jueves, 14 de marzo de 2024

ALGO QUE CONTAR DE DON JOSÉ SEIJAS Y EL PÉRIÓDICO “EL VIGIA”

 

                                              José Seijas. Foto archivo Ramón Alfredo Corniel


Por Oscar Carrasquel 

 

El periódico “El Vigía” y José Seijas eran una sola familia o una sola cosa. Como es de recordarse nuestro amigo  poeta J.M fue quien lo bautizó “Joselillo”,  Joseíto, así de sencillo lo nombraba quien escribe. El pequeño tabloide desde su primera salida y durante su permanencia fue quincenario.

Su nombre completo era José Miguel Seijas Alayón, un hombre afable, responsable y de gran vocación por la Comunicación Social, de una ejemplar vida,  reconocido en toda  Villa de Cura, en  sus barriadas y campos aledaños, hermanado con la cultura; no se ahorraba tiempo para hacer amigos. Escribo estas líneas afligido todavía por su temprana y dolorosa partida.

Así como  un hastío ha sido olvidado últimamente su nombre por La Villa. No obstante haber querido a su pueblo con amor y pasión desbordante,  supo defender a su pueblo con vehemencia desde su tribuna comunicacional. José Seijas fue  fundador,.director y editor. .   Imprimió “El Vigía” desde su aparición hasta el final de sus días en la prestigiosa empresa  Editorial Miranda, la principal imprenta de la ciudad. En  las páginas de “El Vigía” supo mezclar la parte humana de los personajes con la noticia, los mitos o leyendas, el amor a su pueblo junto con las añoranzas. Allí en ese periódico  estaba concentrado toda su integridad, su esfuerzo y su trabajo cultural y comunicacional.

José Seijas Alayón llegó al mundo en Villa de Cura el 20 de mayo de 1933, ya a finales de la época gomecista, hijo de don José Mercedes Seijas y doña Elena Alayón de Seijas. Hubo otro hermano, Miguel Seijas Alayòn, quien siempre ha vivido en Caracas. Desde niño Joseito asistió a la Escuela Arístides Rojas. Después de egresar de 6to grado de primaria ya empieza a trabajar acompañando a su padre en la distribución de la célebre leche Silsa liquida, que venía envasada en botella,  bajo la sombra de un mamonero en el amplio solar de la casa en la calle Blanca (Miranda). Se dice que el General J. V. Gómez cuando pasaba por la Villa, cumplía visitas a la residencia de su abuelo don José Miguel Seijas, guiado por compartir la afición de ambos por los gallos de pelea.

José Seijas Alayòn contrajo nupcias con la joven villacurana Paula González Teràn de Seijas, de cuya unión nacieron una hembra y dos varones: Mahuampy, Alfredo y Yumilcar Seijas Gonzàlez, la casa de familia y a la vez sala de redacción, está ubicada en el sector Los Colorados, al noroeste  de la ciudad. 

El amor por  la comunicación le nació desde adolescente,  fue iniciador y timonel de "El Vigía", lo llevó por espacio de 33 años, con breves interrupciones. Buen conversador, narrador,  lector empedernido, supo abrirse camino en el periodismo escrito y por la radio cumplía funciones de informador;  lleno el cerebro de proyectos nuevos; alegre, bohemio, mamador de gallo, luchador persistente toda su vida creyente de que un periódico puede ayudar a la sociedad. La Negra Paula fue su eterna compañera de vida, baquiana de sus caminos, la que rezaba por él;  la conocedora  de todas sus angustias, sueños y realidades, la que mejor estuvo al tanto  de su mundo lleno de franqueza, de trabajo, de la búsqueda de un mejor futuro.
 
José Seijas fue un acucioso comunicador. Es cierto.  No estudió para ser periodista como serían sus anhelos, pero fue seducido por esa inquietud de la nunca quiso separarse. Quizá  por servicio y vocación, se le metió en lo más profundo del alma; más por servir a los demás que por servirse asimismo. Compartía tiempo con gente de vida pedagógica,  periodistas y con el editor de la publicación. Redactor, rastreaba los acontecimientos de la cotidianidad en el sitio donde tuviesen.
 
En todas las épocas contó  con un grupo de importantes columnistas y colaboradores. Con Inocencio Chencho Adames, contra viento y marea sacaban a la calle el periódico; Ramón Vásquez Montaña, Oscar Sánchez, Argenis Díaz, Oscar Carrasquel, Efraín Córdova, José M. Morgado, Walfredo González, Víctor González Hernández "vitorino", Pablo Cabrera, entre  otros más. Se dejaba aconsejar por periodistas de talento: O. Botello,  J M Morgado , J. E. Carrasquel.
  
Daba gusto ver a Joseito Seijas inclinado sobre un mesón en una sala, montando solo su periódico, diagramaba, luego  doblarlo,  distribuirlo y salir a repartirlo gratuitamente en la calle,  de persona a persona, entregando el periódico casa por casa, algunos días a pie, pero la mayoría de las veces andaba en su Wagoneer azul claro. La gente lo buscaba afanosamente, todos pendientes de la salida de “El Vigía”.
 
Tiene varios pergaminos “El Vigía, comenzando por el Premio Municipal de Periodismo, otorgado por el Concejo Municipal de Zamora, y posteriormente el Premio Regional de Periodismo,  entregado por  la Gobernación del Estado Aragua; además fue objeto de muchos reconocimientos; se hizo acreedor de diplomas y placas de instituciones deportivas, tanto de organismos públicos como privados. 

Joseito Seijas visto de cerca parecía un viejo navegante, sobre su cabeza abundante de canas no le faltaba su boina “nerudiana”, de las cuales poseía una importante colección. 

Seijas, siempre fue  un hombre de puertas abiertas para todo aquel que quisiera expresarse en las páginas de su periódico, con tal  que  observara   la ética comunicacional. Sin embargo,  en algún momento tuvo sus aflicciones, pero siempre  dispuesto a subsanar cualquier error. Del resto se encargaba el escritorio  Emiliano  Albano, asesor jurídico,

Actuó como locutor de dos emisoras locales, le apasionaba el micrófono, donde sabía actuar con propio criterio y espontaneidad. Se hizo productor independiente y conductor de programas radiales donde  orientaba y promovía quejas de la comunidad, la gente conocía su sensibilidad. Se esmeraba por superarse.  Tuvo un programa por Radio Impacto, cuya frecuencia dirigía el locutor Bernardo González el popular "Niche", el cual  poco a poco iba ganando audiencia. En otra etapa estuvo en  “Radio Zamoranos”, con sus  equipos instalados en una terraza en la calle Páez, trasmitía dos espacios en la semana.  

Conocedor del arte culinario, allá en “El Rancho” de El Cortijo, preparaba una sopa que sus amigos bautizaron resucitamuerto. Servida en aquel lindo paisaje donde se mezcla el frío con el viento madrugador en el mágico cielo del Valle de Tucutunemo. Muchas veces en “El Rancho”, preparaba el material y salía listo el periódico para llevarlo a la imprenta.   

En su tiempo libre era visitado por la tribu cultural del poeta Morgado y la farándula bohémica, también se reunía con loa compañeros del diario El Siglo de Maracay. A Joseito lo recreaba  mucho la música llanera y del folclor venezolano en general, ocasionalmente iba de espectador a los bailes de joropo aragüeño los fines de semana en El  Cortijo. Muchas veces el grupo acordaba reunirse en el célebre bar La Garita de Carlos Almenar.

Cuando era joven se desempeñó  como empleado de la firma   Evydsa C. A,  empresa caraqueña de construcciones viales, cuya cantera estaba ubicada en la hacienda Barrancón, a un costado de la carretera Cagua-Villa de Cura. El que daba la señal en esa compañía era el señor Rubén García, y el ingeniero Feliciano Reyna fue el principal director de dicha empresa. 

Obtuvo certificado para hacer imágenes médicas, trabajó como Técnico en Radiologías en el Hospital Doctor José Rangel de Villa de Cura (el viejo y el nuevo) hasta alcanzar su jubilación del Ministerio de Sanidad. Pero también fue vacunador en la campaña antimalárica en  toda el área de la Colonia Tovar. Me dijo que esa fue su primera experiencia compartida en ese paisaje de montaña. 

Fue caricaturista y dibujante. Esa ilustración cotejera en la portada del periódico humorístico "El Cotejo Mocho" fue diseñada por Seijas (6jas). Se hizo experto en la elaboración de pendones, banderines y vallas publicitarias, pero también dictó pauta como fotógrafo. .Nadie retrato mejor la urbe, sus personajes y lugares emblemáticos que José Seijas y José Girlando, este dúo de artistas de la cámara; simultáneamente fueron reporteros gráficos de diversos medios escritos de la región. Seijas era un hombre optimista, propiciador de ideas y muy activo. Nunca supo lo que fue retroceder. Cuando sentía que desmayaba,  se empinaba  como el capitán de un buque, con mirada  de gran navegante, hasta lograr dominar el mal tiempo.

Como se sabe, la muerte es impredecible, lo vino a recoger la parca  el 8 de febrero de 2011. Su cuerpo fue entregado en el Hospital Militar de Maracay donde estaba recluido.  Ya iba a cumplir los 78 años. Recibimos la infausta noticia en la tierra de El Silbón en Guanarito de  Portuguesa, lo que nos impidió estar presente en el entierro. Los lirios de abril y mayo dejaron de dar su fragancia, desistieron de brillar con la luz del día, y junto se nos iba un amigo de  cuanto hablábamos en la semana libre.

Todavía se nos hace un nudo en la garganta, cada vez  nos parece verlo como el que sigue vivo. Como si pudiéramos encontrarlo en un cruce de calle, en la imprenta ,o por los jardines como las flores.  José Seijas Alayón,  fue una página importante en la historia del periodismo del Estado Aragua,  y  particularmente de Villa de Cura,  cuya tierra  le cobija  en su sueño eterno. Sus restos reposan en el cementerio de Las Guacharcas.  Que en paz descanse su alma.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis. Tricentenaria


 

 

 

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