Urbano Padilla foto tomada trabjando en Talabartería Venezuela
El tiempo me trae siempre el recuerdo de un amigo inolvidable del gran Urbano Padilla. ¿Quién no conoció a este señor con tantos atributos y batallas en la vida?. Un antiguo habitante de la barriada "Las Tablitas", y con una rica experiencia como artesano de la industria de la talabartería en Villa de Cura.
!Ah mundo!, murió el 15 de julio de 2024 en la tierra que lo vionacer, sin que lo supiéramos.
Buen esposo, buen padre de familia, como buen patrón la vida le enseñó a conocer diversos caminos. Me correspondió con una amistad pura y sincera . Casi toda su vida dedicada a la talabartería. Un humorista natural de rápida improvisación y de muchas ocurrencias. Cantante con una gran pasión por la canción ranchera de José Alfredo Jiménez. Tenía un repertorio grande de ocurrencias, y las contaba tan sabroso, que uno no quería cambiar la conversa.. Hombre sencillo, modesto. Su trato siempre afectuoso,, Se llenaba de regocijo cuanto nos reuníamos. De cómo era la antañona Alameda en su mocead, con sus casas de techos agachadas, solariegas, tarantines y botiquines, donde se paseaban alegremente las meretrices.
De don Urbano Padilla guardamos un cúmulo de buenos recuerdos. Algunas veces nos pasábamos horas conversando, mientras saboreábamos un cafecito, tan frecuentes en la mesa de una panadería frente a la plaza Bolívar.
En Villa de Cura nació un 05 de diciembre de 1947. La última vez que nos vimos fue en 2017, acababa de cumplir 70 años de edad, Su padre se llamó don Manuel Isidoro Hernández, y su madre la señora María Padilla.
Entre tantas cosas debemos decir que fue bohemio y serenatero, nochernago; peleón a puño limpio para hacerse respetar en el barrio y sus entornos. Su vida no fue del todo fácil. Nunca se le vio en otra cosa que fajarse duro cada día, rompiéndose el espinazo, en una talabartería para forjar un bello hogar.
Urbano, en la década del setenta se iba para Caracas los fines de semana,. Me contó que en la capital conoció a un promotor de boxeo, invirtió tiempo a practicar al rudo deporte del pugilismo. En la capital se dedicó junto con su paisano Luis Navas a servir como sparring en el cuadrilítero del Nuevo Circo de Caracas. Se fajó con peleadores reconocidos de la época; pudo cruzar guantes y conocer las habilidades de púgiles como Luis Vallejo, Pedro Gómez, Cruz Marcano y el Toro Paiva. Por cada sesión se ganaba 20 bolívares que entonces alcanzaba para alojamiento, comer. y pagar el pasaje de regreso.
Este hombre tenía una voz de tenor. A veces anunciaba en el ring los combates. Es bueno hacer mención la vez que desde el palco de trasmisiones, interpretó el pasodoble titulado "César Girón"; el público del Nuevo Circo de Caracas emocionado le pedía "otra", "otra",
Supimos que fue muy amigo de dar serenatas en la villa, acompañado de guitarras, amante también de las canciones de del repertorio de Julio Jaramillo y Olimpo Cárdenas. . Se cansó de echarse los tragos y cantar a la sordina en el botiquín de Rafaelito Mogollón y de la simpática "gorda" María Yusti. Acá en un recodo de nuestra siempre recordada Alameda, una taguara ubicada en el cruce del callejón 2 con la calle Comercio.
Su vida de soltero y sin compromiso finaliza el año 1971, cuando conoce, se enamora y junta su vida con la joven villacurana Gladys Custodia Oliveros, producto de esta unión nacieron dos retoños: Jairo Antonio Padilla Oliveros y Deyanira Padilla Oliveros. Entonces “ Entonces se me acabó la guachafita”,. Tanto que dejó de rendir tributo al dios Baco. Su hija Deyanira con el tiempo se graduó de Licenciada en Administración, en la actualidad está casada radicada en Caracas...
Supe de su propia afirmación, que cuando contaba los 12 años de edad tuvo su primer encuentro formal con un empleo, Se integra al personal de la reconocida talabartería "Venezuela" del señor Reinaldo Silvera, allí comienza su vida laboral confeccionando correas, rosetas, correaje, guruperas y cabezadas. "El Grupo Silvera fue como mi escuela primaria".. Lo vieron crecer, en el arte de la talabartería y se hizo con el correr del tiempo un maestro de la talabartería.
Urbano Padilla sabía lo que es una buena silla para montar a caballo, un fuste y sus aperos; cómo no lo iba a saber, si desempeñó el oficio durante más de 50 años, y las fabricó tipo llanera para trabajo de vaquería, una para el rudo deporte del coleo; la chocontana americana y la auténtica mexicana.
Fue uno de los pocos que se especializó en la fabricación del sillín para montar caballos pura sangre de carrera, muy alabados sus trabajos por destacados jockey del Hipódromo La Rinconada y del Hipódromo de Valencia. los propios jinetes viajaban a La Villa a solicitarle sus encargos.
En su vida laboral fue muy importante tener a su lado a veteranos talabarteros, nos mencionó a los maestros Reinaldo Silvera, Enrique Pérez, Lucio Pérez, Jesús Pérez, Heriberto Parra, Tomás Anzola, Juan Flores y otros más.
Como se ha repetido, Villa de Cura es reconocida en toda Venezuela y otros países como Perú, Brasil y Colombia, la ciudad donde se fabrican las mejores sillas para trabajo y coleo.
Su viuda la matrona Gladys Oliveros a quien conocemos en "Las Tablitas", a pesar de sus dolencias se mantiene firme con su emprendimiento, actualmente fabricando la dulcería criolla, es una experta del majarete, vende por encargo el plato completo y los entrega a domicilio. Urbano Padilla, gozó del aprecio de sus coterráneos Lamentamos profundamente su partida de este mundo terrenal . Nuestra palabra de pesar a su viuda, hijos, nietos, yerno, biznieto y demás familiares y amigos.