Por Oscar Carrasquel
Sin siquiera buscarte,
después de un año de espera,
mi paladar se encuentra otra vez,
con el provocativo lairén.
Una frutica
que en fiestas religiosas nos visita,
blanquísima su pulpa
y muy exótico su corazón..
Te colocan en bateas de madera
para los montones exhibir
en tiempos de peregrinación
Te puedo llevar
en gajos de cuatro o de seis
atadas por un cordón
.
Vienen ya salcochadas
con un puntico de sal.
Primero retiro tu fina mantilla,
después abro su cuerpo
contemplo abierta tu desnudez,
sabes a papita con mantequilla..
Pariente y compañero del “palo pan”
Buscado de caminos
es el sabroso lairén
A veces se junta a tu lado
la blanda fruta de níspero,
madurito como una flor
por algo son familias
de una misma reunión.
En Villa de Cura,
a un lado de la catedral,
muy cerca del doble portón,
con la luz clara del sol
se sienta
la negrura de Encarnación
Sobre su cabeza
un floreado pañolòn.
de blanco y largo su camisón
Durante el amanecer cristalino
de un domingo de Peregrinación
la busco como un amante
como un abrazo de amor
Contémplote, aventurera,
y te saboreo otra vez,
rica frutica de lairèn
porque fuiste la preferida en mi niñez.
Oscar Carrasquel. La Villa, febrero de 2016
NOTA: En las gráficas la Sra. Cruz Acevedo quien se encuentra vendiendo lairén en la intersección de la calle Carabaño con Av. Bolívar, cerca de Ferreutil. Ella es de Turmero pero nos comentó que este lairén fue cultivado en Choroní. Que ya los que lo cultivaban en abundancia en Turmero han ido muriendo y sus nietos se han dedicado a cultivar otros rubros o han cambiado de actividad. Ahora en Turmero se produce muy poco lairén.
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