martes, 18 de julio de 2023

RAFAEL SARRAMERA CANTADOR DE JOROPO DE LA VILLA DE AYER

       Rafael Sarramera acompañado al arpa por Evaristo Saldeño. Foto corregida por Ramón Alfredo Corniel.


                                                   Por Oscar Carrasquel

Los hombres campesinos  llegaron a ser entre los mejores entonadores de versos dentro del joropo aragüeño. Su día a día está lleno de música y cantares. Casi no estudiaron, otros en cambio, tuvieron oportunidad. La Villa de San Luis de Cura,  aparte de ser puerta del llano ha sido considerada como una tierra paridora de esta tradición folclórica y cultural. Le dedico esta nota a Rafael Sarramera que fue considerado un  destacado cantador de nuestro joropo aragüeño que llevó su música por todos lados. A Villa de Cura llega hacia 1945, proveniente de la Sierra del Sur. Formó familia con doña Anastasia Carrizalez. Los descendientes de esta unión son Salvador, que nació en Santa Rosa; le siguen: María, Haydee, Rafael, Benjamín, Hortensia y Liliana Carrizalez, que nacieron en La Villa.   Radicado en esta localidad fijó residencia para el resto de su vida en la calle Libertad cerca de la falda del cerro El Vigía  en el barrio Las Tablitas de Villa de Cura. De las primeras familias fundadoras de esta popular comunidad.  

A mediados del siglo pasado  no se usaban aparatos electrónicos, la voz volaba como el viento, la música llegaba con brevedad a los oídos. Cada artista describía su propia historia.y todo lo espléndido ante sus ojos  Las grabaciones fueron hechas en discos de acetatos de 45 rpm que sonaban en las antiguas rockolas. Grabaciones costeadas por el mismo cantador. 

Rafael Sarramera Ybarra nació en un caserío aledaño a la hacienda La Violeta, en los predios de Santa Rosa del  Sur el 24 de octubre de 1917, hijo de doña Margarita Ybarra que le enseñó buenos modales, y de don Guillermo Sarramera, que era un hombre sencillo que también cantaba joropo. 

Rafael Sarramera fue parte de un grupo de cantadores que despuntaron por estas tierras, animando reuniones, respaldado siempre por el arpa por Evaristo Saldeño, ligero en la improvisación y estimulado por el chasquido de las maracas. Como es sabido por demás, las celebraciones después de "las cayapas"  (labores del campo) se prolongaba hasta por tres días. Quiero recordar que Rafael Sarramera fue un  cantador de décimas  y tocaba muy bien  los capachos, le volaban en las manos como un par de mariposas. 

Dicen que sin ensayo no se obtiene provecho. Rafaelito Sarramera nació y  creció entre joroperos. Contaba la madre que cuando era un niño, apenas oía afinar un arpa se acercaba improvisando versos, “pilonando” dos  mazorcas de maíz como si fueran   maracas.  Aquello poco a poco lo fue convirtiendo en cantador de golpes, pasajes, "caramelos", mariselas y otros tópicos del joropo. Sarramera era un hombre alto, siempre acudía a los bailes infundado en un liquiliqui, le gustaba  despojarse del sombrero blanco cuando cantaba.  En esa época se realizaban muchas fiestas, tanto en el barrio Las Tablitas, La Alameda,  en La Represa y en la Parroquia Las Mercedes, y muchas veces la parranda la trasladaban a la zona alta, a esas “filas” circunvecinas de La Villa como Virgen Pura y Platillón.

Cantó en muchos bailes  organizados en los barrios y el propio centro de la población. Uno de sus hijos varones me relató que cantaba todos los años en una celebración tradicional en casa de don Tomás Hernández, honorable comerciante de la localidad. Le acompañaron en toda su carrera de cantador, una infinidad de arpistas, entre ellos Saturno Linero, Salvador Rodríguez, Alfredo Victorio Sánchez,  Víctor Ibarra, Evaristo Saldeño, Jesús Oliveros, José Cordero, José Félix Nieves,  entre otros. Constantemente participaba en giras por otras regiones del país. Algunos testimonios orales que conocieron su arte, coinciden en afirmar que tenía voz clara y fuerte pero su canto fue pausado, calmado, con inteligencia. Le compuso décimas a la tierra amada, a su flora y sus paisajes. Yo recuerdo de unos chispeantes versos que le dedicó el poeta J. M. Morgado titulado “El Campesino Rafal”. Que llamaron mucho su atención y Rafaelito le puso música de "golpe" a esos versos. Lo cantaba en los bailes populares allá en Santa Rosa y en otros poblados.



También recuerdo que en el patio lleno de árboles en la casa  del arpisto Evaristo Saldeño en la calle Dr Manzo sur, en el barrio La Represa, allí se vivía música de joropo casi todos los días, se llenaba de joroperos. A los ensayos de todas las tardes se unían alguna gente del barrio y se prendía la fiesta. Su canto resonó en las Radio Emisoras de la región, con una sucesión de actuaciones en diversos programas de radio, fue presentado en los estudios de Radio Maracay, Radio Aragua. Radio Girardot, Radiodifusora La Villa y en ferias y fiestas… José Manuel Valera, poeta y animador, que está al tanto de todos estos eventos lo presentó en bailes populares y en la plaza pública.

Una de sus actuaciones estelares como expresión folclórica  ocurrió el año 1968, cuando Rafael Sarramera cantó en la fiesta de  15 años de Raquel Coromoto Castaño Amundaray, más conocida como “Raquelita Castaño”, en la capital de la República, auspiciada la reunión por el locutor y productor de televisión Renny Ottolina. En esa ocasión fueron integrando la delegación, el bailador y folclorista Juan José Vargas Castillo y otros bailadores de joropo  de La Villa como José Alejandro Rodríguez; Rosa Villamizar, Vitalia López y Carmen González. En el grupo Iba un joven bailador habitante de Las Tablitas, quien a decir de mi amigo Juan José Vargas, se le oía sonar fuerte el talón en un golpe zapateado, su nombre José Gregorio López, conocido con el seudónimo de “Chanquilón”.  

El arte musical de Rafael Sarramera aún no ha sido valorado como es de ley. El día 21 de enero de 1981, a la edad de 64 años, hace más de cuatro décadas, se apagó la vida de este formidable cantautor, exponente del joropo aragüeño que identifica a nuestra región. Se inhumaron sus restos en el viejo cementerio municipal de esta ciudad. Que en paz descanse su alma.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, 22 de  julio 2023

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