Doña María Teresa Castillo. Foto archivo de la familia Hernández-Castillo
Por Oscar Carrasquel}
Hemos tenido la dicha que Dios nos dio amigos a carta cabal.. Don Félix Hernández Castillo nos ha colaborado en esta labor de investigación. Con él compartimos y aprendimos muchas cosas elementales de la juventud que le tocó vivir. Por petición que le hice tuvimos la oportunidad de remover un conjunto de reminiscencias de la tierra donde nacimos, a pesar de las dolencias del cuerpo y del alma. Es por .eso que la crónica viene a referirse sobre la presencia de una dama amante de este pueblo que llevó por nombre doña María Teresa Castillo de Hernández, perteneciente a la vida social villacurana de la tercera y cuarta década del siglo xx.
María Teresa Castillo Delgado había nacido un 25 de febrero de 1898 en la población de Tinaquillo, capital del Municipio del mismo nombre, estado Cojedes, donde se crió y estudió. Fue hija del matrimonio pactado entre María Teresa Delgado Ilarramendi y Francisco Castillo León, ambos del estado Cojedes, desde muy joven se radicó en Villa de Cura.
Con el correr del tiempo se sintió atraída por Cupido y contrajo nupcias con el comerciante y educador villacurano Manuel María Hernández Utrera. El matrimonio Hernández-Castillo levantó siete hijos todos nacidos en La Villa, Manuel Enrique, Ana Teresa, Estela María, Juan Bautista, Félix Lisandro, Carmen Teresa y Ana María (Mery). Dedicó parte de su vida a la atención del hogar y educación de sus hijos. Sus manos eran mágicas para la confección de ropa para damas y niñas. Su recorrido por la vida fue de 64 años pues murió en Villa de Cura el 19 de junio de 1962.Del linaje Hernández-Castillo descienden las damas Gloria, Diana, María Soledad y Cecilia Hernández Bencid, nacidas en Villa de Cura..
En la década de los 40 la señora María Teresa Castillo de Hernández fue nombrada Regidora de la Oficina Postal de Correo de Villa de Cura. En esa etapa casi rural de la Villa de San Luis del siglo pasado la Oficina de Correos estaba ubicado en una casona tipo colonial de grandes espacios en el casco central, ubicada en la calle Comercio frente a la plaza Francisco de Miranda, la cual a la vez era casa de habitación de la familia Hernández- Castillo. Recuerdo que en la pared del frente había un cartel visible dónde se leía *Correos de Venezuela". En el mismo terreno está construido lo que es hoy el Centro Comercial Plaza.
Doña María Teresa de Hernández, como queda dicho, fue una mujer de dignidad, de muchas virtudes fruto de su trabajo como funcionaria pública, prestando un servicio eficiente a la ciudadanía y al comercio. Fue una persona apta y preparada movida por el cumplimiento de sus obligaciones y deberes.
Cómo no recordar que a los maestros de aula se le permitía dar pellizcos, regaños y palmetazos a los alumnos desatentos y de mala conducta, tal como lo reza un lienzo pintado por Francisco de Goya "la letra con sangre entra”. Cierto que este método se utilizaba en las primeras décadas del siglo xx pero con mucha responsabilidad.
Escribir sobre la rama de la educación en Villa de Cura es recordar que en 1928 fue fundada la escuela para hembras "Teresa Carreño". En noviembre de 1926 abrió sus puertas la Escuela Federal Arístides Rojas, para varones, hoy casi centenaria. Como consecuencia del progreso se fue reduciendo la presencia de la Escuela Unitaria o Escuela Rural, pero es natural que siguieran apareciendo. En años escolares posteriores abrieron las escuelas privadas fundadas por misia Angelina de Roldán, doña Antonia Rodríguez de Bolívar, las hermanas Poleo y la señorita Josefina Rojas Lovera.
No puede olvidarse las más grandes y acogedoras posadas. Existían entonces la pensión de las hermanas Rachardell y la pensión de Juanita Echangarai, llamada también “Juanita las tres lunares”, entre las más emblemáticas que habían en aquellos tiempos en Villa de Cura. A estos sitios llegaban los peones provenientes del llano guariqueño y apureño con arreos de ganado. Además de posada y sitio de comida, en una ranchería pernoctaban en la noche las carretas de mulas, caballos y arreos de asnos que llegaban de la Sierra.
Doña María Teresa era una dama de firmeza catolica asidua participante en los retiros espirituales y misas en la Iglesia San Luis Rey de Francia, con la fe de la familia puesta. en las procesiones del Santo Sepulcro en Semana Santa y Peregrinación.
El apellido Hernández se extendió en el centro y Apure; en Villa de Cura es de mucha preeminencia, relacionados con la educación, el comercio agrícola y pecuaria en este ámbito aragüeño. Después de casada doña María Teresa de Hernández permaneció largos años de servicio al frente de la Oficina de Correos de La Villa brindando atención a la población que no era tan grande, podríamos concluir que su mayor mérito fue la constancia y su espíritu de servicio.
Los carteros encargados del reparto de correspondencias en la década del 40 , cuyo trabajo realizaban a pie o en bicicleta, fueron los jóvenes Remigio Marchena, Rómulo Bermúdez que llegó del llano y La Villa le dio cabida; Teodoso Ríos y José Ramón Coronado.
Un personaje muy especial en la Oficina de Correo era el “Posta”, el cual era desempeñado por un joven llamado José Leocadio Villalobos que se caracterizaba por tener a su cargo, llevar y recoger las valijas en las oficinas y puntos intermedios de todos los pueblos del estado Aragua. Esta figura del “Posta” no se trasladaba cabalgando como antes, sino que llevaba la alforja de cuero como pasajero en los ancianos autobuses de la Línea Demócrata, como medio para realizar su trabajo.
Cómo hemos escrito en columnas anteriores, la Oficina de Correo de aquella época servía para hacer transferencias de dinero, ante la ausencia de entidades bancarias en la población.
La rectoría del correo en la población llenó algunas expectativas importantes en la vida de doña María Teresa Castillo de Hernández que tenía buen carácter para atender al publico y sus requerimientos. A finales de la década del 40 asume la jornada como regidor de la Oficina de Correo, por designación del Instituto Postal Telegráfico (IPOSTEL) el barinés de Sabaneta don Salustiano Yusti Prieto (Sabaneta 1898/ Villa de Cura 1987).
De manera que lo que queremos con esta amable tertulia con don Félix es que la nueva generación se entere de la evolución de la ciudad y por dónde hemos transitado en este largo discurrir en la vida.
Hoy en día los elementos que recibimos de todas partes del país y del mundo llegan por Internet. Es evidente el progreso y los avances de la humanidad en materia de comunicación. Quizás el señor Yusti Prieto junto a su esposa, con sus repartidores, quien legó un modelo de honra, constancia y responsabilidad, fue el último jefe postal de Correo de La Villa.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, febrero 2021
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