Por Oscar Carrasquel
Para tocar el cielo no hace faltan brazos, lo dice una dama que nació sin brazos venciendo limitaciones. Vicente Arias, mejor conocido como “Vicentico” merece una crónica especial a quien todos conocen, un hombre sembrador de afecto y cariño y ejemplo como deber ser el comportamiento humano, a pesar de ser una persona de condición especial no ha perdido la capacidad de trabajar, lo vemos en su día a día en nuestro entorno buscando como llevar la vida y poder alcanzar sus anhelos. No obstante, el vacío de su necesidad más apremiante aún no se le ha cumplido.
Para escribir esta página nos valimos de la racionalidad y visión de nuestra apreciada amiga poeta María Teresa Fuenmayor, academice de la música y humanista.
Resulta que don Vicente, este personaje con pinta de viejito, con la incertidumbre de no tener casa donde vivir, ahora es dueño de un pequeño terreno enmontado que le fue obsequiado por los lados del paisaje campestre de Camejo para que erigiera su refugio.
Obviamente le ha resultado cuesta arriba reunir los materiales para comenzar su construcción, por lo cual decidió, con gesto de amable caballerosidad, dirigirse a la siempre generosidad de los villacuranos y las otras colectividades. Aquel que deseé y pueda colaborar monetariamente. O, en su defecto, suministrar materiales tales como alambre, planchones, horcones, paletas, madera, transporte, en favor del solicitante.
Ojalá que muchos en gesto de solidaridad y amistad, sin sacrificar puedan ayudar a don Vicentico. Dios se los recompensará. Basta comunicarse directamente con él por el teléfono 0426-6460806. Por mensaje de voz (washat) ya que por sU condición no aprendió a escribir y no sabe leer. La vida le impuso dos dedos en cada mano,
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