Procesión del Santo Sepulcro año 1945, en primer plano Plácido Ríos, Carlos Almenar e Inocencio Adames Barrios, de la Sociedad del Santo Sepulcro Foto archivo profesora Milagro Almenar
Por Oscar Carrasquel
Un enfoque de tiempos que se fueron, los de la niñez y adolescencia, como el que empata un bonito sueño con el corazón despierto guiándonos. De las décadas de 1940-1950..
No son pocas las personas venidas de todos los rincones del país para rendirle culto al Santo Sepulcro de Villa de Cura el Viernes Santo. La procesión bajo la coordinación del señor Héctor Cabrera. La segunda expresión de fe más importante a nivel de asistencia, después de la procesión de la Divina Pastora en la parroquia Santa Rosa del estado Lara.
Emoción
cuando levantaban la sagrada imagen,. el Gloria al Bravo Pueblo lo
interpretaban los músicos de mayor popularidad de la orquesta "Juan de Landaeta", dirigida por don Víctor Ángel Hernández, partituras de música sacra, detrás va el hombre que ejecutaba el redoblante conocido por todo el mundo como el mocho Manuel,. iniciando el recorrido por la calle Real, escoltado
de las imágenes de San Juan Evangelista y La Virgen de la
Dolorosa.
El
recorrido de cuatro cuadras y media, encabezado por el cura rector doctor César
Lucio Castellanos, y de otros sacerdotes, diáconos, hermanas de la
caridad y catequistas.
Y uno dando o esperando siempre un apretón de mano de amigas y amigos que teníamos tiempo sin ver. El acompañamiento de la procesión lo hacíamos hasta llegar a la Iglesia parroquial.
La plazoleta El Águila era un atractivo turístico y lugar donde descansábamos luego de cumplidos los deberes religiosos. Hasta hace poco había una copa sostenida por un águila esculpida en bronce, que contenía polvo de la Quinta San Pedro Alejandrino en Santa Marta de Magdalena Colombia.
Y del otro lado una
fuente vaciada en mármol de Carrara de la región de Toscana, Italia; con
cuatro rostros de ancianos barbados con sus respectivos chorros de agua
por la boca, y en la parte de arriba una inmensa Águila devorando una
víbora.
Nuestra plaza Miranda, con sus avenidas
cruzadas por callejuelas, y grandes faroles en sus columnas. No paraba de escucharse música sacra de unos parlantes en la Gruta. Bellos los jardines
con rosas encarnadas en medio de la grama, con un aviso cada dos metros donde
se leía "prohibido pisar la grama"... Y, cuando
comenzaba a caer la noche, cuatro fuentes, como estatuas, con sus chorros
abiertos de inagotable rocío, en el cuadrante de la plaza.
Nos sentábamos a desmenuzar la piel de
un gajo de lairenes y saborear níspero, y abrir frutas de palo de pan. Nos
fascinaba la variedad de dulces de unos azafates en la acera, por obra de unas
dulceras que venían de la vecina población de Turmero, y otras artesanas
provenientes de diversas sectores de nuestro pueblo.
A uno le viene el recuerdo de una
ciudad apacible de mediados del siglo xx, sin miedo. . Qué ninguno tenía que
decir a su familia, mientras miraba el reloj en su muñeca, o fijando la
vista en el reloj de la Catedral, ¡Son las ocho, vámonos que es
demasiado tarde!. !No!. La gente empezaba a desocupar las calles
pasada la media noche.
Cuatro agentes provistos de máuser
sentados en la prevención de la comandancia de policía frente a la plaza Miranda, era solo
un acto simbólico que tiene como fin redimir la condena de una persona
detenida, el cual al pasar la imagen por el frente de la comandancia, le
propinan un planazo, en tanto que el hombre sale en carrera como
señal de penitencia; entonces la multitud pegaba grito quebrando el
silencio de la noche.
El
respeto al ornato público, a personas mayores y los agentes del orden era
sagrado, existía el respeto mutuo, el compañerismo. No sentíamos pena por llevar colgado
del bolsillo de la camisa el pendón alusivo al Santo Sepulcro, junto
con un crucifijo de madera. .
Estuvo como la primera mujer entre los cargadores del Santo
Sepulcro, una villacurana llamada Nidia Ramona García de Gabazú, generadora de gran
admiración.
La
promesa adopta diversas formas, algunos regalaban velas. agua mineral, Por su parte recuerdo entre los
palmeros a la figura de don Ángel Antonio Delgado, quien subía a la montaña de
Virgen Pura, buscando las palmas para que fueran bendecidas en la misa el
Domingo de Ramos.
Me
acuerdo que antes de entrar la imagen a la Iglesia, un escuadrón de aviones "Vampiro", con pilotos extraordinarios de la antigua FAV, hacían unos vuelos rasantes en formación,
dibujando una cruz en el cielo villacurano..
Cuando
eran las 2.30 de la tarde, después que la imagen entraba al recinto de la
Iglesia, cada uno retornaba a su hogar para recibir la visita
de familiares y amigos ... En el tiempo que era posible degustar la
comida típica de la Semana Mayor, un pisillo de:chigüire, frijol y
hallaquitas envueltas en hojas de maíz, la delicia de arroz con coco, dulce de
ciruela huesito y plátano en almíbar, además de una bebida refrescante..
Algunas
personas esperaban con ansias las vacaciones de Semana Santa para romper la
rutina, con el carro o camioneta se iba toda la familia de viaje a la
playa, o al llano. Sin olvidar las deberes eclesiásticos. Para nada
importaba que fueras pobre, tu salario te alcanzaba y algo
quedaba para la gasolina.
Los
cines proyectaban películas sobre la Vida ,Pasión y muerte de Nuestro
Señor Jesucristo. Radiodifusora La Villa 1170, la única emisora
trasmitía todo el día música sagrada, como una muestra de reverencia y de
recogimiento.
En días santos le vemos la cara a tantos villacuranos diseminados por toda la geografía
venezolana. La Villa ha sido un espacio de preferencia para gente venida de
otros lugares, con el espíritu lleno de fe a cumplir sus
promesas año tras año. La Villa con sus pensiones
y hospedajes y excelente comida criolla, un pueblo bello para
vivir y querer.
Ningún villacurano buscaba irse, jamás pensamos en ser inmigrantes. Se nos oprime el pecho por los hijos que se vieron en la necesidad de irse a otras naciones a buscar dirección a su vida. Al mismo tiempo que recordamos a los seres queridos que ya no están, a los amigos cercano que se durmieron en la paz del Señor, trayendo desolación a la familia.
También
nos envuelve la tristeza, porque todos los años por este tiempo veíamos aparecer
por una calle o esquina , a compañeros de la juventud, aquellos de
las aulas escolares, de cotidiana tertulia en un banco de la plaza, el
juego de pelota en la sabana y de paseos a los ríos.
No quiero dejar
de mencionar los paseos a los ríos,, cuyas aguas discurrían frescas, limpias
y abundantes,. en cuyos balnearios pasábamos todo un día y
ensayábamos la pesca Los muchachos merendamos con mango, ciruela de
huesito, cotoperíz, algarrobo y otras frutas silvestres.
Nada más grato que evocar la frescura de las pozas en El Carmen, Pozo Azul, El Caracol, el puente de Santa Rosa, el caño de Guayabal, La Planta, el Salto de Píritu, el Deleite, la Quebrada de Píritu. La piedra "La Ceniza" era una cascada donde nos bañábamos, allí tenía habitación con su familia un amigo.
Y
el sábado de Gloria nos dedicamos a visitar la Casa del Santo. La casa atesora la designación de Patrimonio Histórico. Uno no encuentra que responder cuando alguien de
fuera le pregunta, por qué le fue mutilado un pedazo a este caserón de interés
histórico y patrimonial.
De
ese tiempo hacen muchos años atrás. Hace poco nos sentimos preocupados, fuimos informados sobre grupos que imponen limitaciones a otros hermanos para entrar a
la Casa del Santo. Dados a olvidar las palabras en el libro de
Job "Dios no hace acepción de personas pues todos somos obras de sus
manos". Ciertamente Dios es uno solo, de amor, y paz.
Da
un poco de nostalgia pero al mismo tiempo se alegra el espíritu recordando
estas menudencias de nuestra juventud que la memoria conserva
intacta, así tengamos cien años o más, por encontrarnos involucrados en ellas.
La Casa del Santo Sepulcro original, vista en 1940, la foto fue tomada por don Alfredo Boulton. "Agenda historia de Villa de Cura".(Oldman.Botello.) como se observa la casona no daba muestras de deterioro que justificaran su mutilación.
Oscar
Carrasquel. La Villa de San Luis, actualizado 2024