Por Oscar Carrasquel
Hoy venimos a hablarles de una figura reconocida que se llamó don José Morales, el cual se desplazó casi toda su vida en el ambiente de la construcción en general; esa fue la fuente que le permitió levantar un hogar digno y una numerosa familia, disciplinada y organizada. En esa onda de remembranzas transcurre su vida y la de su familia en la calle doctor Manzo, entre calles Miranda y Sucre. Un hombre de mucho temple, recto y responsable, consagrado al desempeño de su trabajo.
La buena lección no se olvida jamás a los seres que quieren triunfar en la vida, José fue hilvanando conocimientos hasta que fue ascendido a la categoría de Albañil, y luego a construir por su cuenta edificaciones en el centro de la Comarca, hasta asumir la responsabilidad de Maestro de Obra. Lo mejor es que estos hombres no tuvieron estudios de secundaria, pero conocieron de planos, cálculo, plomería, electricidad, resistencia del concreto y el asfalto.
Entonces, llegó el momento que fue incorporado a la nómina de trabajadores del Concejo Municipal, en aquel tiempo llamado Distrito Zamora; estuvo a cargo de una numerosa cuadrilla de trabajadores. Allí se mantuvo activo una cantidad de años. Entre ese grupo notorio de maestros de construcción que pasaron por el Concejo Municipal figuraron también José Torrealba, Juan Vicente Michelena, Carlos López, Camilo Montevideo, Julián Rivas, Florencio Martínez, Pedro Martínez, entre otros. Generalmente José Morales tenía a su orden al camionero don Pedro Guevara, que transportaba personal, herramientas de trabajo y materiales.
Construyó su propia vivienda donde nacieron los hijos, lo ayudaba ese domingo en la refacción del techo su hijo José Ramón, el mayor. Fueron muchas las obras de utilidad pública ejecutadas en varios períodos democráticos, sobre todo para mejorar el aspecto urbano.
Cuando el Presidente y demás miembros del Concejo Municipal eran nombrados a dedo, la primera obra dirigida por el maestro José Morales fue la ejecución en 1958 del primer proyecto urbanístico para La Villa, como fue el levantamiento y trazado de la urbanización Ezequiel Zamora, un espacio que se le daba el nombre de La Aduana o la Sabana. A ello se agrega la construcción de suelo cemento en las calles del casco central de la población, en simultaneo con la construcción y reparación de aceras, brocales, alcantarillado y drenajes en sectores populares, a pesar del exiguo dinero que llegaba a las arcas municipales.
También nos mencionó el Maestro Morales que, cumpliendo ordenes del presidente de la Cámara Edilicia, participó en la construcción de la avenida Las Industrias; urbanizaciones populares tales como: Banco Obrero, Funda Villa I, complejo habitacional El Toquito, replanteo y trazado del estadio Ramón María Acosta; así como también efectuó las mangas de coleo en El Toquito, Funda Villa y Calichal. Y entre otras cosas importantes, la construcción de acueductos para el suministro del vital líquido. De inversiones daba cuenta el Cabildo a través de una Gaceta que se distribuía. Así fue esa etapa de la vida de nuestro pueblo.
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