Foto publicada por el periódico "El Vigía" archivo Ramón Alfredo Corniel
Por Oscar Carrasquel
Este pueblo nuestro Villa de Cura no solo es una cantera de músicos, copleros, cantadores y buenos bailadores de joropo, mujeres y hombres. De este territorio surgió un artesano que se dedicó a la fabricación
del arpa aragüeña en una habitación-taller en su residencia. El joropo aragüeño dibuja lo que es el paisaje campestre, es
tan querido que Villa de Cura fue la raíz, en donde sale este hermoso género musical del folclor aragüeño, .
Con frecuencia le damos relevancia a la ejecución del arpa, cantadores, producciones y exaltamos el nombre de bailadores de joropo, pero poco mencionamos a aquellos que tienen como arte y oficio la elaboración del arpa.
Pues bien, este instrumento de 35 cuerdas es muy similar al arpa de la música llanera, con la particularidad que es más grande y usa cuerdas de acero para los agudos, la fabricó muy buenas en Villa de Cura, estado Aragua, un ebanista con el nombre de Máximo Díaz Ramos. No hay duda que el arpisto para derrochar su arte debe confiar en la alta calidad de este instrumento.
Máximo Díaz Ramos, hombre sencillo y cordial nació el 01 de octubre de 1953 en el asentamiento campesino “Los Bagres” en jurisdicción del Valle de Tucutunemo, municipio Zamora, estado Aragua. Era un muchacho de corta edad cuando sus padres deciden abandonar su lar nativo y fijaron residencia en el barrio La Represa de Villa de Cura.Acá en esta villa, después de terminar la educación primaria en la Escuela "Inocencio Utrera", cursó la carrera de Dibujo Técnico, sin embargo sus padres le notaron otra vocación artística como tallista.
Paralelamente comenzó a trabajar para ayudar al sostén de la casa; aprendió carpintería, se consagró a darle vida a la madera, a tallar figuras sobre troncos vegetales. La necesidad y la curiosidad lo llevaron a elaborar arpas en miniatura como si fueran de verdad, las cuales comerciaba como suvenir a los turistas que entraban por "La Encrucijada" de Turmero. Vendía toda la que producía. Su casa de habitación pasó a ser un lugar para exposición y venta de los facsímiles de ese instrumento.
Mirando el éxito obtenido, entonces se inició como "Lutier", construyendo y reparando el arpa aragüeña legitima utilizada por grandes arpistos.. Como hombre perspicaz y preocupado; primero hizo un dibujo, aprendió por intuición, sin maestro, a punta de intelecto. Ya tenía a disposición en su taller, sierra eléctrica, cincel, escofina y demás instrumental.
Salen de sus manos todos los elementos que constituyen el alma de un arpa, el barón, costillas, la cinta, el cuello, diapasón, los trastes y clavijas. Y así se fue metiendo en los secretos del arpa, aprendió a encuerdarla y logró adueñarse del sonido de ese cuerdero, es decir los registros graves y agudos…Y a manejar la afinación del instrumento.
Nos enteramos que
la primera arpa que construyó fue un obsequio para un
joven músico del sector ”La Represa” de nombre Félix Alberto
Rodríguez, que se iniciaba en el joropo aragüeño y que luego, a decir de la
gente, fue un arpista de carrera exitosa.
Según su aseveración entregó arpa hechas al gran maestro Salvador Rodríguez; a los hermanos Pablo Rodríguez, Cecilio Rodríguez y Félix Rodríguez, igualmente llegaron hasta las manos de Alfredo Sánchez, Martin Herrera, José Cordero, Víctor Ilarraza y Fermín Esaa.
El azar le dio el privilegio de construir una belleza de arpa a un cantador de joropo de larga experiencia el mirandino don Atilio Segovia. El célebre don Silvino Armas, que no era ejecutante del arpa, sino un magnífico cantador de joropo, venía a la villa y la solicitarla por encargo, el joven artesano recuerda que le fabricó cuatro arpas.. Quizá alguna respira por ahí trasnochando las almas.,
Su trabajo como fabricante de arpa fue reconocido en otros ámbitos, por artistas de las regiones de Aragua, Carabobo, Miranda y parte de Distrito Capital.
La verdad es que tenemos bastante tiempo que no
sabemos de la vida de Máximo Díaz, desde aquel septiembre de 1989 que le hicimos
una visita en la compañía de don José Seijas.
Hoy día, no sabemos si desarrolló su
fábrica. Qué rumbo cogería este humilde artesano. En dónde tendrá establecido su taller de carpintería.. Vamos a pedirle a Dios para que sigan apareciendo más lutier como el maestro Maximo Díaz,. Mi recordado compadre Esteban Nieves, músico y compositor, también amaba el arte de construir y reparar instrumentos musicales de cuerda.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís Tricentenario
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