglo pasado aún no
había llegado a Villa de Cura una sola máquina
automática dispensadora de combustible para coches, había, por cierto, pocos vehículos
en circulación en el poblado, y escasos los que circulaban por sus
inmediaciones. Cuando eso La Villa no era ciudad todavía, sino un triangulo pequeño, su
espacio urbano que llegaba apenas hasta la Alameda Crespo. El combustible se podía suministrar
en recipientes y la unidad de medida de medida era el galón.
El flujo del combustible para facilitar el llenado del tanque
de un auto no era a través de una boquilla metálica como ahora; sino que descendía el líquido por gravedad a
través de una manguera, desde un tanque o depósito de láminas colocado en la
parte superior de la estación suministradora del servicio.
Posteriormente, debido a que la gasolina es un
elemento de alto poder de combustión comenzaron a operar con el equipo accionado
por manilla, y luego pasado algún tiempo se añadieron las viejas bombas eléctricas que
proveían gasolina de un solo tipo provistas
de contadores giratorios, facilitados por las compañías operadoras Shell, Esso
y Phillips.
La primera gasolinera que se conoció en Villa de Cura, según
la versión que oímos de boca de nuestro amigo don Félix Hernández Castillo fue propiedad de
don Rafael Romero, establecida a la salida de Villa de Cura, cerca de El
Pozote, sector La Esperanza, primero fue Phillips y después terminó siendo de
la Shell.
En la época había una bomba Esso al final de calle Bolívar, Este, sobre la acera izquierda, donde se hace la curva hacia Puente Hierro, cuyo concesionario fue el comerciante calaboceño don Juan Pablo Álvarez Rodríguez. Además era distribuidora de grasas y aceites para motores. Otra de las antiguas bombas de combustibles instaladas en estos predios villacuranos en la década del 40, fue una estación de gasolina con surtidor Shell que se localizaba en un terreno baldío lleno de arboles de cujíes en el sector Las Brisas, prácticamente en lo que llamaba la Sabana.
Pasado cierto tiempo se construyó en ese sitio el año 50
cuando el gobierno de Pérez Jiménez, la edificación que hoy ocupa la Unidad Educativa Arístides
Rojas. El concesionario de esta gasolinera fue un señor llamado Miguel Zafranè,
criado en el seno de una familia teatral, titiriteros. Hay información según
la cual después que fue clausurada esta bomba, la estructura ruinosa fue
albergue de don Alfredo Rodríguez y de sus hijos Miguel Luciano y “tatico”
Rodríguez, jugadores estrellas del célebre equipo Ayacucho Star BBC.
Otra Bomba de gasolina, quizá la más afamada, fue la NEW YORK
de la firma comercial Martín Hernández R., funcionó primeramente en la calle
Real, cruce con calle Carabaño, diagonal al Boly-Bar, cerca de la casa del
Santo Sepulcro; la parte de atrás del
tinglado hacia la calle Comercio fue acondicionado para garaje; fue atendido por el señor Adrian Aponte.
Posteriormente fue mudada la bomba NEW YORK para un local en la
calle Bolívar al lado de la ferretería “La Casa de los Calderos” de don Rafael María Díaz. Además de surtidora de
gasolina tenía un local adjunto para exhibición
y venta de vehículos último modelo marca Ford. No había nada de extraño que si
usted era candidato para comprar un auto nuevo, primero, antes de firmar la
compra-venta, se lo entregaba la concesionaria para que lo probara
dos o tres días por si algo no le gustaba.
Sigue la bomba NEW YORK su itinerario por la calle Real y fue
a funcionar en una casa grande propiedad de don Francico Pancho Paradisi, situada
frente al pilón de don Napoleón Pérez, como
venta de repuestos para toda marca de vehículos, lavado, cambio de aceite y
taller para reparación de vehículos, el encargado del negocio fue don Salvador Hernández.
Después fue regentada por el señor Evelio Aponte. Hoy día ese espacio es comercio
de chinos.
La más grande de las Bombas gasolineras siguió siendo la NEW
YORK, distribuidora del aceite marca Amalie, la cual finalmente fue instalada, ya
con doble surtidor, en la vía principal frente a la plaza Bolívar en el centro de Villa de Cura, lo que se conoció
hasta los años sesenta como “Edificio Martin Hernández”; el inmueble todavía cubre una manzana completa, cruza la
calle Bolívar y Villegas y calle del Comercio, bajando por el callejón Mateo Vargas del
barrio Las Tablitas. Las dos Bombas Shell estaban instaladas en todo el sitio
que hoy ocupa un laboratorio clínico.
Don Martin Hernández R. fue uno de los hombres que más se preocupó en Villa de Cura por el comercio mayorista. La gasolina en Venezuela siempre fue barata, en los años 50 un litro de nafta (gasolina corriente) no rebasaba los 10 céntimos o dos centavitos. Se podía acceder a un litro de aceite automotor en tres reales o un bolívar con 50 céntimos.
En tiempos ancestrales en época del General J. V. Gómez, la crónica oral asegura que había instalada una bomba de gasolina en la entrada del pueblo, lo que es hoy Avenida Paradisi, en el cruce con la calle Sucre, frente a La Aduana. Sobre esta bomba de gasolina no tenemos mayores detalles.
La Bomba Palumbo cuyos concesionarios fueron los hermanos
Carlos y Julio Palumbo, fue al mismo tiempo expendio de repuestos y accesorios
para vehículos automotores, al igual que el Bar Palumbo tuvo rostro por la
calle Real, cruce con calle Dr Urdaneta,
tenía salida por la calle Blanca o Miranda, en donde los últimos años funcionó
el garaje, lavado y engrase o galpón de don José Pineda. Provista de dos máquinas
Shell en toda la acera.
Don Antonio Quevedo, natural de la ciudad de Turmero, hoy
municipio Mariño fue propietario de una venta de repuestos y accesorios y Bomba
de gasolina frente a la plaza Bolívar, llamada Bomba La Alameda; se ubicaba en
la inserción de la avenida Paradisi con la avenida que conduce a La Romana. Al lado funcionó un servicio
para arreglo de pinchazos de neumáticos en vehículos pequeños, autobuses y
camiones ganaderos, atendido por un gordito musculoso llamado Fidel Martínez, mejor conocido como “cuatro filos”, el cual perecía que tenía músculos de
plomo, el hombre era capaz de alzar él solo un caucho de gandola para montarlo
sobre una cremallera.
La consentida fue la Estación de Servicio "Arauca" que aparece en la foto, conocida también como "Bomba de Cadenas", apureños sus representantel,
estuvo ubicada desde el año 1946 hasta hace poco, en la carretera nacional cruce con la calle Bolívar y Villegas, al frente de la cerca de Alfajol del Grupo
Escolar Nacional Arístides Rojas. La
bomba era atendida por los hermanos Ángel Cadenas y Jesús Cadenas, además de sus hijos. Anexo tenía un taller mecánico atendido por el señor Antonio Díaz; igualmente servicio de lavado y engrase con una amplio puerta de entrada.. Murieron aquí los hermanos Cadenas, esos hombres
de valientes ejecutorias y humildad. Sus restos recibieron sepultura en Villa
de Cura.
Qué placentero es recordar aquel tiempo cuando todas las estaciones de servicio estaban aptas para prestar un eficiente servicio, y mucho mejor recordarlo entre el aroma de un cafecito colado en la grata compañía de dos personajes ampliamente conocidos en La Villa de San Luis, don Félix Lisandro Hernández y don Roger Barreto. … De pronto debimos recordar que . Las “Estaciones de Servicio” con rasgos de modernismo (de tres islas e igual número de surtidores), prácticamente están cerradas, alguna queda dedicada al expendio de gasolina y diésel pero en dolares.
Atencion. .Este antiguo aviso fue rescatado de las ruinas de una surtidora Esso por el padre de Humberto Rodríguez Alayón, quien conserva la pieza en un anticuario en su casa de habitación.Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, agosto 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario