domingo, 10 de agosto de 2025

DON DAMASO TOLEDO UN LLANERO BOHEMIO Y PARRANDERO

 

Don Dámaso Toledo, foto archivo Editorial Miranda. colección Ramón Alfredo Corniel, retocado por Félix Humberto Herrera



 Por Oscar Carrasquel


En una de aquellas madrugadas nos conocimos en una serenata, de alli en adelante no he cesado de recordarlo. Don Dámaso Toledo fue un reconocido trovador como para nunca olvidar..Parrandero. Todo un símbolo popular, maestro de la guitarra y juglar del pueblo, bohemio, cantó con verdadero amor y sentimiento. Le encantaba dar una serenata, divertirse a la luz de la luna y las estrellas. Una generación completa de villacuranos seguramente lo recuerdan.
De ti, amigo inolvidable, tenemos algunas cosas que contar.. Genial con una guitarra grande en las manos,  la tocaba muy bien, aunado a ello, tenía una fuerte y melodiosa voz para el canto. La vida con todos sus laberintos le brindó malos y buenos momentos.
 
Panadero laborioso desde su adolescenciaLe ponía empeño a su trabajo, se levantaba de madrugada a realizar su oficio en una panadería de portugueses donde sirvió varios años. Aprendió la técnica de elaborar el pan salado y dulce, y hacer tortas para cualquier ocasión. 
Don Dámaso era surgido de una prole del llano,  siguiéndole la huella a sus padres ancló en Villa de Cura cuando contaba 15 años,   recorría caminado  la ciudad, se conocía su perímetro urbano y las barriadas aledañas que se estiran en sus orillas.

Cualquier fin de semana era bueno para visitar cantinas, unido a la inseparable guitarra debajo del brazo. Tapaba su cabellera con un sombrero Borsalino ala ancha; su bien sacado bigote, inspirado en el cine del actor mexicano Pedro Infante.
. Uno, pasaba frente a un botiquín y oía  el son de una guitarra, y sabía que allí estaba don Dámaso Toledo, entregado a su pasión.

En su rico y amplio  repertorio había de todas esas canciones  que se anidan en el alma, un bolero ranchero, un pasillo ecuatoriano de Olimpo Cárdenas, o una ranchera de Vicente Fernández o José Alfredo Jménez,  Las canciones no solo eran  poemas, fueron como puñales que remueven viejos sentimientos, pero  también cantaba aquellas que sirven para recordar el beso del primer amor y cada quien la pudiera sentir.. 

En el letargo de la tarde de un viernes se paraba en el bar "La Garita"; lo primero en decir, en tono bajo, es que no le hablaran de trabajo..  Por favor que silenciara un momento la música de rokola. Colocaba el pie sobre una silla, la guitarra sobre la pierna derecha,  apoyada de la barbilla, se afinaba  la garganta con un trago  y de su voz  comenzaba a brotar el furor de sus melodías.. . A  todos en la sala sabía llegar con  la esencia de sus canciones.
  
El grupo le comenzaba a arrimar tragos de caña, uno tras otro, y al final de cada interpretación venían los aplausos y vítores.  En la nocturnidad villacurana, se oía su voz entre dos cuadras de la calle Jaime Bosch , donde se escuchaba el eco de su canto y el sonido de las cuerdas de su requinto, penetrando en los cuartos con el soplido de la brisa nocturnal. Estaba de moda "Rondando tu Esquina"; "Porque eres así"; "Amémonos".
 
De pronto, ya bastante paloteado se marchaba por todos los caminos que conoció. Finalmente hacía una parada en el Bar "La Astorga", en la Lisandro Hernández, con su guitarra agarrada por el diapasón con la mano derecha, para saborear el palo del "estribo";  después continuaba tranquilo para su humilde casita ubicada en el sector  "El Rincón". En esa comunidad era muy querido.

Uno de sus compañeros de farra que cogió el camino de la eternidad primero, me contó que andaba desmenuzando canciones y  dando serenatas por los caminos del firmamento. Ciertamente se nos fue don Dámaso Toledo. Que Dios lo tenga en su Santa Gloria. 
A veces, en el silencio de una madrugada, yo me  sigo preguntando: ¡DÓNDE ANDARÁ MI AMIGO DON DÁMASO TOLEDO!
 
Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, Tricentenaria


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