Por Oscar Carrasquel
En esta etapa del siglo XXI que estamos viviendo cada día se nota más en La Villa el ritmo creciente de los vendedores ambulantes. Por la pérdida de fuentes fijas de empleo y no estábamos preparados, tuvimos que hacernos creativos. Ellos enseñan a la gente a usar la inteligencia para ayudarlos con la economía popular y a mitigar lo amargo que resulta el anuncio del precio oficial del dolar por el BCV. No cabe duda que el vendedor ambulante cohabita con el comerciante formal.
Comenzamos por decir que el vendedor a pregón y detallista ambulante son gente que provienen del pueblo trabajador. Por ejemplo, a eso de la cinco de la madrugada, mientras otros duermen, se instala en la parada de la Fundación un hombre joven sobre una bicicleta tipo reparto, ofertando hallaquitas cubiertas en hojas de maíz, Se le oye duro su cantadito madrugador llevó tres hallaquitas con chicharrón por un dólar. Su voz entra por la ventana como una ráfaga de viento.
GUASÓN no tiene sitio fijo para la venta. Su condición de higiene es optima. Un hombre de buenos reflejos pateando las calles de La Villa, se desliza con su carismática presencia, con su clásica indumentaria de gorra cerrada hasta el cuello y una bata almidonada, impecable..No había llegado a los diez años de edad cuando lo conocí como una persona de trabajo enroscado en varios oficios, siguiendo el ejemplo de su padre. Su nombre de pila es José Luis Sambtano. Desde que clarea el día inicia su recorrido por el centro. Anda con un azafate sobre el eje de la cabeza lleno de besos, bollitos rellenos con guiso, y otras veces lleva arepas asadas calienticas con carne desmechada y chigüire. Son interminables los productos menores que vende. Su pregón es de distintas maneras. Vale destacar que, previamente en una bicicleta vendía chicha y guarapo de frutas tropicales. Su vocerío rebota por los lados de Las Tablitas, casi todos los días de lunes a lunes.
En la playa del mercado de la Coromoto me topo los sábados con un viejo bonachón, serio, corpulento.. Desde las cinco de la madrugada se presenta con dos thermos full de café calientico. Pero la variante es que también vende tragos de ron de marca; solo o ligadito con el “tinto” para calentar el cuerpo. Esta es una de las razones para que algunas personas le sigan los pasos al cafetero. Se le oye rematar con un pregón. “llevo el cafecito y el palito de ron”.
A punta del sol de mediodía nos encontramos con el chichero, todos lo llaman YOGUI, raudo, montado sobre un triciclo bajo una sombrilla de playa, para después estacionarse en cualquier esquina y espacio público. Llevo la chicha, seguido de un cornetazo que taladra los oídos.
Más atrás llega la caballerosidad del amolador, un catire con un modo particular de ver la vida, su búsqueda es de casa en casa, con una rueda soltando chispitas al aire y un gajo de notas musicales, haciendo sonar un flautín. Deslizando la siguiente enunciación: El amolador...El Amolador.
Luego vemos llegar al Caballero Negro con las irresistibles y melcochosas conservas de coco negritas, hechas con una receta especial, Cuando él destapa la bandeja deja impregnado el ambiente, son para saborear esta delicia, prima del caramelo de papelón. Se las recomiendo a los villacuranos Luis Rosendo y a su hermana Carmencita, allá en Maracay.
Jamás olvido que por el frente caminaba todas las mañanas un hombre de trato y aspecto campesino, lo nombran "el hermano", pregonando por la calle miel pura de abejas, para endulzar guarapos de eucalipto y toronjil, según reza su pregón, para acabar con la gripe y resfriados y alejar el peligro en tiempos de Covis.
Cómo olvidarnos del vendedor de tostones de Las Tablitas satisfaciendo los pedidos de los vecinos del barrio y la calle Comercio en su tránsito para la plaza en la acera de la Yamaha, sosteniendo una petaca en la cabeza haciendo sonar duro un pito de policía, con un corto vocerío ¡Tostones! ¡Tostones!
Pero hay otros vendedores callejeros que hay que mentarlos, los cuales se instalan a la orilla de una acera entonando su pregón con un cariñoso acento, su comercio consiste en vender todo tipo de mercancía y alimentos, los mismos que expende el comercio formal.
Y, mire que el pregón está también lleno de poesía. Resulta que en tiempos de pandemia, el poeta Alexis Herrera con su forma de ser, se iba todos los días para San Juan de los Morros con un canastillo lleno de conservas, promocionando la golosina con su numen de poeta y de magnifico declamador. Su voz Irrumpía en el terminal, y en las unidades autobuseras, como si estuviera sobre una tarima.
Resta por mencionar el perifoneo de los camiones por las calles de la ciudad en su rutina diaria, haciendo más bulla que una noche de fiesta en el Mikro; anunciando a todo volumen la venta de melones, patilla y plátanos amarillos. El hombre que maneja el micrófono pone la voz envidiable de un locutor.
"Correita" el último periodiquero que voció el vespertino "El Mundo". Foto propiedad de Editorial Miranda
Desparecieron por completo aquellos pregoneros tradicionales que hoy vienen a la memoria, como el viejo zapatero inmigrante. Se fue "Correita" el último pregonero voceador de noticias. También se marchó "Malacara" el de los billletes y quintos de la lotería de Caracas y Táchira. Y el cieguito Pacheco con su lazarillo vendiendo cuadros del 5 y 6, elaborados y sellados. A más de un villacurano le cambió la vida en la década del sesenta..Su pregón por la calle era de vuelo corto:. !Cuadros! !Cuadros del 5 y 6 !.
Cuando uno habla del pregonero y del vendedor ambulante, se está refiriendo a un hombre o una mujer con habilidades para ganarse el pan de cada día y ayudar al sostén de una familia, y una persona que hace muy grato el ambiente. Por eso es que músicos y compositores los han llevado al pentagrama, como lo hizo un célebre músico y compositor venezolano, de los Andes, de nombre Luis Felipe Ramón y Rivera. Particularmente creo que el vendedor a pregón, se han convertido en un sello identificador del gentilicio villacurano.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís marzo 2023
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