José Seijas. Foto archivo Ramón Alfredo Corniel
Por Oscar Carrasquel
El periódico “El Vigía” y José Seijas eran una sola familia o una sola cosa. Como es de recordarse nuestro amigo poeta J.M fue quien lo bautizó “Joselillo”, Joseíto, así de sencillo lo nombraba quien escribe. El pequeño tabloide desde su primera salida y durante su permanencia fue quincenario.
José Seijas Alayòn contrajo nupcias con la joven villacurana Paula González Teràn de Seijas, de cuya unión nacieron una hembra y dos varones: Mahuampy, Alfredo y Yumilcar Seijas Gonzàlez, la casa de familia y a la vez sala de redacción, está ubicada en el sector Los Colorados, al noroeste de la ciudad.
Joseito Seijas visto de cerca parecía un viejo navegante, sobre su
cabeza abundante de canas no le faltaba su boina “nerudiana”, de las cuales
poseía una importante colección.
Seijas,
siempre fue un hombre de puertas abiertas para todo aquel que quisiera
expresarse en las páginas de su periódico, con tal que
observara la ética comunicacional. Sin embargo, en algún
momento tuvo sus aflicciones, pero siempre dispuesto a subsanar cualquier error. Del resto se encargaba el escritorio Emiliano Albano, asesor jurídico,
Actuó como locutor de dos emisoras locales, le apasionaba el micrófono, donde sabía actuar con propio criterio y espontaneidad. Se hizo productor independiente y conductor de programas radiales donde orientaba y promovía quejas de la comunidad, la gente conocía su sensibilidad. Se esmeraba por superarse. Tuvo un programa por Radio Impacto, cuya frecuencia dirigía el locutor Bernardo González el popular "Niche", el cual poco a poco iba ganando audiencia. En otra etapa estuvo en “Radio Zamoranos”, con sus equipos instalados en una terraza en la calle Páez, trasmitía dos espacios en la semana.
Conocedor del arte culinario, allá en “El Rancho” de El Cortijo, preparaba una sopa que sus amigos bautizaron resucitamuerto. Servida en aquel lindo paisaje donde se mezcla el frío con el viento madrugador en el mágico cielo del Valle de Tucutunemo. Muchas veces en “El Rancho”, preparaba el material y salía listo el periódico para llevarlo a la imprenta.
En su
tiempo libre era visitado por la tribu cultural del poeta Morgado y la
farándula bohémica, también se reunía con loa compañeros del diario El Siglo de Maracay. A Joseito lo
recreaba mucho la música llanera y del folclor venezolano en general, ocasionalmente iba de espectador a los bailes de joropo aragüeño los fines de semana en El Cortijo. Muchas veces el grupo acordaba reunirse en el célebre bar La Garita de Carlos Almenar.
Cuando era joven se desempeñó como empleado de la firma Evydsa C. A, empresa caraqueña de construcciones viales, cuya cantera estaba ubicada en la hacienda Barrancón, a un costado de la carretera Cagua-Villa de Cura. El que daba la señal en esa compañía era el señor Rubén García, y el ingeniero Feliciano Reyna fue el principal director de dicha empresa.
Obtuvo certificado para hacer imágenes médicas, trabajó como Técnico en Radiologías en el Hospital Doctor José Rangel de Villa de Cura (el viejo y el nuevo) hasta alcanzar su jubilación del Ministerio de Sanidad. Pero también fue vacunador en la campaña antimalárica en toda el área de la Colonia Tovar. Me dijo que esa fue su primera experiencia compartida en ese paisaje de montaña.
Fue caricaturista y dibujante. Esa ilustración cotejera en la portada del periódico humorístico "El Cotejo Mocho" fue diseñada por Seijas (6jas). Se hizo experto en la elaboración de pendones, banderines y vallas publicitarias, pero también dictó pauta como fotógrafo. .Nadie retrato mejor la urbe, sus personajes y lugares emblemáticos que José Seijas y José Girlando, este dúo de artistas de la cámara; simultáneamente fueron reporteros gráficos de diversos medios escritos de la región. Seijas era un hombre optimista, propiciador de ideas y muy activo. Nunca supo lo que fue retroceder. Cuando sentía que desmayaba, se empinaba como el capitán de un buque, con mirada de gran navegante, hasta lograr dominar el mal tiempo.
Como se sabe, la muerte es impredecible, lo vino a recoger la parca el 8 de febrero de 2011. Su cuerpo fue entregado en el Hospital Militar de Maracay donde estaba recluido. Ya iba a cumplir los 78 años. Recibimos la infausta noticia en la tierra de El Silbón en Guanarito de Portuguesa, lo que nos impidió estar presente en el entierro. Los lirios de abril y mayo dejaron de dar su fragancia, desistieron de brillar con la luz del día, y junto se nos iba un amigo de cuanto hablábamos en la semana libre.
Todavía se nos hace un nudo en la garganta, cada vez nos parece verlo como el que sigue vivo. Como si pudiéramos encontrarlo en un cruce de calle, en la imprenta ,o por los jardines como las flores. José Seijas Alayón, fue una página importante en la historia del periodismo del Estado Aragua, y particularmente de Villa de Cura, cuya tierra le cobija en su sueño eterno. Sus restos reposan en el cementerio de Las Guacharcas. Que en paz descanse su alma.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis. Tricentenaria
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