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Por Oscar Carrasquel
SANTIAGO HERNÁNDEZ, el primero que puso en practica en la década de 1960 la venta a diario de "perros caliente" recorriendo las calles de la comarca, continuando con esta rutina hasta que cayó vencido por el tiempo... Hay que reconocer que desde que llegó a La Villa, jamás se quiso ausentar, ni tampoco se apartó de su actividad laboral. Era mejor conocido como EL INDIO MARA, apelativo con el cual se le nombró desde que llegó a Villa de Cura... Tanto se acostumbró que cuando era presentado en una reunión de amigos se identificaba de esta manera:"Mucho gusto, el Indio Mara"-
Jamás supimos el origen para el apodo del personaje, pero pudiera venir por los rasgos de su rostro.
Nunca podemos olvidar las andanzas de las familias de la cuadra, que vivíamos por la calle doctor Manzo, y el carrerón que pegamos cuando sentíamos pasar por el frente aquel hombre de pintoresca estampa, empujando un coche que parecía forrado de porcelana, repleto de este alimento tan exquisito de los más memorables.. Uno consumía el primer “perro caliente” y daban ganas de entrarle al segundo y al tercero.
Era común observarlo bien pulcro con bata y cristina blanca, y para sacar cuentas cargaba un bolígrafo Papermate en el bolsillo; llamaba la atención cuando se le pedían fiado, se excusaba inmediatamente con esta frase: ¡Ay, mijiiito, lo siento pero yo no fío!.
Para no incomodar a nadie mandó a pintar con su amigo el publicista José Seijas (6jas) dos avisos en el carro donde se leía "No Fío" y en el otro extremo "Perros 0.50".
!HAY PERROS!.. !HAY PERROS!. fue el pregón que utilizaba para hacerse notar entre la gente de la calle, se le oía pronunciar con voz fuerte y firme...Desembocaba en cada esquina o se estacionaba a la entrada y salida de una institución educativa..- Quería mucho y era muy apreciado por los alumnos, bedeles y maestras del Grupo Escolar Arístides Rojas. En el atardecer de cualquier día buscaba para estacionarse frente a la "Bodega las Brisas" de don Carlos Lovera en la calle Sucre. De pié junto a su carrito. De repente se instalaba en el estadio de béisbol. A veces anclaba el coche en los alrededores de la plaza Miranda.
Creo que ninguno de los villacuranos de aquella generación puede olvidar lo rico y ameno de aquellos “perros caliente” llenos de sabor que les servía el proveedor mas solicitado. Como tampoco podrá dejar de lado su pregonar recorriendo las calles con su ronca voz que como una flecha llegaba hasta los oídos de adultos y niños: ¡Hay Perros!... ! Hay Perros! Y detrás tarareaba una canción de las tantas de su repertorio, echaba un relato, o recordaba cualquier anécdota u ocurrencia que se le viniera a la mente.
Un hombre sencillo, alegre, de voz fuerte, buen conversador, narraba hazañas y muy hábil contando fábulas, entonando versos y canturreaba por la calle, muy dado a piropear a las damas pero con elegancia. Don Santiago era un hombre que trataba con respeto, muy gracioso, buscaba reírse con los niños tal como lo hace Santa Claus... ¡Jo, jo,jo,jo!.
Era un experto en saber elegir tanto el pan de panadería como los añadidos que utilizaba para aderezar y acompañar una salchicha Oscar Mayer, pero el secreto estaba en el proceso de preparación y de los ingredientes. En la salsa de tártara que preparaba junto con su inseparable compañera la señora Fermina, ahí probablemente estaba la diferencia.
Seguramente la mayoría lo vivieron en aquel tiempo, sin embargo les voy a refrescar la memoria. Cuando uno sostenía el “perro” en la palma de la mano, la salsa blanca y rosada se derramaba por entre los dedos y hasta su envoltura provocaba lamerse. El gusto por el sabor y la preparación de los "perros" de Santiago el pueblo villacurano nunca lo podrá olvidar.
Que me perdone su hija Ana Lucy al leer esta nota, pero no debo dejar de contar algo del anecdotario; don Santiago (como lo hacen miles de mortales) en ocasiones cuando regresaba a casa después de terminada la jornada de trabajo, detenía el coche en medio de la cuadra, yo lo observaba por la ventana, sacaba un vaso y una carterita de Pampero pedaleando discretamente un trago. Nadie se metía con él, siempre con Dios y La Virgen por delante.
UN PERSONAJE ENTRE RECUERDOS LEJANOS
Santiago Hernández, como era su nombre de pila, no era oriundo de Villa de Cura, como seguramente pensarán algunos; a la Villa de San Luis llegó cuando tenía 25 años de edad. Había nacido en la población de San Joaquín, Estado Carabobo el 25 de mayo de 1923. hijo natural de la sajoaquinense Isabel Hernández, de quehaceres hogareños
No puedo dejar pasar por algo muy singular, Santiago llegó a querer tanto a Villa de Cura, que a muchos que le presentaron les manifestaba que él era villacurano.
Muchacho, bisoño, se traslada a Caracas con su progenitora, allá estudió primaria hasta 6to grado, fue mensajero en una conocida institución bancaria; luego fue obrero de limpieza en el Museo Bolivariano frente a la Plaza El Venezolano; además cumplió responsabilidades como jardinero contratado por doña Menca Fernández de Leoni, esposa del ex presidente Raúl Leoni. Se conocía toda el área de esa quinta y fue muy apreciando de la familia Leoni. Contaba que, "entraba y salía como Santiago por su casa".
Trabajó algunos años para un maestro constructor de casas en la Caracas de los techos rojos, como albañil de primera. Entre tantos oficios se empleó en una Agencia de Lotería de la capital de la República, pregonando la lotería por las calles con aquella voz de trueno, en los predios de Sabana Grande, Chacaíto, Plaza Venezuela y Terminal del Nuevo Circo; tenía clientes que le compraban billetes completos y vendía, "quintos" de las loterías “Zulia”, “Caracas” “Oriente”. En la ciudad de Santiago de León de Caracas fue donde automáticamente se inició como vendedor de “perros caliente”, y empezó a gozar de fama, en tiempos cuando era Presidente el general Marcos Pérez Jiménez.
Sí, Santiago era poseedor de una fuerte y clara voz. Me contó, luego de disfrutar de una taza de café en su casa que, los empresarios de boxeo y de lucha libre de Caracas, aprovechando su voz de locutor lo enseñaron a anunciar las peleas sobre el ring. (no necesitaba micrófono). haciendo delirar de emoción al publico. Su papel era anunciar a los púgiles sobre el cuadrilátero antes de la pelea en las presentaciones del "Palacio de los Deportes", ubicado en la Avenida San Martín de la capital. Eso lo hizo merecedor de la amistad del conocido anunciador oficial de boxeo Pepe Pedroza, de narradores y comentaristas de boxeo y lucha libre por Venevisión.
También supimos que su gran pasión en la mocedad fue la Lucha Libre, en cuyo deporte tuvo discreta actuación como luchador, le correspondió recibir clases y dar entrenamiento en esta dura disciplina deportiva, entrenaba con luchadores de renombre como aquellos que se hicieron llamar: "Dragón Chino", "Bassil Battah", "El Chiclayano" y "Camba El Salvaje", pero no siguió por lo bajo de la remuneración.
En Caracas se enamora y contrae nupcias en 1959 con la joven Fermina Aurelia Cantero "Yeya", su esposa era de nacionalidad española, quien a causa de una enfermedad terminal fallece el 3 de junio de 2012 en Villa de Cura, la ciudad que fue como su patria adoptiva, la cual tanto quiso y donde fue altamente apreciada por numerosas familias. De la unión matrimonial nació Ana Lucy Hernández Cantero. Don Santiago fue también padre amoroso de dos hijas de una relación anterior , Gloria y Josefina, oriundas de Caracas.
Santiago Hernández, entre el alcalde Alberto Roye, Rosa Castro la caramelera y de un grupo de amigos
El 25 de mayo de 1998 la alcaldía del municipio Zamora, cuyo titular era el señor Alberto Roye Flores, lo distinguió con la “Orden Ciudad de Villa de Cura”, ganada por su nobleza y tenacidad de buen ciudadano. Y el 25 de agosto de 2013 merecedor de la condecoración " Orden San Luis Rey". Además fue honrado con diplomas y reconocimientos por diferentes organizaciones deportivas que hacían vida en la comunidad.
Entre otras distinciones recibidas se destaca un diploma otorgado el 25 de mayo de 2010, por la “Cooperativa Conociendo al Estado Aragua y Algo Más R.L”, presidida por la comunicadora social Yolanda González, coincidiendo con la celebración de los actos conmemorativos de un aniversario de la ciudad de Villa de Cura.
El popular INDIO MARA colaboraba con nuestro pueblo en todo lo concerniente con el deporte, particularmente con la Liga de Béisbol del Municipio Zamora y también con el béisbol menor, razón por la cual fue homenajeado en varias oportunidades. Le fueron entregados diplomas, placas y medallas de torneos de béisbol en el estadio “Ramón María Acosta”. Pudimos ver que muchos ocupan las paredes y otros espacios de la casa.
Cuenta su hija la profesora Lucy Hernández, que su padre no quería dejar su labor de vendedor de “perros caliente” pero que debido a su estado de salud tuvo que retirarse cuando contaba 82 años de edad. A causa del peso de los años aquel hombre trabajador incansable y jocoso fue perdiendo facultades y el tiempo le fue ganando ventaja. Ya no oía, ni veía bien, sus pasos se hicieron lerdos. La nostalgia por no poder ejercer más el trabajo que fue gran parte de su vida le fue minando la existencia. No bastó la asistencia psicológica oportuno que le buscó su hija para reducirle el estrés.
A tantos villacuranos que nos deleitamos con su gastronomía y brindó una sincera amistad nos sorprendió su muerte. Se marchó un día soleado por entre un sendero de nubes azules y blancas el 10 de febrero de 2014, en vísperas de cumplir 91 años. Su casa ubicada en la calle Dr Manzo se inundó de abrazos amigables. Su sepelio causó un revuelo y se convirtió en una verdadera manifestación de dolor popular.
Hoy se nombra al INDIO MARA , y es evocar a un personaje popular de la historia corta de nuestro pueblo, donde todavía se recuerda el pregón de amplia popularidad !Hay Perros!. !Hay Perros!... Paz a su alma.
su hija Lucy y su esposa Fermina (doña Yeya)
Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, Tricentenaria
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