YO AL FINAL QUIERO
la magnifica labor de enseñar
De ser maestra
Ella tuvo su primer abrir de ojos
en Santa Bárbara de Rubio
la "Ciudad luminaria"
de los páramos andinos.
En la Sultana del Ávila
enmudeció la noche,
se extinguió la luz
de esta estrella brillante
Yo quisiera poder adivinar,
yo quisiera conocer sus sueños
de lánguida congoja
Ella tuvo su primer abrir de ojos
en Santa Bárbara de Rubio
la "Ciudad luminaria"
de los páramos andinos.
En la Sultana del Ávila
enmudeció la noche,
se extinguió la luz
de esta estrella brillante
Yo quisiera poder adivinar,
yo quisiera conocer sus sueños
de lánguida congoja
poner alas a los caminos de su vida
Yo al final quiero
(pidiò ella)
Cuando tenga el tiempo vencido,
Cuando se desvanezca
el sueño de la noche,
y Dios me ofrezca
la sombra de su alero
Cuando no sea posible auscultar
el lamento de una lira,
ni oír la voz de unos juglares.
Ni el coro de arrendajos y turpiales
Yo quiero que,
mis despojos de color celeste
se conviertan en arena.
Yo quiero,
que el polvo se lo lleven los vientos
que mecen la aurora
Yo quiero
que mis cenizas viajen
en la corriente de un río crecido
Yo quiero,
que un leño seco
de una palmera de los llanos
acompañe a la caja de madera
para que seamos dos
entre las barrancas del río
Yo quiero,
que una pareja de garzas blancas
vuelen sobre la torrente
besando las ondas del río
y se beban toda nostalgia.
Yo al final quiero en esta hora,
que el polvo gris de esta difícil batalla
se confunda con la arena blanca
del mar infinito.
Yo quiero al final,
que a la hora crepuscular,
el soplido de la brisa del mar
con su voz sonora
vuele en las alas de una gaviota
Yo al final quiero
(pidiò ella)
Cuando tenga el tiempo vencido,
Cuando se desvanezca
el sueño de la noche,
y Dios me ofrezca
la sombra de su alero
Cuando no sea posible auscultar
el lamento de una lira,
ni oír la voz de unos juglares.
Ni el coro de arrendajos y turpiales
Yo quiero que,
mis despojos de color celeste
se conviertan en arena.
Yo quiero,
que el polvo se lo lleven los vientos
que mecen la aurora
Yo quiero
que mis cenizas viajen
en la corriente de un río crecido
Yo quiero,
que un leño seco
de una palmera de los llanos
acompañe a la caja de madera
para que seamos dos
entre las barrancas del río
Yo quiero,
que una pareja de garzas blancas
vuelen sobre la torrente
besando las ondas del río
y se beban toda nostalgia.
Yo al final quiero en esta hora,
que el polvo gris de esta difícil batalla
se confunda con la arena blanca
del mar infinito.
Yo quiero al final,
que a la hora crepuscular,
el soplido de la brisa del mar
con su voz sonora
vuele en las alas de una gaviota
extraviada.
.
Pidió
con la tenue luz de los luceros,
liberándose de aquella sombra
que se escucharan sus canciones favoritas.
Oscar Carrasquel- Maracay, 07 de junio de 2015
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