sábado, 7 de mayo de 2022

POCO SE HABLA DEL BÉISBOL VILLACURANO DE LA DÉCADA DE LOS AÑOS 60

 

El autor de la columna de 18 años de edad, cuando defendía la camiseta del equipo “Cerveza Caracas” en 1959-'60. Foto archivo de Gilda Carrasquel. Retocada por Ramón Alfredo Corniel.

                                                              Texto: Oscar Carrasquel

La crónica deportiva vertió su pagina a historias olvidadas entre tantos olvidos. Mi pasión de niño y adolescente era jugar béisbol... El club  "Cerveza Caracas"  fue un equipo tradicional clase "A" fundado en 1957 en Villa de Cura por el señor Pedro Perés, Gerente Regional de la Cervecería Caracas, con sede en Maracay. amigo de. Humberto Maldonado "Ruedepiña" quien era empleado de la Cervecería,.. Victor Martínez, Luis Almeida, Eliseo Briceño, Juan Alayón, y Pedro Ezequiel González  fueron  sus principales animadores y  miembros de su junta directiva.

Quién escribe la nota fue uno de sus jugadores regulares. Mi mamá  siempre me recordaba, que desde los 10 años de edad comenzaron mis andanzas en la pelota; ella era quien me remedaba el guante y lavaba y planchaba mi uniforme. Recuerdo que  tenía asignado al espaldar de la chaqueta el número 13, el cual, dicho sea de paso, me proporcionó mucha suerte en el campo de juego, hasta el punto que alineaba fijo  en el área del Leftfielder, que era mi posición oficial. Bateaba y fieldeaba a la derecha. En un equipo de béisbol casi ninguno se escapa de que le asignen un sobrenombre y a mi me pusieron "Patón".  El escenario siempre fue el estadio Ramón María Acosta, recién inaugurado.

Conquistó este conjunto en categoría "A" ascenso, campeonatos distritales y estadales y cumplió muchas giras a nivel nacional, incluyendo Caracas, Los Teques, Cagua, Valencia, La Victoria, Puerto Cabello y Maracay, y otros pueblos circunvecinos de Aragua y Guárico. 
En San Juan de los Morros, a pedido de la población penal, casi todos los domingos jugábamos contra ellos en el terreno de la PVG. Recuerdo que nuestro manager seleccionaba de refuerzo a los peloteros "AA" Emiliano Hernández "El cochino", José Ramón Izzo y Rafael Colmenares, ya que los reclusos nos tenían preparado siempre una especie de "caimanera"

Yo ocupaba la primera posición en el orden al bate. Cuando no me hacían out, daba una línea corta, o  me embasaba con un de hit de piernas ya que tenía una gran velocidad en las piernas, debido a una gran rapidez corriendo del home a primera base y corriendo las almohadillas, y muy  ágil "estafando" bases. Terminaba los torneos frisando los 300 puntos como promedio de average. al bate.  Sin imaginarlo  pasados los años  creo que fui inspiración  para mis nietos.

El manager del equipo era el siempre recordado “viejo” Carlos Graterol y su auxiliar o coach Rosendo Martínez, mejor conocido como “Roso el cochino”. Las entusiastas madrinas que acompañaban al equipo para todas partes fueron Consuelo Pulido,Gladys Ledezma,   Isabel Córdova, Adelita Martínez, Teresa Díaz y una hermana del "gato"  Pérez  de nombre Carmen Torrealba. .

Yo no era un bateador de poder, sino de líneas cortas, pero siempre estaba metido en los numeritos. tal como lo puede atestiguar  mi amigo Anseris Quintana, anotador oficial, quien todavía respira  por allá en su fundación “La Carluchera”. Igualmente está mi amigo Nerio López jugador del mismo equipo, el cual vive en el sector Las Tablitas. Cuando me casé y formé familia con una de las madrinas terminó ahí mi carrera beisbolera.

La novena era muy modesta, no éramos ningunas estrellas, pero me atrevo a decir que espantábamos en cualquier parque de juego. Para mejor recordar, entre los integrantes del conjunto “Cerveza Caracas” figuraban: Catcher José Balandrón, primera base Rafael Requena ”Yokim”, segunda almohadilla Orlando Pérez “el gorila y Ramón Castillo”, short stop  Emiliano Hernández "cochino", tercera base la alternaban Armando Flores y Nerio López. Custodiando el jardín derecho Oscar Carrasquel “Patón”, Center fielder  Pedro José González “peruchito” . El right fielder lo defendía Morocho Colmenares “Caimán, rápido defendiendo esa pradera, fildeaba como un coloso.

Los picher aristotelismos de lanzamientos fueron los estelares: y veteranos Efraín Scott, Alberto Pérez "el gato" flaco Víctor Córdova, Talúa Cabrera, Florencio Colmenares “Conejo”, Carlos Acosta,  Agustín Ascanio, y un pelotero de Cagua que tenia por sobrenombre  “Campuruso”.
Existió en Villa de Cura en la década del 60 rivalidad entre los conjuntos Evydsa, Campo Elías, Los Rojos, Tigres de San Francisco y Cerveza Caracas. Entre los umpires no podemos dejar de mencionar a Remigio Marchena, Lino Córdova, Ravelo, Francisco Landaeta "Negrón" entre otros.

En la tribuna full de fanáticos,  se oía tronar las apuestas por el jugador que anotara la primera carrera con la venta de un sobre  sellado. Los promotores del tradicional juego "Uno para diez" , también "Dos para veinte" fueron Julio Viera y Luís Zerpa "Don Rino".

De este deporte surge una anécdota las cuales son abundantes en la vida de los que jugamos béisbol. Voy a permitirme subrayar y relatar una de ellas, cuyo escenario fue el estadio Ramón María Acosta.

Resulta que en un partido crucial me cambiaron de posición, a defender el center fielder. En el último inning se produce un batazo profundo (difícil)  bastante elevado, entre el right y el center fielder. Tanto Morocho Colmenares como yo, partimos velozmente a perseguir el batazo, fildeando hacia atrás,  cuando ya le vamos llegando a la pelota, oigo a "Caimán" que  me  grita: “es más que tú que mí”, y de seguidas lo mismo: “es más que tú que mí”.

Finalmente me tocó atrapar la bola en la malla de mi anciano Rawlings entre una gran ovación y caemos los dos de un solo encontronazo en la grama. Y es entonces cuando le pregunto a Morocho, que estaba muerto de la risa en el engramado,  Qué me quería decir con la insinuación “es más que tú que mí”?.

“Guá, que era más tuyo que mía”, y los dos  estallamos en hilaridad. Era el último out del inning y la jugada marcaba el final del encuentro.

Cosas del béisbol, el rey de los deportes, que es un juego de mucho estrés, pero al mismo tiempo un juego donde ocurren el mayor número de anécdotas. En fin, debo manifestar que en el juego de béisbol hice mis mejores amigos y encontré los mayores afectos. Casi todos los integrantes del "Caracas" de Villa de Cura ya viajaron a la eternidad.

La verdad es que nuestro equipo supo meterse en el corazón de la fanatizada. Que en paz descanse mi  inolvidable amigo Carlos Morocho Colmenares “Caimán”, cuyo recuerdo grato me vino hoy a la memoria.

La Villa de San Luís, 25 de abril 2020


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