foto referencia tomada de una revista de Barquisimeto
Por Oscar Carrasquel
Ser barbero no es utopía sino una tradición. Al Catire lo conocimos mucho fue nuestro amigo vecino en la cuadra de la calle Comercio en La Alameda, buena persona, un hombre humilde de voz tranquila y de paciencia. ¡Quién de la gente común y sencilla en La Villa y sus alrededores no ha ido a afeitarse el pelo y la barba en el salón de barbería que dejó Blas Cedeño?
La designación comercial de la barbería “Comercio” y el apodo de barbería “El Catire” emergen de este caballero de piel blanca y cabello rubio, risueño, muy conocido en la cuadra, un personaje popular de antaño, oriundo del Pao de Zárate en jurisdicción del municipio José Félix Rivas, estado Aragua, en dónde nació el 3 de febrero de 1943. Allá en el campo pasó sus años juveniles trabajando duro, después se trasladó a La Villa. El Catire se granjeó del cariño de mucha gente de Villa de Cura., Falleció a causa de enfermedad natural en el Hospital General de San Juan de los Morros, eso fue el 5 de enero del 2000, ya había cruzado los 53 años de edad. Fue un padre de familia ejemplar y responsable, procreó seis hijos Yeneida, Yaritza, Yosmary, Blas Joel, Yonny y Yonaldo José Cedeño.
Es agradable y placentero recordar ahora al Catire Blas que fue quien abrió por primera vez las puertas de este salón de barbería. Fundador de una dinastía de barberos, Quizás a la encomiable labor emprendida en este negocio levantó a su familia. La tradición está aún viva por la popularidad que se han ganado este grupo de barberos en el pueblo. Por sus sillones han pasado diversas personalidades que hoy son doctores y muchos otros miembros de esta comunidad villacurana... La descendencia maneja muy bien las diferentes técnicas para el corte de cabello. Las herramientas son la máquina de afeitar, peine, cepillo, navaja y las tijeras. Quién no recuerda al barbero de antes que te rociaba agua perfumada con una bombita tipo pera, y pasaba una brochada con talco "menen"..Afilaban la navaja por las dos caras deslizándola por una cinta de suela..
Nos enorgullece mencionar a dos barberos de fama en La Alameda, ellos fueron don Luis Manuel Botello y Rufo Archila, los cuales sirvieron de lección a muchos barberos en La Villa.
Un barbero es la persona que tiene la virtud de conocer diversidad de historias y anécdotas, producto de la conversación que sostienen sus clientes mientras esperan su turno para ser atendidos. De temas que tienen que ver con las cosas más sencillas que ocurren en la vida cotidiana del pueblo; hasta conocer de béisbol, ciclismo, de fútbol y otros deportes. Otra de las cosas fáciles es saber en este círculo el número que sale en la lotería y los animalitos que resultaron ganadores en los sorteos diarios. Antes se acercaban los lugareños a leer revistas, magazine y periódicos de circulación nacional y regional y sacar crucigramas pero eso es cosa de tiempo pasado.
Un salón de barbería también puede servir de escuela tipo INCE, para muchos jóvenes que desean aprender y formarse cómo barberos. Recuérdese que la barbería, más que un oficio, es un arte. En documentados escritos que hemos leído La Villa ha contado con una gran legión de fígaros en diferentes épocas, la mayoría se formaron y se modernizaron con la llegada de la emigración europea en los años 50.
Cómo es sabido la barbería “Comercio” o la barbería “El Catire”.está establecida desde hace muchos años en la calle Comercio de Villa de Cura a la altura de lo que se conoce como “La Alameda”. Aquí se presta servicio todos los días de la semana de 7 am hasta las 7 de la noche, los precios son módicos ajustado a su bolsillo y de acuerdo con la situación inflacionaria, lo importante es que se hace todo tipo de corte de acuerdo con la moda. Los padres también llevan a sus pequeños para ser atendidos por este grupo de jóvenes que quedaron al frente de la barbería “Comercio”.
En esta oportunidad hablamos con Blas Joel que aprendió de su padre a cortar pelo y junto a sus hermanos emprendieron este camino en donde se han mantenido, a pesar de las circunstancias que rodean la situación económica del país. Pese de todo lo duro que han tenido que batallar siguen ahí atrincherados en su mismo local haciendo su trabajo con esmero, la clave .hoy .en día es perseverar y aguantar hasta donde Dios lo permita.
Los que conocimos a don Blas Cedeño sentimos mucho su muerte. Parece mentira pero nos fue imposible conseguir una fotografía del Catire, a pesar de las múltiples diligencias,
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