UN PERSONAJE DE FERIA
RICARDO "COME VIDRIO"
Dibujo de profesora María Teresa Fuenmayor coloreado por Félix Humberto Herrera
Por Oscar Carrasquel
Con la partida física de Ricardo Figueredo, se fue uno de los personajes más populares de esa Villa de Cura que ya no existe.. No era joven, pero viejo tampoco, Buena persona. Nadie lo mencionaba por su nombre de pila, era mejor conocido por el remoquete de “Come Vidrio”, y así respondía. El nombre. propio lo averiguamos con una doñita narradora de anécdotas, que trabajó con él, en labores del campo en "El Cortijo"..
Su lado flaco eran los
bares y rincones de las cantinas, fue
uno de esos personajes del gentilicio popular, de los más curiosos que conoció La Villa de San Luis desde principio de la década de
los años 1950. Un hombre ingenuo de la vida cotidiana, que impactaba con su sencilla manera de actuar; de nariz aguileña, regular estatura, trigueño, barba y cabello
sin afeitar, le estimo para ese tiempo que lo conocí unos 50 años de edad.
Un hombre feliz, con el paso del tiempo se convirtió en un tipo
amigable con todo el mundo en la villa. Lo apodaron de dos maneras: “Masca Vidrio” y “Come
Vidrio”. El sobrenombre no fue de balde, pues el señor de una manera extraña masticaba todo lo que fuera hecho de vidrio. De acuerdo con la informante, era nacido en el caserío “El Cortijo” arriba,
municipio Zamora, Estado Aragua,
Tuve la satisfacción de verlo, andaba con una muda de ropa bastante rullida, y tal como si fuera venido de la cultura musulmana, se llevaba a la boca todo lo que fuera de vidrio. Podíamos reconocer a nuestra edad lo que era comerse la luz en un semáforo o comerse una flecha señal de tránsito; pero quien se iba a imaginar a un ser humano desintegrando con la dentadura un bombillo fluorescente, un vaso y una copa de cristal ,
Pues si señores como lo oyen, delante de la mirada mucha gente que se aglomeraba en un patio de bolas criollas, agarraba un par de vasos grandes de vidrio de los que obsequiaba una empresa cervecera y los trituraba en la dentadura, apenas se producía pequeños rasguños; y detrás, ingería una cerveza o un trago de caña. Existió consenso en creer que el tipo se acostumbró desde pequeño a masticar vidrio.
El hecho gracioso lo realizaba en
cualquier parte del centro, llegaba a la arepera “La Única”,
luego se iba calle Comercio abajo hasta llegar a La Alameda, hacía su presentación en el bar El Samán, y los
bebedores como premio le regalaban las espumosas bien frías y una
exquisita parrilla con yuca. El señor Napoleón Guariguata le servía en platos y vasos de cartón genéricos.
"Masca Vidrio" un personaje pintoresco y divertido, dicen que caminaba semanalmente, desde El Cortijo, se venía para la parroquia "Las Mercedes", se atrincheraba al bar de don Salvador Salcedo, y a veces se sentaba en una gavera de refrescos vacía en el botiquín de don Máximo López, escuchando en la rokola música ranchera..
Se ganaba el sustento ayudando en
labores agrícolas. Fue este hombre también sobador de cuerdas huidas y huesos dislocados.
Yo lo conocía pero nada más de vista, me acerqué varias veces a ver a
aquel hombre como destrozaba un vaso grande de vidrio en la dentadura.
Hasta se dijo en aquella época, que
Ricardo Figueredo podría estar influenciado por haber visto el célebre “Blacamán”, que
se presentó con un circo en fiestas patronales por los terrenos de la sabana de Villa de Cura, a mediados del siglo pasado. El barbudo se acostaba de espalda sobre un tablón lleno de garfios puntiagudos.
Don Ricardo Figueredo, este pintoresco paisano, siguió paseándose por las calles solitarias de La Villa, estableció vivienda en "Las Mercedes", y era visto pateando la esquina de Régulo y las callejuelas del barrio "Las Tablitas", hasta que llegó la muerte a buscarlo lleno de años. No se ha sabido de otro caso similar.
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