jueves, 8 de agosto de 2024

DON JUAN VIDAO EL APELLIDO DISTINGUE A UN AMPLÍSIMO lINAJE VILLACURANA

 DON JUAN VIDAO APELLIDO QUE DISTINGE A UNA AMPLÍSIMO LINAJE VILLACURANA

 

En la foto don Marcos Vidao,  hijo de don Juan Vidao, quien fue fundador del apellido.


                                                Por Oscar Carrasquel

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Juan Vidao, el primer Vidao fundador del apellido en Villa de Cura había nacido en el Litoral Central en la Guaira, rodar como una bola es cosa del destino, debió haber llegado en la tercera década del siglo xx.. Acabado de arribar a la ciudad sostiene comunicación con la Hna Socorro de Lourdes, el mayor símbolo de religiosidad de esa morada de paz llamado  Hospital Asilo Santo Domingo. Ayudando cuando la circunstancia lo requería. Así  empezó su acercamiento con la procesión del Santo Sepulcro y la Peregrinación. 

Juan Vidao fue uno de los primeros en establecer una fabrica de escobas de millo en Villa de Cura, posteriormente se hizo botiquinero, fue dueño del botiquín "Brisas de Aragüita" situado a unos  cien metros  de la "Y",  con un  "Reloj antiguo"; que daba la hora y cuidaba a los villacuranos. 

Fueron pocos los momentos que no se le vio trabajar.

Diariamente desde las primeras horas del día se veía pasar aquel hombre que  se dedicó a la venta de pollos y gallinas vivas..  "El Renco Vidao" así le decía todo el mundo, porque cojeaba de una pierna.  El viejo Juan Vidao fue un hombre preocupado siempre por su familia.

Todos los días se lanzaba a pié  ofreciendo  pollos y gallinas. Es sabido que  las familias aprovechaban su carne y sus posturas para  suplir las necesidades de proteína. Era muy solicitado.

En los años de la década del 50  se tropezaba uno en la calle con don  Juan Vidao  llevando una especie de garrocha cruzada en el hombro, cargada de punta a punta de gallinas emplumadas. Pero hay algo bien importante, los huevos los entregaba envueltos en hojas de maíz disecadas, costaba el empaque de dos unidades un real (0.50).  ¡ Llevooo pollos, huevos y gallinas.1


Yo me acuerdo que aquel o aquella que le ponía el ojo a una  gallina bien gorda debía pagar un bolívar o tres reales, dependiendo del tamaño corporal. Las llevaba de todo tipo, colorada,  jabada, grifa, negra, piroca.  Maravilloso, ya que ofrecía pollos y un gallo pataruco  que ya no cubría por el mismo precio. Don Vidao le gustaba el campo, le suplían  gallinas muy gordas que habían dejado de poner.

Este ciudadano formó familia con una dama oriunda de Villa de Cura doña Cayetana Reyes, se residenció  por los lados del sector Aragüita. A su descendencia le quedó orgullosamente el ejemplo de su honradez, de verticalidad ciudadana y amoroso padre de familia.


Con el tiempo el Apellido Vidao se extendió por todos lados en Villa de Cura. Años más se encontró  con el golpetazo de la muerte. Se marchó feliz de haber realizado su misión. Su nombre aún perdura en la memoria del tiempo.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, Tricentenaria

 

 

 


 

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