En
el sector "Los Coloraditos" cerca de la Fundación Teatro Estable de Villa
de Cura, vive con su instinto maternal doña Berta Mejías. Cumplir más de un siglo de vida es un
acontecimiento importante y debemos celebrarlo ahora que lo puede sentir
el corazón y el alma. Es otra de las más longevas de Villa de Cura. Acaba de cumplir
101 años.. La abuelita abrió por primera vez los ojos al mundo hace más
de un siglo, en la época que el benemérito general Juan Vicente Gómez mandaba con todo
su accionar dictatorial desde Las Delicias en Maracay.
En
días recientes su amigo Pedro Botello nos envió un vídeo sobre un encuentro familiar. Sorprende
la desbordada alegría que emana de su espíritu, ella hace un esfuerzo
para unir y viajar por el tiempo pasado, .quizás envuelta en un
montón de remembranzas que hoy pasan por la lentitud de su mente.
Nerea
Berta Mejías Mendoza es su nombre de pila, nació el 23 de abril de 1924 en
Villa de Cura, capital del entonces Distrito Zamora, estado Aragua. Fue hija de
don Elías Mejías, de labor agricultor, conocido con el apodo de “coronel” y de
doña María Mendoza de Mejías, en total fueron ocho hermanos habidos en el matrimonio.
Hoy
es un día propicio para traerles algunos detalles de su larga existencia. De la unión de Berta Mejías con el señor Santiago Ruíz en el año 1960, nacieron
cuatro hembras y un varón: Grisel, la primogénita, le siguen Gladys, Marisol,
José y Sonia. Sus primeras tres hijas nacieron en su hábitat bajo
los cuidados de la enfermera graduada doña Anitica Pérez, y el resto dos hijos nacieron
en el hospital “Doctor José Rangel. Tiene cinco nietos y un solo biznieto que
le llenan la vida de alegría cuando están juntos a ella.
Hoy
día la vemos sentada recostada del espaldar de un mueble, un ser que
busca vencer la tristeza y salirle el paso a a la soledad. Habla con una voz baja, no
hay duda que tras el paso del tiempo se le viene encima a uno las dolencias. Se alude que, no se le ha arrugado la piel, ni tampoco el corazón..
Quizá
vienen a su mente aquella villa que en su mocedad era un triángulo
pequeño, bucólico y amable y lo demás era sabana. En su mocedad, su día a
día laboral, era como empleada del comedor de la escuela más antigua, la Arístides Rojas, oficio
desempeñado durante más de 30 años hasta su jubilación en 1983, además de
las tareas de la casa, de manera que logró conocer todos los secretos del
arte gastronómico.
Nuestra
amiga licenciada Grisel Ruíz, la mayor
de sus hijas la describe con lujo de detalles: “Siempre ha sido una mujer independiente, centrada y reservada, con un
sentido del humor muy especial, jocosa e ingeniosa con sus repuestas, y muy analítica.
Carismática y querida por muchos, coqueta, elegante y una mujer enérgica, siempre
atenta a cualquier detalle. Goza de gran lucidez, atentas a las noticias del
día, maneja perfectamente las vídeos- llamada, que son sus favoritas.
Doña
Berta desde su niñez y adolescencia ha sido una fiel creyente y practicante a través de la religión
católica, Se sabe de su predilección a
la peregrinación de la Virgen de Lourdes, y su devoción por la procesión del
santo sepulcro el viernes de la semana mayor.
El
día de su cumpleaños, la abuela Berta se encontraba envuelta en un silencio
profundo, pero cambió cuando irrumpen hijos, familiares y amigos , sabe que va a
apagar las velitas y cortar la torta. Escuchar una milonga y pedir que la saquen a bailar un tango en una de sus intimas pasiones.
Cuando doña Berta se sienta a contemplar en las tardes las nubes que pasan en el
claro cielo villacurano, entonces su mundo se llena de rosas y jazmines,
tal vez de recuerdos lejanos, de los momentos felices de su niñez y juventud.
Doña Berta, ojalá Dios la mantenga con vida y salud por mucho más tiempo. ¡Felicitaciones
¡
Gracias a nuestro amigo Pedro Botello por facilitarnos la fotografía.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís. Tricentenaria
Edición
corregida y ampliada.
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