Foto referencial bajada de la Web
Por Oscar Carrasquel
Era habitual en las décadas del 40-50 que apareciera en el ambiente este aforismo marcando el final de la Semana Santa, el cual está vinculado al contexto del folclore venezolano; la gente lo sigue pronunciando con mayor énfasis el Sábado de Pascuita, después de la procesión y actos de la Iglesia católica.
No debe resultar extraño, ni considerar peyorativo la enunciación “Quebrar la olla”. No tiene nada misterioso utilizarla. Se trata de una historia que viene de lejos. La oíamos pronunciar desde cuando teníamos diez años. La escuchábamos cuando salíamos a la calle el Sábado de Gloria. A esa edad yo no entendía cual era el verdadero significado de la metáfora.
Resulta que dentro del lenguaje autóctono a este dicho se le ha dado un significado para mofarse; algunos se la dicen a otro en forma de broma. Lo cierto es que se hizo muy común entre la población adulta, como una manifestación típica muy celebrada al culminar los días de Semana Mayor.
Según dicen expertos, la conseja a la cual no se le conoce autor a quien atribuirle el mérito de su creación, llegó por el llano colombiano a finales del siglo XIX, de manera que nos es un invento reciente. Es muy oída desde tiempos remotos. Cuentan que tuvo su entrada por la región de "El Viento" por los pueblos ribereños del Arauca, fue Introducida a nuestro territorio por el llano apureño, sigue cruzando el mapa y en definitiva se establece en todo el centro, oriente y occidente del país.
El ritual se deriva de ayuno y ritos de un número de creyentes convirtiendo la fecha en una celebración en donde se mezcla lo prosaico con lo pagano. Se reunían un grupo en la tarde-noche durante los días de la Semana Mayor. Cocinaban y tomaban alimentos permitidos, chigüire, pescado y aves de corral; pero cero consumo de carne roja. Se jugaba con barajas españolas,. partidas de dominó y bolas criollas; echaban a pelear cocos, y entre todo aquello nada de "quebrar la olla". Está claro que no se podía violar este ritual, pues se corría el riesgo de salir del colchón convertido en pez..
La citada frase la encontramos en el vasto territorio venezolano, como expresión folclórica, en cuentos, chistes, y relatos. Muchos copleros le sirvió de inspiración para grabar sus temas tanto en el genero del joropo llanero, como en contrapunteos y recitaciones.
Pues bien, según criterio seguido por algún grado de cultura, los días principales de redención eran el Jueves y Viernes Santo. Existía la creencia según la cual se podía dar y recibir cariño, pero estaba prohibido apecharse. No estaba permitido la aceleración de corazones hasta después de la media noche del Sábado de Gloria, que es cuando finaliza los días prohibitorios..
"El sábado, ya se pueden comerse los primeros chicharrones", así se estila decir en la zona del estado Portuguesa donde yo viví una cantidad de tiempo, allá en Guanarito en la tierra del gran poeta y escritor Yorman Tovar, se celebra con baile de joropo, sancocho de curito, picadillo llanero y carnes asada en vara.
A mediados del siglo pasado la gente cumplía con la dura penitencia. En La Villa cultivaron una cosa muy coloquial. El hecho que una señora andara el sábado como hoy con un paño enrollado alrededor de la cabeza, peleando con todos, enseguida se comentaba en el barrio "fulana de tal, no quebró la olla". De acuerdo con lo que apunta el historiador y profesor universitario doctor Adolfo Rodriguez, conocedor de las raíces del ayer, dice que en el pueblo de Elorza Estado Apure se utiliza y se conoce con el nombre de "Quebrar la perola".
De modo pues que no hay razón para sonrojarse al oír esta manifestación de tiempo antiguo. El motivo de este trabajo tiene la finalidad de resaltar lo que eran nuestras viejas costumbres. Con el correr de loa años ya nadie le para.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis abril 2020
Colaborador de la página Ramón Alfredo Corniel
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