Por Oscar Carrasquel
Se llamaba Ángel Rodolfo Valdivia Martínez, así era su nombre inscrito en el Registro Civil. Para muchos, sencillamente "Señor Rodolfo" o "Señor Valdivia", cuya vida estuvo llena de fe, trabajo, bondad y honestidad.. Siempre lo veíamos inalterable en medio de la multitud que se aglomeraba alrededor del Santo Sepulcro. En la línea de los fieles que esperaban a los peregrinos que bajaban de todas direcciones para hacer ofrendas a la Virgen de Lourdes. Preparando a los devotos en la procesión de "El Señor de los Milagros" y su conocido grito a los cargadores "Arriba muchachos, vamos". Pulcro, bien vestido con el uniforme de cada Cofradía. Con un atuendo color violeta simbolizando al Nazareno de San Pablo en la procesión del Viernes Santo. Irradiaba espíritu de colaboración en la Pereginación a la Virgen de Lourdes. Lo veíamos cuando llegaba con rapidez al Templo Parroquial San Luis Rey de Villa de Cura, En unos minutos llegaba buscando colocación para la celebración de la Eucaristía, saludando con el puño de la mano derecha a los fieles como el mejor de los humanos.
Allí en la Iglesia Matriz de Villa de Cura, ocupando su lugar nos tropezábamos siempre con la sencillez de don Rodolfo Valdivia. De tal manera que no había que hacer ningún esfuerzo para encontrarlo y entablar una breve conversa. Todos los domingos luego de la misa de 5 platicábamos con él en el altozano de la iglesia, sin falta. La verdad es que era un hombre de simpatía carismática.. Sin saber más de la cuenta era un hombre sabio, era como un ángel de rigorosa bondad..
Tenía por cierto un aire en su rostro de haber nacido bajo cielo aragüeño, de ser villacurano de sangre y corazón. En efecto, me cuentan que era nacido en esta Villa de San Luis, su madre era venezolana y su padre nacido en Lima República del Perú. A don Rodolfo Valdivia le nacieron tres hijos en La Villa, dos varones y una hembra. Todo el mundo sabía que formaba parte del equipo de aseo y limpieza de la Alcaldía de Villa de Cura municipio Zamora estado Aragua. Su trabajo lo realizaba desde hace varios años en las diferentes etapas y administración que ha vivido el municipio. Tal vez no ganaba mucho, pero ayudaba a sacar adelante a una familia. Fungía como recolector de basura en la calles, su rutina era de lunes a viernes desde tempranas horas hasta el atardecer.
El señor Valdivia fue uno de esos pintorescos personajes que recorren las calles. Por donde quiera aparecía realizando su labor por las calles Bolívar y arterias adyacentes, la plaza Miranda y su alrededor, esa era su ruta regular; empujando una carretilla con un tobo grande donde depositaba la basu, un palo de escoba, y un cepillo de barrer que eran sus acompañantes, buscando apasionadamente que las calles de La Villa se vieran bonitas, las que con tanto amor cuidaba. Uno a uno engarzaba con un garfio los papeles y bagazos que la insensibilidad de alguna gente se encarga de tirar a la calle.Ya uno sabía que era él, que iba pasando, por el golpe seco el "chis chas" de la rueda de su carretilla sobre el pavimento.
La gente siempre estaba a la expectativa en la puerta o en la ventana, principalmente los comerciantes que esperaban cotidianamente por sus servicios Los menos tacaños no tardaban en ofrecerle un café con leche, una fruta, un dulce o un jugo pasteurizado. Ël andaba siempre con el corazón y el rostro vestidos de alegría, qué sabroso era escuchar su voz. En lo que se ocultaba el sol terminaba su labor aligeraba los pasos y se iba derechito a la Iglesia San Luís Rey a participar en la Eucaristía..
Comenzaba a languidecer la tarde del viernes 06 de agosto 2021, la tierra aún estaba humedecida por la lluvia, el agua resbalando a borbollones por el ático del frente de la casa, cuando de pronto las redes comenzaron a anunciar repitiendo que había fallecido don Rodolfo Valdivia.. Nos conmovió la noticia sin alcanzar a comprender que todos tenemos un tiempo predeterminado en la vida. ¡Qué broma don Rodolfo! Aquí estamos sorprendidos y abrumados por la inesperada noticia de su partida. Parecía que todo era mentira.
Siempre dedicado a su trabajo, mañana y tarde, buscando a Dios, hogareño. En lo particular seguramente algunos sueños se le dieron, otros no. Así es la vida. Lo venimos a evocar en estas pequeñas pinceladas reseñando lo único que conocemos de su humilde transitar en la vida. Don Rodolfo Valdivia, fue un personaje querido de preeminencia por la religión católica, luchador, siempre dando la pelea, su nombre quedó grabado en la conciencia popular, siempre será recordado como un ciudadano cabal y amigo incondicional, no permitamos que su nombre se pierda en el olvido.. Paz a su alma.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, 07 de agosto 2021
Fotos archivo de Ramón Alfredo Corniel
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