Por Oscar Carrasquel
En ocasión de celebrase el Día Mundial de la Arepa, queremos referirnos a este alimento esencial en la mesa de la familia venezolana. Remitirnos a mucho antes que comenzara el boom de la harina precocida para la
elaboración de la arepa. Según algunos historiadores los indios Cumanagotos fueron los primeros en iniciar su preparación.
En la década de los años 50 en adelante fue costumbre generalizada en nuestras vecindades de Villa de Cura, la hechura hogareña de arepas, para vender de casa en casa o para ponerlas a consignación sobre una cesta en aquellas pulperías antañonas de mostradores de madera forrados de hojalata.
Hubo mujeres muy hacendosas en La Villa que su labor consistía en hacer arepas asadas en cantidades, la colocaban en un canasto tapado con un blanco mantón para mandarlas a la bodega. En aquellos días vendían siete arepas recién salidas del budare por medio (0,25). Fue una actividad doméstica que se propagó en aquel tiempo en todos los sectores populares de Villa de Cura. Humeantes las buscaba la gente para disfrutar en el desayuno con suero de leche, mantequilla Maracay y queso fresco llanero.
Recuerdo que muchas mujeres amas de casa se dedicaron al oficio, pilaban el maíz en concha; lo cocinaban en la noche en un fogón de leña. El siguiente día dejaban el lecho de madrugada y con el primer cantío de gallo, se dedicaban a moler el grano; o bien se subían una lata de maíz cocido a la cabeza para llevarlo al molino de los hermanos Savery, ubicado en la calle Leopoldo Tosta, entre calle Real y calle Comercio. En el negocio de don Pancho Parra en la calle Sucre también se molía el maíz.
Hacedoras de arepas para venta de vieja tradición fueron muchas, pero llegan hoy a nuestra memoria los nombres de Petra María Lugo, María Abas, María Vera, Carlina Padrón, Gladys Padrón, Ludovina Linero, Carmen Castillo, Julia Castillo, Isolina Zerpa, Enma Corrales, Belén Soto, Luisa López, Margarita Soto, Hercilia Silva, Ligia Romero, Consuelo Romero, Sebastiana Sosa, Concepción Barrios, Rosita Flores, Encarnación Méndez Flores, Cecilia Palacios, Luisa Montezuma, Teresa Sojo, Luisa Sojo, Anastasia Pérez, Carmen Díaz, Matilde Blanco, María Morales, Carmen Almeida, Cupertina Lugo, María de Carrasquel (mi mamá) y otras, la lista es larga.
Y sobre eso de vivir de la fabricación de arepas para la venta, traigo emocionado recuerdo de una matrona que fue un icono del oficio en el barrio Las Tablitas, se trata de doña María de Jesús Esaá, pobre como todas. Según me contó uno de sus nietos, el amigo Julián Rojas, su abuelita María de Jesús suplió los encargos de arepas a las contadas familias ricas de Villa de Cura, "Cuando yo era un muchacho repartía los pedidos, ocho arepas recien salidas del budare por un real"-
Quizás muchos de ustedes no conocieron " La Arepa Tostada" del señor José Rafael Hernández, el popular "J R", La técnica culinaria de “J R” consistía en hervirlas en leche, luego las llevaba al sartén revolcadas en harina de trigo, la fraccionada en cuatro partes, rellenaba con queso parmesano rallado, y las arropaba con abundante salsa de tártara española.
La tostada la cobraba en un real (0,50). El fraternal José Rafael laboró muchos años en el negocio de don Pedro Salvatierra, ubicado frente a la plaza Miranda de Villa de Cura, al lado de la Comandancia de Policía, y tiempo después llevó la arepa al "Bar El Teide" en la calle doctor Urdaneta, entre calle Bolívar y Comercio.
La “Arepera La Única”, fue la primera en abrir en La Villa, en ofrecer la arepa rellena con carne desmechada, pollo, cabeza de marrano, queso amarillo, asado de ternera, mejillón y huevos de codorniz. Este establecimiento funcionó en un local de don Narciso Pérez Acosta en la calle Comercio, cruce con doctor Urdaneta. La citada arepera fue fundada en 1955 por el isleño Domingo Dorta Ramos; se oyó decir que después la traspasó a su hermano Agustín Dorta Ramos. La “Arepera La Única” trabajó desde 1955 hasta 1962 con maíz pilado, sancochado y molido, hasta que se expandió la industria harinera..
Particularmente pienso que las reina de las arepas, es la arepa de, maíz pelado. Una experiencia inolvidable eran las inconfundibles que molían y amasaban las laboriosas manos de la siempre recordada doña Agripina de Ysaya en Villa de Cura. Yo tuve la oportunidad de degustar las que hacen en la Península de Paraguaná, igual a las que nos acostumbraron.
La mujer venezolana de diferentes profesiones u oficios, regadas en el mundo, decidieron promover el consumo de arepas en todas las latitudes donde se encuentran, en negocios de comida. “La organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) aprovechó el importante rol que tiene la arepa venezolana y la incorporó como estrategia de seguridad alimentaria y nutricional”, así lo describe Alexis Bonte representante de la FAO. ..
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, Segundo sábado de septiembre.
Interesante crónica sobre la arepa, amigo Oscar. Felicitaciones.
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