jueves, 13 de marzo de 2025

LA IMPORTANCIA DE SOBADORES EN LA SALUD DE LOS PUEBLOS

 






 "La experiencia es la madre de la ciencia" (Anónimo)


                                                            Por Oscar Carrasquel


Esta fotografía en las redes sociales a la cual se desconoce crédito, hace evocar  recuerdos de los que vivimos esa  generación, quiero compartirlo con ustedes. Es una practica muy antigua en la cultura tradicional venezolana.  En el lenguaje coloquial también llamado “yerbero” o  “componedores de cuerdas huídas”. .  De sexo masculino pero también lo ejercían las mujeres. Los sobadores que conocimos,  nacieron, se levantaron y aprendieron a ser útil a la salud en este pueblo de  Villa de Cura .Nunca se debe confundir con la hechicería. 

El solar de la vivienda era parecido a un jardín botánico, de donde salía cada planta que servía para componer cualquier lesión muscular. En su casa había un espacio cercado de matas medicinales, mejorana, naranjillo, yerba mora, fragosa, sauco, sábila, cadillo de perro, entre otros. Esta siembra mantenía el ambiente lleno de aromas como si fuera una botica.

Había quien guardaba en un frasco  una culebra morrona sumergida en aguardiente, que era muy buena en unción, y en bebedizo para aliviar los dolores artríticos y musculares; lo mismo que no  faltaba, una carterita donde se guardaba el agua bendita.

No cobraban por ese trabajo, solo un aporte espontaneo que se dejaba en un plato de peltre; yo me acuerdo que había que llevar una vela de sebo, que se compraba en dos centavos en la bodega de Régulo.

El consultorio de un “sobador” era como el corazón del Señor, donde cabía todo el mundo, mujer, niño, hombre, rico o pobre, buscaban la ayuda de estos servidores sociales  para solucionar algún problema que tuviera relación con una falseadura muscular.

La sabiduría de estas personas era amplia, había quien sabía corregir los dolores de espalda en las mujeres de primer embarazo, y de aquellas que estaban a punto de parir. Eran perfectos consejeros de la comadrona. 
 
Para llevar un músculo torcido a su lugar, el paciente  necesitaba ir una, dos, o más  sobadas, dejaba deslizar ambos pulgares frotando con una velita de cebo, lo cual producía un dolor intenso; lo calmaba con una cataplasma de mentol y un ungüento a base de alcanfor, y el resto era santiguar la lesión invocando a la Santísima Trinidad.

Las personas  que practican béisbol, fútbol, ciclismo y los colegiales son  muy frágiles  para una lesión.

Abundaron “sobadores” en Villa de Cura a mitad del siglo xx. Comienzo por nombrar  al patriarca don Antioquía Gómez quien vivía en el barrio la Represa; usaba para las curaciones, oraciones y pomadas con trementina y alcanfor. Recetaba grasa de chivo para que los niños aprendieran a caminar. Son muy recordadas la curaciones de "mal de ojo"  en bebés y niños, y tambien por una mirada envidiosa a una señorita o señora. De ahí el dicho que dice  "hay vistas que tumban coco".

En la calle doctor Urdaneta Sur hacia "La Represa" vivía don Inés Bolívar, quien además era barbero. Curiosamente,  al cabo de cada sobada, entregaba un puñado de caramelos de papelón  para atenuar el fuerte dolor de las sobadas. Así,  masticando el caramelo aliviaba el dolor.
 
También de La Represa estaba la morada de don Simón Saldeño. En  la parroquia Las Mercedes, en el callejón 5 tenía consultorio la niña Carmen Colmenares. En el callejón 3 de la misma comunidad don Nicolás Natera, conuquero de machete y escardilla y experto sobador. En el barrio Las Tablitas la señora Juana Méndez, la mejor bailadora de joropo, atendía con su hermana Encarnación Méndez; también en el mismo barrio tenían consulta  Marcelino Terán  Fabián Flores y el señor Manuel Flores. 

En el popular sector “La Coromoto” dieron su aporte Patricio Linares, Valentín Paredes y Benito Pérez, el cochero de la villa. Y en la villa centro se hicieron muy solicitados la doña Mercedes de Socco y el señor Augusto Paredes, mejor conocido con el apodo de “companei”.
 
Por ahí anotado en una libreta tengo a don Julio Rojas  "Polito", estaba domiciliado en la esquina de la calle Guárico con Urdaneta, que no era sobador, pero sí recetaba y ofrecía menjurges envasada y vendía plantas medicinales disecadas.

Esta metodología empírica ejercido por el hombre con el auxilio de la Divina Providencia, que utilizaban los recursos que nos brinda la madre naturaleza,  no ha sido cambiada del todo. Aún queda  alguno rezagado por ahí.. 
Si volvieran  en estos  días otra vez, así como regresó  la leña para cocinar por falta de gas, seguramente contarían con mucha clientela. 

En este sentido les vengo a contar que en los años 2020, Bernardo José Rivas, el locutor 9208, dirigía sus conocimientos preparando un producto para el cual utilizaba miel pura, ajo, raíces y agua de cabeza de Sapoara traída del Orinoco, efectivo para la inapetencia el adulto mayor a la hora que debe "atizar de leña el fogón"... Actualmente tiene patentado y a disposición  una especie de catara picante, un aderezo para  comida y ocasiones especiales "Picante El Veguero", dice la etiqueta.                               

                     Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis,Tricentenaria





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