martes, 5 de septiembre de 2023

RECORDANDO A LOS CALETEROS A PULSO UN MEDIO DE TRANSPORTE UTILIZADO POR LOS ALMACENES MAYORISTAS

 

Foto referencia tomada de la Web



Por Oscar Carrasquel


Hace más de seis décadas atrás, a mediados del siglo xx, hubo una oficio que no causaba curiosidad alguna en el habitante de Villa de Cura, como era observar en la vuelta de cualquier esquina la labor llevada a cabo de manera cotidiana por los transportadores de caleta. Acostumbrados a cargar sobre su humanidad sacos hasta de 60 kgs y más. Lo que pretendemos con este trabajo es entenderlos y describirlos. 

La escena cotidiana era una hilera de hombres de pantalones recortados a la rodilla y con el torso descubierto, sudados de sol y de cansancio, con un pedazo de fardo hasta la mitad de la espalda. Eran hombres sanos desde el punto de vista físico, mental y espiritual  (jóvenes y viejos), descargando a pulso los antiguos camiones Ford y Chevrolet de tablillas, subiendo y bajando aceras para entrar a las puertas de los Almacenes. En la tabla del cuello se montaban sacos con la diversa mercadería importada que llegaba de poderosas firmas tales como DAO, BECO, BENEDETTI, TAUREL, BOULTON, etc.

La mercancía llegaba al país a través de los Puertos de La Guaira y Puerto Cabello; la diversidad de productos provenía de los mercados de Europa y de Norteamérica. El comercio mayorista villacurano importaba de todo, vigas, cabillas, mecate, clavos, harina de trigo, cemento, productos de tocador, alambre de púas, perfumes, telas, licores, entre otros,  para satisfacer los pedidos de más de una docena almacenes mayoristas de Villa de Cura..

La firma comercial más grande de esa época en Villa de Cura era el almacén de MARTÍN HERNÀNDEZ R. Contaba con dos sedes, una ubicada  en el edificio que envuelve toda la manzana frente a la plaza Bolívar, distribuidora de aceite automotor marca Amalie y dos sustituidores de gasolina.Y  un almacén por la calle Real (Bolívar), cruce con calle Doctor Urdaneta. Hay que hacer notar que existieron en ese tiempo más de una docena de casas importadores como fueron: Hermanos Álvarez R, Norberto R. Vásquez, Damián Álvarez R, Raúl Barreto, Froilán Aguirre, Bailou y Hernández, Francisco Matute R, Manuel Melo, Oscar Salvatierra, José Tomás Hernández, José Rafael Hernández Pérez, Manuel Lisandro Hernández Pérez, Narciso Pérez Acosta y Hernández & Besson, distribuidor de alimento para animales. 

En la misión de cada uno de estos  hombres entregados a este  trabajo de caletear y luego organizar la mercancía en el interior de los establecimientos y disponerlos para venta, estaba el objetivo de recibir a cambio una retribución monetaria con lo cual lograba el sustento de él y de su familia. Eran días en que ciertamente todo el mundo trabajaba . Los habitantes de la urbe vivían generalmente de laborar en el comercio,  la alpargatería y talabartería; además de  la actividad agropecuaria.

Estos hombres que se dedicaban al trabajo de caleta provenían casi todos de sectores apartados, vivían en los comunidad de Las Mercedes, Los Tanques, La Represa, Los Colorados, Las Tablitas y Los Coloraditos. Faltaba mucho para que la población se multiplicara en tantas barriadas.

Entre algunas cosas interesantes que podrían contarse acerca de estos personajes, es que eran hombres musculosos, audaces y recios para el trabajo. Pero tenemos la obligación a ser francos, guapos a la hora de empinarse el pico de una botella de caña para embriagar el alma; la bebida era como una especie de refugio de sus penalidades. Se supone que  el consumo de ron era para darse ánimo, amortiguar el cansancio, y el estrés que dejaba la dura faena de tantas horas de trabajo.

Como es sabido, en nuestros días este proceso de carga y descarga ahora se hace con el uso de montacargas hidráulicos o utilizando carruchas. .Hoy podríamos mencionar algunos de estos hombres que se desempeñaron como caleteros, que a pesar del tiempo transcurrido todavía guardamos en la pantalla de la memoria: Rosendo Flores, José Mujica, José Isabel Barrios, Julio Almeida, los hermanos Zambrano, León González, Cesar Augusto Mendía, Antonio Ochoa, Raimundo Díaz, Jesús Núñez y José Alejandro Martínez. El popular León González fue un trovador nativo de la parroquia Las Mercedes, este hombre fue uno de los  cantador de tango de mayor prestigio en La Villa.

No debe sorprender que en el grupo  de caleteros, no se conocían por su nombre de pila, sino por el apodo; fueron muy conocidos y nombrados: Sufrido,  Tabaquito, El Llanero, Peazo e’ Mama, Cachapa, Nariz de Sillón, La Pulga,  El Papa, Sapo Amarillo, Cara e¨Caña, Mastro Zurdo,  Braulio, Monroe, Cantinflitas, Niñote, Perucho Tronera, Juan y la Burra, Cigarrón,  Mojón de Tigre, Camarón, Medio Postín; fueron sobrenombres que  en la cotidianidad nos  aprendimos de memoria, cuando eventualmente nos metíamos en sus tertulias, susurraban y se contaban nuevas y viejas historias.

Los caleteros a pulso fueron personajes sembrados en la conciencia popular, trabajadores de gran valía, de mucha fuerza y resistencia física. trabajando bajo soles ardientes. Nos complace recogerlos en la crónica para recordarlos con cariño y afecto villacurano. Valoramos la actividad laboral que desarrollaron en los días más productivos de su existencia, cuando la economía local  precisaba de sus servicios. Nos llena de satisfacción recordarlos con nostalgia y  consideración, incluso a aquellos que por olvido no nombramos en esta nota; la gran mayoría de ellos ya emboscados  por la fatalidad de  la muerte. 

¿Quién sabe cuántas ilusiones, cuántas alegrías, amores y desamores, cuántos sueños y frustraciones se atravesarán en su camino?.Que Dios los tenga en descanso.eterno.



                          Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, invierno 2015





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