martes, 31 de mayo de 2022

EXITOSA JORNADA DE LAS GLORIAS DEL BÉISBOL VILLACURANO DE LOS AÑOS SESENTA

 



                                           Por Oscar Carrasquel

 

El pasado domingo 29 de mayo de 2022, tal como estaba pautado en la programación, con motivo de los actos de la ratificación del tricentenario de la ciudad de Villa de Cura se llevó acabo en el estadio Ramón María Acosta el anunciado  encuentro de softbol, abriendo la acción deportiva.

Para ubicarnos históricamente en su tiempo, entre la selección de antaño había peloteros de categoría “A”, aunque en ese entonces la mayor parte terminaron en “AA”, correspondientes a las estrellas de los años dorados de los años 60 en adelante. El desafío fue contra el equipo Tigres de la Avenida Paradisi, resultando ganador los Tigres con pizarra de siete carreras por una, sin embargo fue brillante el desempeño de ambos equipos y en consecuencia quedaron en verse las caras nuevamente.

El emocionante juego se llevó a efecto a casa llena de fanáticos incluyendo los bellos rostros de la mujer villacurana. Tanto el señalamiento de los  Line Up de las respectivas escuadras como el desarrollo de cada jugada desde la cabina de radio, estuvieron a cargo de los locutores, narradores y comentaristas compuesto por el dueto Henry Álvarez y Eleazar Piñango, eternos servidores del béisbol menor y aficionado.

El encuentro fue un rotundo éxito con una adecuada organización. La revelación del evento deportivo fueron los jugadores veteranos de aquella época dorada del béisbol villacurano. En esta oportunidad dirigidos por los estrategas Julián “Viejo” Sambrano y Virgilio Álvarez. Todos comprendidos entre los sesenta y setenta años de edad.  Entre el grupo de jugadores quiero destacar a Julián Sambrano, Virgilio Álvarez, apodado “Garrote”; Isidro Pastrano, Manuel Luna, Vicente Luna, Orlando Castillo, César Díaz, Abilio Bolívar, Freddy Morgado, Roger Rodríguez, José Boyer, Antonio Sanabria, Salvador Quintero, José Manuel Valera, Gerardo Barrios, entre otros, quienes a pesar de la edad mantienen su vinculación con el deporte rey. 


En frases de personas que me acompañaban en la tribuna derecha supe que el popular “Garrote” es quien más número de veces sacó la bola de este parque. La actuación de todos ellos en el terreno de juego fue catalogado como aceptable en virtud que tenían mucho tiempo sin jugar, pero pusieron todo su empeño por ofrecer un buen espectáculo a la afición villacurana.. La destacada labor arbitral en el terreno de juego estuvo a cargo de los veteranos umpires Milo Espinoza, como árbitro principal, y el auxiliar el experto Jesús Moreno.

Por otro lado, el narrador Henry Álvarez anunció en forma resumida  que para el próximo encuentro se hará la presentación del villacurano Luis Manuel Hernández, el más grande jugador amateur venezolano. El dueño de este calificativo es nada menos que Juan Vené, voz y voto del Hall de La Fama del mejor béisbol del mundo.

Al final del encuentro hubo un compartir en las instalaciones del estadio, Allí se reunieron familiares y amigos para revivir emociones y disfrutar de atenciones. Prepararon un suculento sancocho y aprovecharon para rememorar anticuadas anécdotas. Fue estricta y numerosa la presencia de los moradores de nuestro popular sector de Las Tablitas.  Fueron agasajados los integrantes de los equipos competidores y luego les fueron entregado sus respectivos diplomas de reconocimiento a los peloteros veteranos que estuvieron presentes, enmarcados dentro de la categoría de estrellas de la década del 60..

El espectáculo contó con la oportuna asistencia de los ex jugadores  de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP) nativos de Villa de Cura, William Castillo quien inició su vida de jugador profesional en octubre de 1968. El homenaje incluyó la presentación en el parque  de una iconografía sobre la luminosa carrera de William Castillo alcanzada en la Corporación Criollitos de Venezuela y su paso por los equipos Leones del Caracas y Tigres de Aragua. También se hizo notar la presencia del estelar ex lanzador Willie Flores que llegó a profesional con el equipo La Guaira en los años 80 y altas personalidades ligadas con el deporte.

El béisbol villacurano sigue su curso como la corriente de un río crecido, con las figuras de nuevos talentos y de veteranos que, pese a la edad aún se mantienen dinámicos en el campo de juego.


Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, 30 de mayo 2022

Foto archivo de  INDERZA 

Gracias al poeta jugador José Manuel Valera que nos acercó las imágenes,

 

viernes, 27 de mayo de 2022

WILLIAM CASTILLO EL PRIMER JUGADOR "CRIOLLITO" FIRMADO PARA EL BÉISBOL PROFESIONAL SERÁ HOMENAJEADO

 


A los villacuranos luego de la celebración de las fiestas de su Santo Patrón San Luis Rey nos toca hoy llorar la muerte de uno de sus más queridos hijos, quien emprendió una exitosa carrera como jugador de béisbol profesional en Venezuela y el exterior de excelente virtudes . Hace poco se le rindió un cálido homenaje; faniliares y amigos de este atleta habían emprendido un campaña para obtener ayuda para su tratamiento, sin embargo a pesar de los esfuerzos todo fue inútil. Dios el padre eterno tenía dispuesto otra cosa, un lugar para él en el cielo. Deja un profundo dolor entre familiares y amigos que como yo lo quise tanto. William Castillo ese hombre que entretenía con sus historias deportivas un día me dejó estas notas para recordarlo siempre. La vida pasa pero quedan los escritos.  

Por Oscar Carrasquel     

 
                                                                                                             
Nos sentimos muy complacidos y orgullosos en dedicar la crónica deportiva de hoy a WILLIAM CASTILLO, uno de los más experimentados peloteros en el béisbol villacurano, destacò como fuerte bateador, defensor de la primera base y jardinero, un pelotero que le ha dado bastante brillo, en una época, a la disciplina del béisbol en Villa de Cura. De manera que  esta nota,  no tienen otra finalidad que hacer un reconocimiento tanto a su singularidad de ciudadano como destacado deportista.

Mencionar el nombre de  William Castillo es aludir a  un atleta villacurano que un día, surgiendo de la penumbra de una de nuestras barriadas, vistiendo un uniforme de jugar de béisbol,  transportó sus talento, anhelos y  virtudes  a distintos lugares de Venezuela y del exterior, en defensa  de la bandera de su paìs y de los equipos donde paeticipò.

William Castillo se encuentra reconocido  entre los más recios bateadores zurdos que ha dado renombre al béisbol aragüeño. Nacido en Villa de Cura el 18 de abril de 1952, ciudad donde comenzó a formarse desde su juventud como jugador de pelota junto con un montón de muchachos del sector Las Tablitas de La Villa. Se destacó primeramente como jugador en la Corporación Criollitos de Venezuela del municipio Zamora. Llegó a ser integrante de la selección de jugadores que representó al estado Aragua, en el Campeonato Nacional Junior de Los Criollitos en 1966 celebrado en Punta Cardón, estado Falcón. ¡Qué noble fue aquel conjunto de muchachos que resultó campeón del mencionado certamen y que merecen el reconocimiento del conglomerado deportivo villacurano!

William Castillo es un hombre alto, de fuerte contextura, quizás por herencia familiar. Su cara es familiar y muy conocida en toda Villa de Cura y en varios estados de Venezuela. Tiene un hermano llamado Orlando Castillo que también despuntó en el béisbol categoría menor y sabe bastante sobre la carrera deportiva de su hermano, desde sus comienzos hasta la fecha de su retiro.

En estos días nos topamos con William en la cola de una conocida entidad bancaria y ahí aprovechamos la conversa para que nos contara pasajes breves de su vida deportiva. La verdad que fue un encuentro fortuito y de ameno compartir. Ahí nos dimos cuenta que William goza de una gran  vitalidad, una privilegiada memoria para recordar los días vividos, desde contarnos sobre su prolongada carrera como jugador; de recordar la época cuando comienza a mostrar sus aptitudes de beisbolista; de cuando tuvo la responsabilidad de  defender los colores de la Corporación Criollitos de Venezuela en la categoría Junior, en la que se destacò. Un jugador profesional ya retirado el cual tiene asignada una página en la historia del béisbol de los Criollitos de Venezuela. Se le considera oficialmente como el primer “criollito”, el nùmero uno  en dar  el salto a la categoría del béisbol profesional venezolano.

Cuenta que recién finalizado el Campeonato Nacional Junior de Los Criollitos en Punta Cardón, estado Falcón; una semana después se hallaba jugando en un campeonato en la ciudad de Nirgua, estado Yaracuy. William era entonces un muchacho de apenas 16 años de edad. En ese preciso momento, quizás por su elasticidad y fuerte contextura física, pero sobre todo por su estupendo desempeño en el campo de juego y como potente bateador, es contactado por  primera vez por un cazador de talentos de un equipo de béisbol profesional en Venezuela.

Quien descubre sus grandes aptitudes fue el scout del equipo CARACAS el señor Pompeyo Davalillo.  Este buscador de peloteros de talento y ex  jugador de Grandes Ligas fue quien primero lo observa en el mismo terreno de juego,  en el desarrollo de un partido escenificado en el estadio Bicentenario de Nirgua. No lo pierde de vista, lo chequea fildeando en los jardines, y parado en el home dando batazos fuertes contra la pared y sacando pelotas fuera del parque.   Sin pensarlo dos veces Davalillo lo exhorta y convence a firmar para jugar  con el equipo  LEONES DEL CARACAS en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional de Venezuela. Fue este uno de los momentos mas significantes y emocionates de su carrera como pelotero.

No hubo ninguna duda, el joven  toletero villacurano fue invitado por el ejecutivo a reunirse con la gerencia del equipo  y sin ningún pretexto viaja con su representante a Caracas, se queda pensativo pero al final decide  suscribir ante los dueños de la franquicia su primer contrato para jugar con el equipo LEONES DEL CARACAS, dicho contrato  fue protocolizado en octubre de 1968. En uniforme le fue asignado el numero 20 en la camiseta. Nos dijo que, después de pasado tantos años el documento como un feliz recuerdo lo tiene bien guardado en sus archivos.

WILLIAM es un hombre franco no puede olvidar nunca el respaldo y los consejos de su mentor y manager  en el béisbol menor en Villa de Cura señor Oscar Sánchez, a quien debe la mayor parte de su formaciòn..  De esta manera se convierte en el pelotero más joven firmado por un club capitalino pleno de puras estrellas, lo que explica sus exiguas apariciones en la primera campaña regular con el equipo CARACAS.

Ese mismo año el versátil zurdo siguiendo los pasos de su ídolo y compañero de equipo Vitico Davalillo, viaja al norte  junto con un grupo de jugadores recién firmados, donde es asignado  a la liga de Rookies sucursal de los Fillips de Philadelphia en los Estados Unidos,  por recomendación de los directivos del equipo CARACAS. Por diversas circunstancias que no caben en la rigurosidad de la entrevista, WILLIAM lamentablemente no llega a la meta de ser jugador de Grandes Ligas..

Como queda dicho, en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional de Venezuela  vistió en su debut el uniforme de una de las divisas más emblemáticas y probablemente con mayores fanáticos del béisbol profesional como es el equipo LEONES DEL CARACAS. En su estreno con este conjunto defendió  los jardines y en la defensiva  cubriendo la primera base, con la perspectiva de ser utilizado como bateador emergente por su condición de bateador zurdo.

Se trataba de un valioso prospecto, pero como se sabe el béisbol profesional, además de ser una carrera deportiva, también es un negocio lucrativo. Ya estando más maduro y con mayor experiencia fue involucrado en un trueque junto con otros peloteros y  cambiado a  los TIGRES DE ARAGUA, con sede en el estadio José Pérez Colmenares de la ciudad de Maracay, capital del estado Aragua.

En su trayectoria dentro del béisbol profesional hizo dos apariciones en Serie del Caribe, primero en Puerto Rico y luego en Santo Domingo, donde participaron  los bengalíes, cuando LOS TIGRES DE ARAGUA obtuvieron los campeonatos de la campaña 1974-75 y  en la temporada de invierno 1975-76, bajo la dirección  del extraordinario manager dominicano Oswaldo Virgil.

Como es reconocido por la mayoría de sus compañeros de equipo, William Castillo fue un bateador dificultoso de hacer out, productor de líneas fuertes, pero también de batazos de largo alcance, asombrosa su rapidez defendiendo el outfielder y buen corredor de las almohadillas;  fue un tipo de pelotero que se crecía cuando salía a defender su posición y también cuando le correspondía empuñar el bate para incrementar su promedio.

Muchos fanáticos de la nueva generación lo vieron defendiendo el center field y parado en el home con un bate en las manos, tomando su turno en la alineación de su club LEONES, en el estadio de la Ciudad Universitaria de Caracas; igual en el parque José Pérez Colmenares con LOS TIGRES de Maracay, y de gira con sus equipos a muchas ciudades sedes en donde se juega béisbol profesional en Venezuela, tales como Maracaibo, Valencia, Barquisimeto y Puerto La Cruz.

Quien suscribe este trabajo lo conoce desde que era un niño. Un muchacho sano. Supe de su desempeño desde que jugó juvenil hasta su paso por la pelota profesional. El pasado mes de abril pasó la línea de los 66 años de edad pero la verdad es que aparenta menos. No hay que olvidar que William Castillo, fuera del terreno de juego, aparece como un hombre muy modesto,  ameno y conversador, siempre con una sonrisa  y sobretodo un hombre bastante correcto y disciplinado, dentro y fuera del campo de juego, sin duda dando el ejemplo a la juventud..

Ha sido organizador de torneos en su pueblo natal, se ha desempeñado como técnico y manager. Siempre se entendió que lleva la pasión del béisbol en sus venas. Hoy en día a pesar de la coyuntura donde nos encontramos, sigue su vida como destacado  instructor deportivo en su especialidad, extendiendo y transmitiendo sus conocimientos y experiencia a los jóvenes que surgen en Villa de Cura, en sus diferentes niveles. Muchos de sus discípulos han firmado para jugar profesional  que ademas han jugado en ligas del exterior especialmente en Estados Unidos de Norteamérica, México y otros escenarios del béisbol latino.

Asì pues, finalizamos esta conversa una clara mañana bajo la techumbre de su casa, apoyados por una carpeta en donde reposan viejas fotografías, recortes de revistas y periódicos de la época.    

        Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, mayo de 2018



LUIS "CAMALEÓN" GARCÍA, "EL LOCO" TORRES Y WILLIAM CASTILLO
                                      

EQUIPO LEONES DEL CARACAS
TEMPORADA 1968-69

DE IZQUIERDA A DERECHA (PARADOS):
Diego Seguí, Alejandro Hernández (publicista), Chico Ruíz, Juan Francia, Howe Reed, Bob Lee, Urbano Lugo, Juan Quintana, Oscar Prieto (propietario) Pablo Morales (propietario), Gonzalo Márquez, Musulungo Herrera, Nelson García, Juan Escobar, Alejandro Villasmil, Marcano Trillo, Ulises Urrieta, José Tartabul, Robinson Suárez, masajista, Jacinto Betancourt “Pat'e loro”, utilero. 


DE IZQUIERDA A DERECHA  (ABAJO):
César Tovar, Chuchù Padrón, Maike Port,  Víctor Davalillo, William Castillo, Pompeyo Davalillo (Coach),  Regino Otero (Manager), Manuel Mendible, Alberto Cambero, Bruno Estaba, Enio Mata, Luis Peñalver, Teodoro Obregón, Rafael Alvarado, alias “cachorro” (Bat Boy). El niño es  nieto de Oscar Prieto.

Fotos: Cortesía de William Castillo 



William Castillo, foto actual tomada por OC en la entrevista


miércoles, 25 de mayo de 2022

HA FALLECIDO DON FÉLIX HERNÁNDEZ CASTILLO PIONERO DEL AGRO EN VENEZUELA Y UN ICONO DE LA VILLACURANIDAD

 





                                                        Por Oscar Carrasquel



 

Uno el hombre, en su peregrinar  por el difícil camino de la existencia con sus múltiples jugadas, algunas veces se camina erguido, tranquilo, y otras  cabizbajo, según se sienta especialmente el espíritu. Pareciera que el estado del alma  cambia al igual como varia el color de nuestro hermoso cielo aragüeño. A don Félix Hernández Castillo, lo observamos cotidianamente transitando tranquilo con la mirada en alto las calles de Villa de Cura,  en donde todo el transeúnte que pasa por su lado lo saluda con afecto y emoción, le extiende y estrecha la mano porque lo conoce. Gran conversador con sus amigos del mismo terruño. Ésta nota viene siendo  la semblanza de este honroso caballero, de gran simpatía que vive a través del tiempo en el corazón de todos sus coterráneos .
  
No vayan a creer que don Félix  es nativo de fuera, sino que es un hijo de puro abolengo villacurano,  una persona común, tratable, transparente, sin etiqueta alguna. Su apellido paterno fue muy pronunciado en el sector comercio y ganadero de la Villa de San Luís antigua y también la moderna. Sabe que los años disminuyen la velocidad de los pasos, y que ya no es el mismo hombre vigoroso de antes; aquel que  comenzamos a conocer en plena juventud, tal vez de 35 años, en aquella  circunstancia que me lo presentó mi finado padre allá en su negocio de la calle Real.
 
Fèlix Hernández era entonces un hombre enérgico y empinado como una planta de chaguaramos, ahora el tiempo lo obliga a caminar un poco ladeado, despacito, ayudado por un bastoncillo de aluminio que chasquea en las aceras de cemento. De clásico sombrero, bigotes blancuzcos con las puntas medio abiertas hacia arriba, buscando  el estilo de Dalí. Ejemplo de amabilísima cortesía y educación, así queremos identificar a este hombre de larga jornada. Nunca ha sido un caballero de corbata ni peluquín, pero siempre lo vemos bien vestido, inmaculado,  disfrutando  todavía de las cosas elementales que le brinda Dios.

De repente encuentra las puertas de la iglesia cerrada, observa  el reloj del campanario detenido marcando diez para las cuatro, y  se sienta en un banco de la plaza Miranda, debajo del ramaje de un cotoperiz, pensando que por algunas de sus avenidas y su verde aledaño va a desembocar el viejo  don Rafael Mosquera, para oírle contar sus aventuras de caza y pesquería por el llano, De pronto va a visitar a un amigo de sus afectos,  siempre con un espíritu que, a pesar de estar arrastrando 88 años de presencia en el mundo, no ha perdido la capacidad de alegrarse,  de soñar, de amar las cosas sencillas que nos va dejando  el brillo de la vida. 

Nace en Villa de Cura un 21 de febrero de 1928. Y  en el legajo de viejos papeles de la iglesia Matriz debe reposar su partida bautismal con este testimonio. Mucho nos habló de su opinión sobre la jornada fundadora de la tierra nativa, aunque quizá la historia no  sea siempre  la misma que cuentan los especialistas de la historia.

La madre que le dio luz fue doña María Teresa Castillo de Hernández, nativa de Tinaquillo municipio del mismo nombre, estado Cojedes. Su fundación está en discusión, pero algunos historiadores sugieren que fue en 1760. Félix recuerda con orgullo  a su padre don Manuel  María Hernández Utrera (1889-1935), natural de Villa de Cura, hijo de don Lisandro Hernández y de Ana Utrera. La cría y comercio de ganado vacuno fue su vocación. En total fueron siete los hijos del matrimonio Hernandez Castillo: Manuel Enrique, Félix Lisandro, Juan Bautista, Carmen Teresa, Ana María,  Ana Teresa y Estela María.

Acá en el viejo camposanto villacurano reposa el despojo de muchos de sus antepasados que se explayaron en otros apellidos: además de la Hernandera, siguen los apellidos Motamayor, Carabaño, Sumoza, Utrera, Pérez, Ríos, Montañez. Conocidos como hacendados, comerciantes, profesionales universitarios, agricultores y ganaderos nativos de Villa de Cura.  Por eso es que al  ponerlo a recorrer los espacios de su lar villacurano va como explorando  sus antiguas y angostas calles que llevan nombres de personajes históricos, Siempre brotan de sus nostálgicas reflexiones la transformación sufrida por Villa de Cura durante el tiempo de su infancia pasando por su juventud a la madurez. Rememorando las casas viejas aireadas, de aleros y techos de tejas, y la obligada contemplación en su memoria de la ancha casona frente a la plaza que fue testigo de su nacimiento, crecimiento y formación.
 
Nuestro personaje goza del arte de la escritura y la comunicación social,  posee una interesante monografía relevante del árbol familiar desde su raíces hasta la  ramita más alta. Habitó la familia una casa grande y ancha de grueso portón y ventanales que se levantaba frente a la plaza Miranda. Aquella vetusta casa engullida por el progreso fue convertida hoy en un centro comercial y una botica, que se asoman por la calle del Comercio de Villa de Cura. 

Don Félix Hernández es esa especie de Mecenas. Su memoria continua siendo como un libro inmenso. Recuerda con nitidez los lejanos carnavales de comparsas, de bailes en la plaza y de jugar con agua y los  festejos en honor al santo patrón San Luis Rey. De los grandes desafíos protagonizados en la sabana por el simbólico club de béisbol Ayacucho Star BBC.  De cuando concurría  de las manos de sus hermanos mayores o de su madre  a las misas oficiadas por el  cura Galindèz o el padre César Castellano. Y que la única corriente de agua limpia que atravesaba la ciudad de sur a norte es la quebrada de Curita.

Se conoce de memoria el nombre que le dieron antiguamente a cada esquina de su pueblo y con fantástica lucidez, los nombres y apellidos de las familias que habitaron cada cuadra de La Villa. Muchas de estas viejas vivencias las dejó estampadas con precisión en las páginas de la revista Expresión, una publicación de lujosa calidad y presentación editada por la editorial Miranda de Villa de Cura, en tiempos recientes. Es también narrador de agradables anécdotas, lector apasionado y conocedor de la cultura como son la literatura y la historia.

Nunca ha incursionado en el mundo de la política, pero ha seguido atento los acontecimientos que desequilibran a su país como un  observador imparcial de recto juicio. Siempre gozó de consideración y respeto de parte  de los partidos tradicionales incluyendo los del partido Comunista, con quienes no tenía complejo de reunirse en franca camaradería. Muchos de ellos fueron sus condiscípulos y la amistad visible y respeto la mantuvo siempre con el poeta José Manuel Morgado, Oscar Morgado, Félix Valderrama, Víctor Hernández Ramos y otros que nombra en sus conversaciones. Aparte de estas consideraciones muy amigo del "Negro" José Nuñez y del bardo y cronista villacurano Vinicio Jaén Landa, y de tiempo en tiempo, cualquier día le dispensa una cordial visita a su amigo don Roger Barreto a disfrutar de su compañía y de un aromático cafecito, como también conversa con el común amigo Chencho Adames Aponte, en la Editorial Miranda.

Si algo también almacena con nitidez su memoria fue el paso en los años 20 de la caravana de autos precedida por el General Juan Vicente Gómez, cuando hacia su recorrido de Maracay a San juan de los Morros, adonde acudía con asiduidad el general Gómez  a tomar rociados de las sulfurosas aguas en las corrientes de los baños termales. Debe tomarse en cuenta que muchos años atrás el paso principal era por la calle Sucre saliendo por La Garita, antes de ser la calle Bolívar la más importante. 

Estudió en la escuela Arístides Rojas donde cursó la primaria completa. Cuántas veces no cruzaría aquel niño la plaza Miranda, con sus pantalones cortos y medias a la altura de la rodilla y un bulto de cuero colgado a la espalda para asistir al colegio. Emprende su carrera de bachillerato en el Liceo Germán Roscio de San Juan de los Morros, y de aquí pasó a continuar y terminar su jornada de estudios de secundaria en el Liceo Pedro Gual de la ciudad de Valencia.

De regreso a Villa de Cura y  debido a las escasas oportunidades de empleo no le quedó otra cosa que aprender y dedicarse  a la manufactura de objetos de cuero en una Talabartería de La Villa y  posteriormente se dedicó a la venta de periódicos a los transeúntes en la calle, para proveerse de los realitos. Pero resulta que otra era su meta.

En esta encrucijada de saberes fue técnico estudioso del progreso agrícola en Venezuela que arranca en  1932, por iniciativa del gobierno del general Juan Vicente Gómez, con la creación de la Escuela Practica de Agricultura con sede en el sector La Providencia en Turmero estado Aragua, Integrante de la novena promoción de Peritos Agropecuarios egresada  el  año 1947, siendo director el ciudadano Alfredo Lozano Villegas; institución que realizó labor de extensión agrícola y pecuaria, siembra completa y pioneros de la mecanización de la tierra en casi todo el país, poco antes de que surgiera la Facultad de Agronomía de la insigne Universidad Central de Venezuela.
 
Egresados de la  promoción en los años 44-46 de esta escuela agropecuaria se recuerdan igualmente los nombres de Jesús Filardo Rodríguez, Alfredo Fontiveros Contreras, Tirso Ramos Graterol, Ciro Añez Fonseca, Waldemar Cordero Vale, Eduardo Cholett, Concepción Quijada, Ildegar Pérez Segnini, Julio Montenegro S, Argenis Vivas; así como  otros empresarios del campo que comenzaron desde abajo y  después de mucho esfuerzo y trabajo se hicieron grandes patrones. Casi todos los nombrados fueron a tener a territorio del estado Portuguesa, convirtiendo esa región en unos de los más importantes polos de desarrollo agrícola y pecuario que conoció el país en toda su historia. Llamado en tiempos no muy lejanos "El granero de Venezuela".

Protagonistas del Plan Nacional Arrocero, creando y  orientando la marcha de los centrales azucareros, programa impulsado y puesto en ejecución por el comerciante y economista apureño Saverio Barbarito desde la otrora Corporación Venezolana de Fomento. Estaba en ese momento en ejercicio de gobierno la Junta de Gobierno presidida por el coronel Carlos Delgado Chalbaud. El  que  escribe esta nota vivió por espacio de 40 años en esa zona portugueseña y le resulta muy triste decir  que, lastimosamente hoy no queda sino la sombra de todo aquel emporio de progreso.

Félix Hernández Castillo, sintió que el amor es para toda la vida, conoció,  compartió  canciones y paseos, se hicieron novios y casó con la joven Piedad Bencid Olivo, de origen marroquí, nacida en San Juan de los Morros el 28 de abril de 1928; de esta unión surgen cuatro hembras: Gloria Coromoto, Diana María, María Soledad y Cecilia Isabel; toda la camada nacida en Villa de Cura, integras de intelecto de formación profesional en distintos saberes humanos. Un padre responsable ejemplar que supo encaminar a su familia. Quizá su mayor triunfo fue la educación de sus hijas quienes además aprendieron a leer perfectamente las lecciones de la madre, No se dejó abatir por ninguna dificultad que pudiese haberse hecho presente y siempre estuvo alerta para hacerle frente. 

Félix Hernández Castillo, en el apogeo de su juventud desechó la idea de acogerse al plan de entrega de tierras y créditos del gobierno a los técnicos egresados de La Providencia y se quedó  anclado en La Villa. Pasado el tiempo   logra crear en sociedad  con su primo Luis Besson Carabaño, un pequeño negocio, una distribuidora de alimentos para animales, medicina veterinaria y demás insumos   para la industria agrícola y pecuaria,  ensanchada con la comercialización de textos y folletos para la enseñanza de la agricultura y la cría, y al mismo tiempo fomentar las bibliotecas en los fundos de los valles de Aragua y de los llanos centrales. Esta agencia tuvo su sede única al final de la avenida Bolívar a salida de Villa de Cura hacia San Juan de los Morros. En un aviso comercial  hacia la calle, al lado de la casa de familia Albano, podía leerse visiblemente en un cartel: “Hernández & Besson”. 

Cargado de años, a veces lleno de alegría, otras de tristeza, de satisfacciones y sinsabores. Su figura elegantemente vestido semejando  a una joya antigua, con la acumulación de  una gran experiencia y consagración al agro y la cría en Venezuela, dignificando la que fue su amada profesión. Don  Félix,  gracias a Dios, se mantiene activo en la vida, aprovechando el tiempo para contar las sonrisas que pudieran llenar un día y recordar los sueños  que tienen sus noches.  

Muchas veces  lo  hemos visto asomado por el marco de un ventanal de su apartamento de la calle Real, o lo hemos encontrado en un cruce de una esquina, o nos hemos detenido en una conversa hora y pico en un banco de la plaza Miranda bajo  los arboles corpulentos repasando recuerdos; o,  dejando pasar un chubasco  bajo el saliente alero de algún sobreviviente caserón de nuestro pueblo, con sus ojos perspicaces palpitando detrás unos espejuelos oscuros, y su robusto cuerpo sostenido por las dos manos apoyadas sobre su bastón de cuatro bordes que de vez en cuando golpea lento en la áspera acera.

Guarde pues  nuestro  Dios creador a este gran hombre, como ejemplo y honra de las generaciones presentes y venideras. Un abrazo largo interminable para don Félix Hernández Castillo, amigo hasta lo infinito, en el afecto y la unión.

                                                                                                 Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, invierno de 2016. (Reeditado el 25 de mayo de 2022 fecha de sus honras fúnebres)

martes, 24 de mayo de 2022

RECORDANDO LA CELEBRACIÓN DE LOS 250 AÑOS Y LA FIESTAS TRADICIONALES DE SAN LUIS REY

 

              He ahí el rostro festivo de la calle Miranda  de la Villa de Cura cumpleañera. 250 años celebró nuestro pueblo en 1967. El Chevrolet 1959  estacionado a la izquierda es el auto propiedad de don Carlos Landa.

                                                                                Por Oscar Carrasquel

La gráfica se remonta al año 1967, corresponde a un mediodía radiante villacurano en la calle Blanca o Miranda. Villa de Cura es el sitio donde fue tomada, el alero y el ambiente donde nacimos, crecimos y que nos identifica, la que nunca nos cansamos de repetir que era antes un pueblo más hospitalario y bonito.
Se trata de uno de los actos de la festividad, el esplendorosos desfiles de autos antiguos y nuevos modelos, y de competencias, realizado en el marco de los 250 años de Villa de Cura, municipio Zamora, estado Aragua. Fue captada la imagen por nuestro hermano Raúl Carrasquel usando una cámara Minolta, tomada desde la parte Este de la calle Miranda. Hoy la traemos y presentamos para recordar ese chorro de emociones difíciles de olvidar.
A la izquierda, la esquina donde se asoma la hermosa casona de grandes ventanales de don Candelario Matos. (No había sido víctima aún del pico y el martillo). Del otro lado, en primer plano, puede observarse la casa de la industria gráfica Editorial Miranda ; siguen las casas de familia de don Carlos Landa, de Raúl Barreto,  la de Francisco Álvarez Rodríguez y la casa de Juan Pablo Álvarez Rodríguez.  En la siguiente esquina la mansión de la familia Carvallo, hoy  sede de nuestro amado Museo de Tradición “Inocencio Utrera” y de la Biblioteca Pública Municipal, ambos emblemas de la ciudad.
En aquel día de celebración de los 250 años todo transcurrió como se esperaba, el siempre querendón y amante de su pueblo el cronista y poeta Vinicio Jaén Landa fue el presidente de la Junta organizadora y el historiador profesor Oldman Botello, el Vicepresidente. Los habitantes pudimos disfrutar de unos maravillosos momentos de comunicación,  en el cual los coterráneos nos dimos un abrazo de hermano bastante emotivo, sin distingos políticos, ni condición económica o social. 
Fue una oportunidad en que  nos volvimos a entrelazar con familiares. recordar a los abuelos y amigos; compañeros de colegio que extrañamos, que teníamos años sin ver. Nos visitó gente de  otras partes de Venezuela; también contamos con la adhesión de las colonias extranjeras radicadas en la ciudad, algo realmente lleno de colorido. El baile para culminar el evento fue amenizado por la orquesta caraqueña Los Megatones de Lucho. La actuación de Artistas villacuranos y grupos musicales le rindieron homenaje a Villa de Cura con una serenata .
Hoy día pareciera que para conseguir la paz y la convivencia ciudadana  y reconquistar el amor por la villacuranidad es imperioso que nos volvamos a encontrar igual en otra celebración. Que regresen los hijos que tuvieron  necesidad de emigrar a otras naciones, nos estrechemos la mano de nuevo; que nos demos como en aquella ocasión un abrazo fraternal que abarque a todos los que nos visitan, recoger los versos de la canción  Prometo, "quiero volver a ser quien te amaba".
En aquella oportunidad nos visitaron  hijos ilustres de Villa de Cura como el intelectual don Augusto Mijares y el animador de TV Amador Bendayàn; también la conocida artista hija de Santa Cruz de Aragua, intérprete de la canción llanera Reyna Lucero, entre otros notables personalidades.
Es bueno recordar que en  ocasiones  se ha querido  resucitar este tipo de rencuentro y que vuelvan las tradicionales Fiestas Patronales de antes, hay muchas personas que han trabajado incansablemente para lograrlo, hay gente humanista de la cultura interesada por la proyección, rescate y el progreso de Villa de Cura, y el reencuentro de los villacuranos ponemos como ejemplo a don Juan Villegas, Carmencita Hernández Paradisi, Juan Colmenares, Anuzca Adames, Inocencio Chencho Adames, promotores todos del Foro de Villa de Cura. También el Cronista Oficial del Municipio Zamora profesor Antonio Cabanilla Yépez, y otros ciudadanos cuya lista es larga. A Villa de Cura bendecida por Dios y conocida por la calidez de sus habitantes, en donde se hace presente el compás del sabroso joropo aragueño y la música llanera, se le está comenzando a querer, sin embargo el descuido de sus  calles reclaman un cariñito de asfaltado para que queden bellas.
En pocos días  Villa de Cura rememora  la solemnidad religiosa  de su Santo Patrono San Luis Rey de Francia; en la misma tónica unas de las festividades patronales mas esperadas por  el gremio de coleadores de la región aragüeña. En La Villa se sirven los más sabrosos y crujientes chicharrones y abunda la dulcería vernácula. Lamentablemente hoy dentro de un panorama desolador en medio de  ingentes problemas. Habrán mejores momentos  para una alborada, llena de sueños y de esperanzas.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, agosto 2018/23 


EL DESAFÍO DE GALLOS EN LAS FIESTAS PATRONALES DE LA VILLA DE SAN LUIS

 

                     Cuadro de Carlos Martinez "Cejota".Colección de familia Martínez Flores


                         A todos los galleros de Venezuela

Por Oscar Carrasquel

"A pelear mi zambo/ salta al centro de la gallera/ firme la cola altanera/ y la cabeza bien alta/ Un jirón de sol esmalta/ el plumaje del costado/ y al mirarlo allí plantado/ mi grito fanfarronea:/!Sin comenzar la pelea/ mi gallo zambo ha ganado!. (Miguel Otero Silva).
                                  
                               
Siguiendo el recorrido sobre nuestras tradiciones populares. Convenimos que, sin el juego de gallos no son las mismas Fiestas Patronales que estábamos acostumbrados. En la Villa de Cura actual  habitan personas a las que les fascina una pelea de gallos. En esta ciudad  René González Romero,  es un amante y seguidor de la valentía de los gallos de pelea. René desde que tenía 13 años de edad anda metido entre la familia gallística de Venezuela.De entrada nos comenta que  los gallos de pelea más  solicitados son los de Puerto Rico, Mexico, Cuba, EE,UU y Venezuela, En futuras entregas hablaremos sobre la Fiesta Brava (taurina) en Villa de Cura.

Pero debemos anticipar que también  existen los "antigalleros". Se les reconoce y respeta.De hecho,  en algunas partes del planeta está prohibido por considerarlo un acto en perjuicio del animal, debido a que los ejemplares sufren y generalmente mueren en la contienda, Hemos leído que en algunos países se hacen esfuerzos para modificar el reglamento con el fin de mantener vivo al animal.
Sin embargo el desafío de gallos en Venezuela es considerado como una diversión de arraigo muy popular que data de muchísimos años atrás. Dicen los cronistas que  los primeros desafíos fueron en la Isla de Margarita en 1570. Sostienen que se trata de una herencia de los conquistadores españoles  y desde entonces se arraigó en casi todos los países latinoamericanos y en Norteamérica, y por ende se entroncó en todo el territorio de nuestro país. Tan es así que, en pleno siglo xx no había ciudad, pueblo o caserío en Venezuela que no tuviese su tradicional redondel destinado para las competencias gallisticas. Incluso los galleros están reunidos en una organización llamada "Asociación de Criadores de gallos de riña de Venezuela".

En tiempos bastantes remotos fue un juego multitudinario de conmoción nacional, lo confirma el hecho que hubo presidentes de la República  que fueron furibundos  aficionados al juego de gallos. Este segmento lo consultamos con el profesor Oldman Botello, historiador y Cronista de Maracay, con su gentileza característica nos respondió en una nota: “El general José Antonio Páez importó gallos de  pelea de Puerto Rico; también lo hizo el general Cipriano Castro. El General Juan Vicente Gómez fue muy aficionado, inclusive tuvo cuerdas de gallos; le preparaba los gallos Luis Perdomo, hermano de don Julio Perdomo, comerciante de La Villa. Gómez acudía a una gallera en Maracay en la calle Soublette, apostaba pero no se exaltaba como es de ley”.
Según dice la crónica caraqueña de la época, el Benemérito General J. V. Gómez, para su uso particular, mandó a construir una gallera.  en el pabellón principal del Hipódromo  El Paraíso, donde asistía cuando iba a Caracas. 
La lista es todavía mas larga  de los mandatarios venezolanos que fueron furibundos jugadores de gallos.  Lo expresa  en una nota que nos envió el doctor Germán Fleitas Nuñez, historiador y Cronista de La Victoria: José Tadeo y José Gregorio Monagas, Falcón, Linares Alcántara, Joaquín Crespo, Andueza Palacio e Ignacio Andrade, que tenía una gallera en Santa Rosalía (Caracas)”. 
Por otra parte,  dice la historia que por una pelea de gallos nació  la amistad y se hicieron compadres  el General J. V. Gómez y el General Cipriano Castro. También se afirma que la gallera más famosa de Caracas, ubicada entre las esquinas de Bolsa a Piñeiro, perteneció al señor Antonio Pimentel, hombre de confianza y del gabinete del General J. V. Gómez, 

Los ejemplares plumíferos los conocen los amos de cuerdas con nombres propios como sacados de un diccionario, pero también por su  variedad de colores se clasifican en: giros, marañones, jabados, colorados, zambos, pintos y muchos más. Su cuidado y alimentación es regido  por normativas especiales. Predominan en su dieta los vegetales, tomates, maíz, arroz cocido, lechuga, frutas y también  carne de vacuno. Regularmente reciben vacunas de vitaminas para ponerlos en condiciones."Juez" se denomina a la persona que aplica el reglamento y da por terminada una pelea por triunfo o empate.

Villa de Cura tuvo mucho nombramiento  en aquellos lejanos tiempos cuando en cualquier parte del centro y del llano se hablaba de desafíos de gallos y de galleras. En  esa época,  y también en este momento, una de las galleras más grandes y nombradas en Villa de Cura se conoce con el nombre de “El Gallo Giro”, de nuestro paisano y amigo, el coronel José Ramón González, la cual se encuentra ubicada en el sector de Los Colorados en el corredor vial de Carrizalito.


                          Cuadro de Carlos Martínez "Cejota". Colección de la Sra Maruja de Breto

Una de las más populares y buscadas que existió en Villa de Cura por los 50 fue la gallera de  Don Pío Silvestre Zapata; carupanero, la cual estaba ubicada en un terreno cercado debajo de un inmenso árbol de samán en la calle Guárico  o Rafael Bolívar Coronado, frente a lo que se llamó "La Vega de don Armando Carabaño".

"Cuerda" se llama a la casa o dueño de gallos de raza entrenados para pelear. Entre las cuerdas de gallos entroncadas en la tradición aquí en Villa de Cura tenemos en primer lugar la de don Pío Zapata, atendida por su propio dueño, vendía y compraba los ejemplares.. Otro de los dedicados a criar gallos de pelea fue el señor   Ángel Molina. Le cuidaba,  entrenaba y preparaba  sus gallos el popular Natividad Bermúdez, más conocido como “Meneco”. 

Julián Martínez,  venido en San Casimiro tuvo su casa de habitación y pulpería por la calle Comercio frente al INCE; al fondo tenía un espacio donde preparaba sus gallos. Otra cuerda famosa fue la del señor Juan José Vargas Castillo, poeta y gran bailador de joropo aragüeño, quien le dedicó un poema a un gallo invencible llamado “Repetición”, conocido como el terror de las galleras. Pasado el tiempo trasladó su cuerda para la urbanización  El Limón  (Maracay). Otro gallero famoso en La Villa fue el médico traumatólogo doctor Oswaldo Carabaño, sus ejemplares se los cuidaba y preparaba don Ricardo Bolívar en la avenida Paradisi, al lado  del puente "La Loca".

En el barrio Los Colorados en 1980, estuvo funcionando gallera "La Encrucijada”, fundada por don Arturo González Vásquez y Morocho Ramos. Y siguiendo la vía que conduce a la población de San Francisco de Asís existió gallera "Las Guacharacas", intensamente visitada en una época por los mejores galleros del centro del país.

En esta búsqueda no hay que olvidar  la   gallera "Los Tanques” de un gallero  llamado  José Alejandro Peña.Y  en el barrio “Araguita”  tuvo gallera don  Oscar Salvatierra dentro de las instalaciones del Bar "Guárico". 
Existió otra hacia el norte de la calle doctor Urdaneta, en todo el cruce de la calle Juan de Dios Agraz, donde tuvo  puertas abiertas la  bodega "El centavo menos"  del cagüeño don  León Muñoz, con un redondel para desafío de gallos al fondo del patio.

Los habitantes de la popular barriada  Las Tablitas en los años 60,  seguramente recordarán el nombre de don Nicolás Labastidas, quien tenía su gallera debajo de un frondoso tamarindo  en la prolongación de la calle Páez, casi llegando al urbanismo Víctor Ángel Hernández.
 
Desde la infancia conocimos a un pícaro personaje popular que le pusieron de sobrenombre   "furgoneta". Este compañero recolectaba en las galleras los gallos liquidados en la pelea, y después traía su carne convertida en relleno de sabrosas  empanadas y pastelitos,. Su decir que, un sancocho de gallo de pelea es lo mejor para  reconfortar de nuevo el brío  en las parejas mayores. . .  

Las apuestas en los desafíos de gallos son consideradas como  un juego absolutamente lícito y libre,  se trata de una cosa muy seria y de pundonor; las apuestas  en forma verbal, lo que sugiere que la palabra empeñada tiene el mismo valor de un documento. La crónica policial registra un caso en Maracaibo estado Zulia, sobre un hecho producto de una apuesta en un club gallístico, porque el perdedor se negó a reconocer una apuesta. Entre el público fuera de la gallera cualquiera pude apostar. Hay quienes apuestan grandes sumas de dinero y en especie.

Sería insólito negar que las competencias de gallos aglutinaban núcleos importantes de toda la población, sin distingo de clases sociales, por diversión y también por las apuestas dinerarias, además de su contribución al sentido hospitalario de ciudades y pueblos. En un tiempo fue la diversión preferido de los villacuranos, después de nonbrar los toros coleados, en las Fiestas Patronales de mi pueblo, 

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, agosto 2020

Ilustración obtenidas intercesión de Ramón Alfredo Corniel.


 

lunes, 23 de mayo de 2022

ROLANDO

 

          

 

                   

                     ROLANDO


                              Oscar Carrasquel

 

Aunque a solas peregrines

por la tricentenaria ciudad.

(si abres bien los ojos)

cruzando al final de la calle Real

de la Villa de Cura señorial

 

Con este potencial templo del arte,

con una colección permanente

de contemplaciones pictóricas  

en los muros te vas encontrar

.

Liderada la Galería RQ 

por un artista de vanguardia,

de órbita nacional

y de la esfera mundial.

 

En la sala sobrevive 

el espíritu de Picaso  

y  la figura de Van Gogh.

 

En este gran templo

de círculo cultural plástico,

embelesado por Dios

se refugia el talento

del maestro Rolando Quero.

 

                                       Oscar Carrasquel, mayo 2022

 

viernes, 20 de mayo de 2022

HOMBRES DE LA COMARCA EL INDIO MARA..!HAY PERROS!...!HAY PERROS!

 


                             Don Santiago Hernández. Foto propiedad de Editorial Miranda, bondad de nuestro amigo Chencho Adames,
                                  




Por Oscar Carrasquel



Santiago Hernández era su nombre real, un personaje de leyenda mejor conocido como EL INDIO MARA, apelativo con el cual se le nombró desde que llegó a Villa de Cura.. Tal vez por llevar en su rostro facciones aborígenes fue moteado con ese sobrenombre. Tanto se acostumbró que cuando era presentado en una reunión se identificaba de esta manera:"Mucho gusto, El Indio Mara".  Se especializó en elaborar la delicia de los "Perros Calientes" más sabrosos que saboreó el pueblo villacurano.

Uno de los primeros hombres que con humildad y esfuerzo vendió de manera ambulante “Perros Calientes” en Villa de Cura comenzando la década del 60, continuando con esta rutina todos los días hasta que cayó vencido por el tiempo.. Hay que reconocer que desde que llegó a La Villa jamás se quiso ir, ni tampoco se apartó de esta actividad comercial.




indio mara 2.jpg
El Indio Mara entre dos damas importantes de su vida:
su hija Lucy y su esposa Fermina (doña Yeya)


Nunca puedo dejar de recordar a los muchacho de mi cuadra, viviendo por la calle doctor Manzo, y detrás los adultos correr cuando sentíamos pasar por el frente a EL INDIO MARA  empujando un coche que parecía forrado de porcelana, repleto de este alimento. Uno  consumía el primer “perro caliente” y daban muchas ganas de entrarle  a otra ración.

Andaba siempre con su bata blanca y una boina de tela. Cargaba  un bolígrafo Papermate en el bolsillo de la bata para sacar cuenta, pero cuando le pedían fiado se excusaba de manera inmediata: ¡Ay, mijiiito, lo siento pero yo no fío!.. Para evitarse explicaciones mandó a pintar con su publicista José Seijas (6jas) un letrerito en el carro que decía "No Fío" y  en el otro extremo "Perros 0.50".

!HAY PERROS!.. !HAY PERROS!. se le oía pronunciar con voz fuerte..Desembocaba en cada esquina o se estacionaba a la entrada y salida de una institución educativa..  Quería mucho y era muy apreciado por los alumnos, bedeles y maestras del Grupo Escolar Arístides Rojas. En el atardecer de cualquier día no buscaba pararse en otra esquina que no fuera frente a la bodega de don Carlos Lovera en la calle Sucre. Muchas veces se instalaba en el estadio donde se juega béisbol, y en cada estación de la vía donde lo paraban un buen rato. 

Ningún villacurano de aquella generación puede olvidar lo rico y ameno de aquellos “perros calientes” llenos de sabor que les servía el proveedor.. Como tampoco podrá dejar de lado su pregonar con su ronca voz que como una flecha llegaba hasta los oídos de adultos y pequeños: ¡Hay Perros!...Y detrás ensayaba una canción de su repertorio, echaba un relato, o recordaba cualquier anécdota u ocurrencia que se le viniera a la mente.

Un hombre honrado, alegre, de voz fuerte, buen conversador,  narraba hazañas y muy hábil contando fábulas, recitaba versos y canturreaba por la calle, muy dado a piropear a las damas con elegancia. Don Santiago era un hombre que trataba con respeto, muy gracioso, buscaba reírse con los niños como  Santa Claus  cuando entra diciembre... ¡Jo, jo,jo,jo!.

Era un  experto en saber elegir tanto la clase de pan  como los añadidos que utilizaba para aderezar y acompañar las salchichas  Oscar Mayer, su marca preferida. En la salsa de tártara que preparaba con su esposa, probablemente, estaba la diferencia. Seguramente la mayoría lo recuerda, sin embargo les voy a refrescar la memoria. Cuando uno sostenía el “perro” en la palma de la mano, la salsa blanca y rosada se derramaba por entre los dedos  y hasta la hoja de papel de su envoltura provocaba relamerse.

Qué bueno es recordar cuando regresaba atenuado del trabajo al anochecer y detenía el coche en medio de la cuadra, yo lo observaba  pedaleando discretamente un trago de una carterita que ocultaba dentro del carro como subvenir. Nadie se metía con él, siempre con Dios y La Virgen por delante.

El transitar de uno por esta vocación de aprendiz  a cronista deja muchos recuerdos. Nuestro amigo Santiago no era oriundo de Villa de Cura, como seguramente pensarán algunos, a La Villa llegó de 25 años de edad en la cuarta década del siglo xx.. Había nacido en la población de San Joaquín estado Carabobo el 25 de mayo de 1923. Hijo  de la sanjoaquinense Isabel Hernández. No he dicho que llegó a querer tanto a este pueblo de Villa de Cura que a muchas personas, entre sus jocosidades, les decía que él era villacurano..

Ya era un adolescente, bisoño, cuando fue trasladado a Caracas por su progenitora, allá estudió la primaria,  después fue mensajero en una institución bancaria; fue obrero de limpieza en el Museo Bolivariano  frente a la plaza  El Venezolano;  además cumplió responsabilidades  como jardinero en la casa de la upatense doña Menca Fernández de Leoni, esposa del doctor Raúl Leoni, después Presidente. Se conocía toda el área de esa quinta y conocido de la familia Leoni, contaba que "entraba y salía como Santiago por su casa".

Trabajó algunos años en Caracas para un maestro constructor de casas, trabajaba bien la albañilería. En sus tiempos mozos se integró a las Agencias de Lotería de la capital de la República, ganaba un dinero pregonando la lotería con aquella voz de trueno,  en los predios de Sabana Grande, Chacaíto, Plaza Venezuela y en el Terminal del Nuevo Circo; tenía clientes que le compraban  billetes completos y "quintos" de las loterías “Zulia”, “Caracas” “Oriente” y otras más. En la ciudad de Santiago de León de Caracas fue donde se inició posteriormente con los “perros calientes”, en tiempos cuando comenzó como presidente el general Marcos Pérez Jiménez.

Don Santiago tenía una fuerte y clara voz. Una vez me contó luego de disfrutar de un cafecito en su casa que, los empresarios de boxeo y de lucha libre de Caracas, aprovechando su voz de locutor lo enseñaron a anunciar las peleas sobre el ring. (no necesitaba micrófono). El público se emocionaba cuando le oían sobre el ring; su papel era anunciar a los púgiles sobre el cuadrilátero en el Palacio de los Deportes ubicado en la Avenida San Martin de la capital. Allí se hizo amigo del conocido anunciador oficial de boxeo Pepe Pedroza, de narradores y comentaristas de boxeo y lucha libre..

También me manifestó que su gran pasión en la mocedad fue la lucha libre, en cuyo deporte tuvo discreta actuación  como luchador. Le correspondió recibir y dar  entrenamiento en esta disciplina deportiva,  entrenaba con luchadores de renombre como aquellos que dentro del ring se llamaron: "Dragón Chino", "Bassil Battah", "El Chiclayano" y "Camba El Salvaje", pero no siguió según me dijo por lo bajo de la remuneración.

En Caracas se enamora y contrae nupcias en 1959 con Fermina Aurelia Cantero, conocida después como "Doña Yeya", su esposa era de nacionalidad española, quien a causa de una enfermedad terminal que iría a minar su existencia fallece el 3 de junio de 2012 en Villa de Cura, la ciudad que fue como su patria adoptiva, la cual tanto quiso y donde fue altamente apreciada por sus numerosas amistades. De este matrimonio nació una hija Ana Lucy Hernández Cantero. Fue también padre amoroso de  dos hijas de una anterior relación, ellas se llaman Gloria y Josefina, oriundas de Caracas.


indio mara.jpg
El Indio Mara  entre el Alcalde Alberto Roye y Rosa Castro y de un grupo de amigos


El 5 de mayo de 1998 la alcaldía del municipio Zamora, cuyo titular era el señor Alberto Roye Flores, lo distinguió con la “Orden Ciudad de Villa de Cura”, ganada por su nobleza y tenacidad de buen ciudadano. Y el 25 de agosto de 2013 con la condecoración "San Luis Rey". Además fue honrado con diplomas y reconocimientos por diferentes organizaciones deportivas que hacen vida en la comunidad.

Entre otras distinciones recibidas se destaca un diploma otorgado el 25 de mayo de 2010, por  “Cooperativa Conociendo al Estado Aragua y Algo Más R.L”, presidida por la comunicadora social Yolanda González, coincidiendo con la celebración de los actos conmemorativos de un aniversario de la ciudad de Villa de Cura.

Don Santiago Hernández el popular INDIO MARA colaboraba con nuestro pueblo en todo lo concerniente con el deporte, particularmente con la liga de béisbol aficionado y también con el béisbol menor, razón por la cual fue homenajeado en varias oportunidades. Le fueron entregados diplomas, placas y medallones por su valiosa contribución en varios  torneos de béisbol llevados a cabo en el estadio “Ramón María Acosta”. Pude ver que la colección ocupa las paredes y otros espacios de la casa.

Hubiera sumado más años su labor de vendedor de “perros calientes” pero tuvo que retirarse con 82 años de edad. Sabemos que aquel hombre trabajador, maravilloso, jocoso, popular, fue perdiendo facultades y el tiempo le fue ganando ventaja. Ya no oía,  ni veía bien, sus pasos se hicieron cansinos. La nostalgia por no poder ejercer más su trabajo  que fue  gran parte de su vida le fue minando la existencia. No bastó los cuidados médicos oportunos que le buscó su hija Lucy.

A muchos villacuranos les dolió su partida, era nuestro vecino y gran amigo. Se marchó cuando el viento se agita  por entre un camino de nubes azules  el 10 de febrero de 2014 en vísperas de cumplir 91 años. dejando una estela de recuerdos difíciles de olvidar Su casa se inundó de abrazos amigables. Su sepelio fue una verdadera manifestación de dolor popular..Paz a su alma. 


Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, febrero 2019


NOTA: Fotos 2 y 3 cortesía de Lucy Hernández, 
Diagramación Ramón Alfredo Corniel 

jueves, 19 de mayo de 2022

EL BAR "EL CHORRITO" EMBLEMA DE LA CALLE SUCRE Y MISCELÁNEAS

 

             Bar "El Chorrito". Protagonista de dos épocas, forma parte de la calle Sucre de La Villa de San Luis
 

Por Oscar Carrasquel

Vengo a evocar el tiempo ido y también  el presente con la emoción de ser hijo de este pueblo,  hablar del bar El Chorrito, una típica licorería; traer a la memoria los recuerdos de la calle Sucre  y de otras cosas  anotadas en el álbum de los recuerdos. El iniciador de este saloncito hubo de ser un villacurano que se llamó don Félix Pérez.. Su último dueño conocido fue don Pablo Vivenes. Se ha dicho con reiteración que el bar es un espacio para la bohemia, un sitio ideal para saciar el ocio,. No es extraño ver dentro de un bar  a alguien que  no le ha ido bien en el amor,  poniendo a sonar en una rockola, boleros, pasillos y rancheras.  Éstas salas guardan atrapadas dentro de sus paredes diversas historias..

Gustoso de haber conocido en esta cuadra a Rafael Flores, el primer torero (novillero de oficio) nacido en esta tierra, y  la señora María Luisa López, de casa con jardín  florido, criadora de diferentes  aves domesticas. En una quinta de rejas habitaba el empresario de cine don Eligio Arocha;  y otras familias tradicionales de aquí como don Plácido Ríos y el maestro Aníbal Bolívar; tarea difícil mencionarlos a todos..Allí tenía negocio don Carlos Almenar, respetado hijo de Belén de Carabobo, villacurano por adopción. Por  la calle Sucre, cruce con calle Rivas Castillo, dos cuadras  antes de llegar a la esquina "La Garita" el bar “El Chorrito", Lamentablemente el original desapareció con el tiempo, hoy ocupa otro espacio  que es visitado por nativos y forasteros  para honrar su perpetuación.

Según versión que nos proporciona la memoria de un viejo amigo, sin centrarse en muchos detalles; quien  abrió sus puertas  en la década del 40 fue conocido con el nombre de don Félix Pérez, un comerciante de ganado que lo fundó y administró; hasta que en alguna fecha  siguió el negocio  en manos del comerciante don Rafael Gómez.

El viejo bar estaba ubicado en una casa de esquina, de techo de tejas y paredes de bahareque. El salón  poseía dos puertas que daban a la calle Sucre. En las noches se veían  las luces en su interior que parecían unos cocuyos pero nunca se iba la luz.. Como todos los botiquines de la época, tenía un largo mostrador, las mesitas  en una sala para departir y jugar dominó. A comienzo de la década del 50, en la parte de atrás se observaban unos baños públicos que los alquilaban por medio real (o.25), a los viajeros y arreadores de ganado.

Entre las cosas sencillas que recuerdo, don Rafael Gómez mandó a pintar las paredes y puertas todas de  color verde, porque se decía que el hombre, no solo  militaba en el partido   Copei,  si no que según se supo era conocido del doctor Rafael Caldera y del Dr Pedro del Corral. Detrás del mostrador andaba Rafael Gómez,  bajo de tamaño, de voz nasal,  sabía cuentos del acervo cotidiano y fino humor, con mucha chispa,. En aquella época se le veía por las calles echando pedal montado en  una bicicleta Raleig de paseo.No hay que dejar de lado que la calle Sucre los años 47-48. Aquella calle de ayer, de paz y tranquilidad le cerraban algunas de sus bocacalles con viguetas de bambú para las tardes de toros coleados en las fiestas patronales de agosto.. Hay que reiterar que a finales de la década del 40  las calles de La Villa eran de tierra. Las bestias las amarraban de las ventanas y rejas de establecimientos.

Al revisar la pequeña historia,  a la calle  se le designó este nombre por un homenaje al Gran Mariscal de Ayacucho, la misma designación que ha llevado de tiempos de Guzmán Blanco. Se enrumba desde La Aduana y sigue en linea recta hasta dar con la carretera nacional, por el este..Dicen y es absolutamente cierto, que en la década del 40 llevaba  el  sobrenombre de calle "La Chancleta". Personas que se reunían en casa explicaban que se trata de una asignación proveniente del léxico o vocabulario popular. Se debe a la cantidad de huecos en la calzada. En época de lluvias se convertía en charcos y un lodazal; así pues, los transeúntes se veían en la necesidad de cruzar la calle con las chancletas o alpargatas en la mano. Por lo general el tránsito por esos años era de tracción de sangre. Lo que deseamos es contribuir a preservar, sin exageraciones, la identidad de los sitios, esquinas, y calles de nuestra ciudad tricentenaria. 

Haciendo un viaje de historia pretérita, es bueno recordar que  en la cuarta década del siglo xx, el agua a la población de Villa de Cura no venía por tubería de acueducto, sino que se recogía de pilas o fuentes colocadas en algunas esquinas. Lo cierto es que en aquella década en las casas no faltaba el vital líquido. Según el decir, en la parte de atrás del negocio  existían unos baños y dos fuentes públicas, allí se surtían de agua  los vecinos; pero los llaves no quedaban completamente cerradas, brotando perennemente un chorrito por los grifos.  Del dialecto romántico de sus pobladores se deriva la denominación de  la esquina “El Chorrito”  y  la mención del botiquín que allí fue establecido.

En aquella época era muy  raro encontrar a alguien que no tuviera empleo u ocupación o que no cargara  recursos en la cartera. Cómo no recordar las veces que llegaba una tromba de jóvenes liceístas del último año de bachillerato con una gritería  un día viernes por la tarde) luego de haber cumplido con su horario de clases y enseguida  ordenaban. 

 ¡Rafael, danos un botellón de Caracas, cuatro vasos, y un bolívar sencillo para la rokola! 

La monedita de pura plata (un bolívar), cuando aún no había sido devaluado, daba derecho para puyar y escuchar cinco canciones favoritas. Uno podía encontrar a un tercio tocando una guitarra y la inconfundible voz de uno de los personajes más populares de la vecindad el maestro Martín González,  llorando una milonga y desgranando un ramillete de tangos de Gardel; y luego se agregaban otros músicos, poetas y otros actores. La música llanera no se escuchaba con la profusión y genialidad como es hoy.. Don Rafael añadió al negocio la venta de guarapo de piña endulzado con papelón, preferido por escolares.

Siguiendo la tradición a este negocio; después de don Rafael Gómez el botiquín  “El Chorrito” pasó a manos  de  don Rafael Alvarado, y luego lo recibió el señor  Manuel Jiménez, mejor conocido con el sobrenombre de El Indio Eulogio. Abrumado por el tiempo como un anciano árbol ya caído se convirtió este popular botiquín. El viejo inmueble de horconadura ya no existe. Fue derribada la antigua casa que albergaba la vieja instalación del bar.  En su lugar lo que existe hoy es una vivienda moderna de bloques y platabanda donde funciona un consultorio veterinario. 


                      Pablo Vivenes, había nacido en Maturín, se levantó en Caracas y Villa de Cura fue su última estancia 

Uno lo ha visto (empleando la metáfora) morir y revivir. En los años 60s "El Chorrito" se mudó  para  el frente, en un local con un ambiente igualito pero con nuevo arrendatario. El patrón era un hombre de trabajo venido de Caracas, pero nacido en Maturín, estado Monagas; dicharachero y gozón,  ampliamente conocido en Villa de Cura, se llamaba don Pablito Vìvenes.  Un tipo simpático, sencillo, de elegante estilo, con cadena  de  oro cochano cruzada en el pecho y pulsera de oro en la muñeca, anteojos oscuros, bigote grueso,   revestido de una actitud bohemia que supo llegar al corazón de los villacuranos, quien permaneció con el bar  hasta que su cuerpo se rindió a la parca. Pablito era muy apreciado en la colectividad. Hay que hacer notar que era un hombre detallista y muy estricto, tenía particular cuidado y celo con el aseo e higiene del establecimiento. Visitado por periodistas, músicos y poetas de mi pueblo. José Seijas me contaba que en el bar no se hablaba de política ni se aceptaban confrontaciones personales.

Los  habitantes de la vieja calle Sucre, llevan guardado en su memoria la nobleza de todos aquellos dependientes que se encargaron del bar "El Chorrito". El bar conserva su bonhomía, un  refugio de grato reencuentro y diversión,  de la bohemia y la farándula villacurana del  presente, a pesar de estar atravesando  un tiempo de dificultades económicas.

Durante las fiestas en la calle Sucre con motivo de los actos del Tricentenario de Villa de Cura el año 2022, y luego la tradicionales fiestas patronales, el bar “El Chorrito” al igual que el Ave Fénix ha vuelto a revivir de sus cenizas. En hora buena por las personas que se han dado a la tarea de rescatar la imagen de este entro social, con la reforma  que fue objeto, pues ahora se presentan espectáculos en vivo a su estimada clientela. La calle Sucre actualmente en las fiesta tricentenaria es un farol dando luces, aupando, divulgando la cultura  del gentilicio. La calle Sucre sabe a folclor, a música llanera y también joropo central.  Exponente de su gastronomía y dulcería típica hecha por los vecinos,  con sus casas adornadas con su estampa pintorescas de antaño. Gracias a la constitución por parte de sus habitantes de una organización  que lleva el nombre de COMITÉ ORGANIZADOR DE FERIAS Y FIESTAS DE LA CALLE SUCRE, que ha transformad la calle, a pesar de los problemas que hay . En la actualidad la Junta Directiva está conformada ´por Abg  Ángel Raúl Gerardi, presidente; Lcda-locutora Dalia Rodríguez, la voz romántica de Radio Kristal 100.3, Secretaria, y profesora Dinorath Cuenca, Tesorera, trabajando y pendientes de todo lo que signifique cultura autóctona de nuestra querida Villa de Cura. 

 

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, Tricentenaria

Auxiliar de fotografía y reportero gráfico  don Ramón Alfredo Corniel

 

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