sábado, 7 de diciembre de 2024

OSCAR CARRASQUEL DE UNA VILLA A OTRA VILLA

 



OSCAR CARRASQUEL

          DE UNA VILLA A OTRA VILLA

                                                          José Sánchez Arévalo

Desde una ventana del mundo, se desliza la mirada de Oscar Carrasquel, mirada atrevida de horizontes con sus acaeceres fortuitos o no, pintando con su pluma de colores fascinantes el libro blanco, donde podrán leerse los esenciales paisajes con los cuales invistió su vida de poeta trajinante, ardidor de palabras francas.

Si hacemos un ejercicio fenomenológico y nos subsumimos muy adentro, hacia lo profundo, donde la raíz se mimetiza en sustancia misteriosa, encontraremos, extraeremos, sacaremos a la luz, observaremos, entenderemos, comprenderemos e interpretaremos el origen poético, la savia artística del hombre que nos refiere: “Nuestro padre fue poeta…” Con esa impronta, nacerá Oscar en La Villa de San Luis Rey de Cura, viniendo ya alumbrado su ser, de otra villa, La de Todos Los Santos de Calabozo. Dentro del vientre villacurano, de por sí poético, Oscar comenzará a oír sus voces, que le clamarán en silencios ardientes, enroscadas a su espíritu para que las diga.

De todo lo que nos cuenta el maestro, de su trajín de vida, nos sumerge en una época aún pastoril, conduciéndonos a evocar con aprecio, aquella sonoridad, aquella atmósfera de color local, para situarnos en ese contexto expresivo, Y de tanto que nos ha dado el bardo villacuarano, nos sumergimos entre mangles y carrizos para citar el título de una de sus crónicas, “Las Lavanderas del río Tucutunemo”. Y en su poema Río Tucutunemo, desborda el sentimiento evocador y más que interrogar:  "¿Qué se hicieron tus aguas/ y tu corriente umbría/ con sus bramidos de julio?

Clama el verbo hacia lo temporal incierto, alterando, su impotencia, las fibras más tiernas de sus voces poemando: De su padre, de su madre, de sus hermanos, hermanas, amigos, personajes de quienes nos perfila un daguerrotipo con su ferviente oralidad de “cuenta cuentos”, es porque vuelve de “aquel país de sueños” de donde torna en vuelo de poeta, alumbrándose y alumbrando como un cocuyo, la memoria contenida de una parte de su vida.

Evoca, evoca, evoca y emprende hacia el pasado, un caminar palpitante, desvelador de silencios:  “ Cuando yo contaba 17 años de edad me iba para Radiodifusora La Villa…” Al mirarnos, sus ojos algo acuosos de emoción, nos revelan la intensidad de su viaje evocador, evocatorio, que se va haciendo, al paso de su narración, crónica de carne viva, desatando sus pasos de acontecer, de ausencias y presencias. Sigue, sigue evocando, como despertando de un largo letargo, atreviéndose a cruzar brumas espesas y nos data más de sus errancias “Yo le huí bastante a la recluta”. Emerge su voz de indómita sencillez en el relato que nos siembra de voces tercas.

“Cuando contaba 22 años, migré a Caracas buscando mejores horizontes, ingresé a una empresa… a ejercer mi trabajo contable…, la empresa era especialista en la construcción de obras viales… en esa honda permanecí laborando por 55 años. Llegué a desempeñar el puesto de adjunto al director gerente… me tocó recorrer desde Puerto Ayacucho, pasando por San Fernando de Atabapo hasta llegar a Río Negro”.

Al oírlo nos sacude un envolvimiento por la virtud del relato integral, donde aventuramos imaginar vastos escenarios amazónicos, quizás inhóspitos en aquella época.

Nos da el poeta, cronista y narrador villacurano, prueba de  su sensible bienestar de poderío moral, cuando su voz danzante de memorias, nos da en cada gestualisidad rítmica, su carismático narrativo: “Tomé estado con Ana Isabel  Córdova…En una casa de solar amplio con un aljibe en el centro, nacieron dos hembras y tres varones”. Así posiciona su vida ritual, tratando de vencer los azares, pero presto a construirla con denodada valentía ante el destino manifiesto que le comenzará a soltar las trenzas de su creación literaria.

Se desprende en espiral el sentimiento genealógico vital,  derivando de sus posibilidades el oficio de creador literario y es su padre, principio y fin armónicos, origen quizá de su mimesis poética, porque su padre… “Mi papá trabajó unos cuantos años en Caracas en la sala de corrección de pruebas del diario AHORA, como corrector de pruebas y columnista, con ese roble del periodismo y la poesía que se llamó Luis Barrios Cruz” .Por eso, al rastrear estos orígenes, lo ventilamos con más propiedad cuando nos concreta en sus palabras;  “Mi modesta poesía… nace por la relación y cercanía con mi padre”. Continúa su verbo haciéndose revelación”: ”me agrada la crónica y la poesía”.

Esta confesión tajante, configura todo el acontecer de un trabajo literario sin grandes pretensiones figurativas, es sencillamente hondo y revelador de instancias que se sobreponen al silencio oblicuo al que somos sometidos los creadores y las creadoras de provincia.  Así, “la disposición de trabajo me absorbía muchas horas al día, sin embargo,  aprovechaba para escribir en mis ratos y días libres”.

Publicó Óscar en el diario “Última Hora”, de Acarigua; igualmente sus textos se publicaron en el semanario “Horizonte de Villa Bruzual, del estado Portuguesa y en la revista “Expresión” de Villa de Cura, además del quincenario El Vigía: Aún publica por redes.

Está afiliado a SACVEN (Sociedad de Autores Y Compositores de Venezuela) y por supuesto del capítulo Zamora, CAUZA PC. Su trabajo ha sido reconocido y premiado en concursos literarios internos y locales. Además ha sido distinguido con reconocimientos: literarios internos y locales: Orden San Luis Rey, única clase; Zamora de Oro; Organización Civil Punto de Encuentro; UEPC Josefina Rojas  Lovera; reconocimiento del Comité de Ferias y Fiestas de la calle Sucre.

El Maestro Óscar Carrasquel es un giro decisivo en el sentir creador del lugar; concita el asunto cronológico, el personaje popular; el personaje destacado, atrapa el paisaje, lo conversa. Casi nonagenario, armoniza su vida en familia. Una familia que nos lo revela como un sabio pastor que usa su prosa con la ternura que da la imaginación creativa, la experiencia vivida que lo lleva a la experiencia sentida. Podríamos decirle y lo decimos: ¡ ¡Salve Maestro, quienes te leemos estaremos siempre al pie de tu canto poético libre y de tus crónicas vivas, encantatorias, sencillo y boscoso de riquezas magistrales-

                                      José Sánchez Arévalo

 

 

 

 

 

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